Hace una década que Phoebe Philo no concedía una entrevista. Las diseñadora que ha moldeado el vestir femenino en el siglo XXI y que arrastra a toda una legión de fans desde que dirigiera con maestría Céline (por aquel entonces con tilde) dijo en una ocasión que "el verdadero chic es no aparecer en Google". Por eso no es amiga de los reportajes, ni las redes sociales ni todo aquello que implique visibilidad. Una rareza en una industria que suele buscar el ruido mediático y que la consolida, precisamente, como una de las diseñadoras más influyentes: no le hacen falta artificios para serlo. Tildada como "la Chanel de su generación", Philo estuvo retirada de la moda tras dejar la dirección creativa de Céline y regresó, por fin, el pasado mes de octubre con su marca homónima. Ahora rompe su silencio con una entrevista concedida a The New York Times en la que habla, entre otras cosas, de los elevadísimos precios de las prendas y accesorios de su firma.
Los bolsos de Phoebe Philo rondan los 6.000 euros, las americanas cuestan 3.000 y los zapatos 700, el par más barato. Unos precios que han arqueado cejas, más aún teniendo en cuenta la restrictiva política de devoluciones. La diseñadora ha explicado que a medida que vaya lanzando nuevas colecciones –no distingue entre estaciones y divide sus creaciones en lo que llama 'edits'– el rango de precios será más amplio con algunas prendas de punto "relativamente" más asequibles. Sin embargo, Philo no pide disculpas por vender sus creaciones al precio que considera que merecen. "La idea es que las piezas duren bastante. Hay que hacerlas bien y eso tiene un precio", zanja.
Philo, que ha explicado que sus diseños son un reflejo de lo que ve a su alrededor, de la forma en la que visten las mujeres que la rodean y de la relación que ella misma establece con la ropa, está empeñada en ofrecer un guardarropa tan duradero como el suyo. "Sigo usando ropa que tengo desde hace 20 años. Uno de mis pantalones favoritos son unos de Chloé que diseñé. Estas prendas son importantes para mí. No quiero deshacerme de ellas", asegura en la entrevista. El poder de esas piezas recae, en su opinión, en el propio diseño, sin la necesidad de elevarlas a algo más que ropa con ese storytelling que hoy buscan la mayoría de las marcas. "No creo que sea necesario contar una gran cantidad de historias [...] Hasta cierto punto, o te gusta o no. Que alguien me cuente una historia no hará que me guste más. Es un abrigo. Son unos pantalones. Aprecio cierto nivel de franqueza".
Los diseños de Philo, que la han convertido en la diseñadora "de las mujeres que no quieren ser sexualizadas, pero no niegan su sexualidad", como la describe una de sus clientas en el texto firmado por Vanessa Friedman, están precisamente repletos de sinceridad. Lucidos por mujeres de todas las edades (la actriz Sandra Hüller, de 45 años, o la modelo española Laura Ponte, de 50, lucen en su página web sus diseños más recientes), se dirigen a mujeres que se visten para otras mujeres o, aún mejor, para sí mismas. Pionera del lujo silencioso antes de que esta etiqueta fuera tal, la creadora diseña dando más importancia a la funcionalidad que al ornamento y ha conseguido moldear la manera en la que viste y calza (no olvidemos que ella es la principal promotora del éxito de los zapatos feístas o ugly shoes) la mujer del siglo XXI. Suficientes éxitos como para permitirse el lujo de fijar los precios que considere y aparecer en Google, al menos por voluntad propia, solo lo justo y necesario.
