En los próximos meses Phoebe Philo presentará la esperadísima primera colección de su marca homónima cinco años después de abandonar Céline, la casa de moda parisina que transformó por completo convirtiéndola en una de las firmas más codiciadas. En esta media década han cambiado muchas cosas, tanto en el mundo en general como en el de la moda en particular. Y aunque Celine incluso ha perdido su acento, la pasión que despierta el Céline de Philo permanece inmutable.

    Cuando se marchó, los 'Philófilos' de todo el mundo prometieron lealtad a la 'old Céline' (antigua Céline), el apodo cariñoso con el que se conoce su década en la marca: algunos empezaron a seguir cuentas de fans creadas en Instagram y otros muchos no duraron en comprar todo aquello que pudieron firmado por Philo antes de que fuera demasiado tarde. Las ventas de la anterior etapa de Céline se dispararon en el mercado de la segunda mano y desde entonces no han dejado de crecer. Ha sido un fenómeno totalmente opuesto al ciclo de la moda: lo antiguo es más deseado que lo nuevo.

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    Stephane Cardinale - Corbis//Getty Images
    preview for Highlights from the autumn/winter 2023 shows

    ¿Por qué? Sin duda, por su capacidad de diseñar como solo lo puede hacer una mujer para otras mujeres. Crear piezas que han dado la misma importancia tanto a la funcionalidad como a la belleza y que han dejado a un lado la mirada masculina. "La moda era muy diferente antes de que ella empezara en Céline", dice Sabrina Marshall, cofundadora del sitio de reventa de artículos de lujo Re-See, en el que la Céline de antes figura entre las tres marcas más buscadas. "Cambió el panorama de la moda. Supo conciliar el sueño con la realidad de la mujer moderna. Pasará a la historia, igual que Yves Saint Laurent por iniciar el prêt-à-porter y liberar a la mujer".

    Erica Wright, fundadora de la aplicación Sourcewhere, está de acuerdo: "Las colecciones siempre han sido inspiradoras pero con un sentido práctico, sobre todo en una época en la que había menos marcas centradas en diseñar piezas que pudieran llevarse desde por la mañana de camino al colegio hasta las reuniones en el trabajo pasando por una cita para salir a cenar". En Sourcewhere, es la marca más solicitada por sus piezas de temporadas anteriores.

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    Stephane Cardinale - Corbis//Getty Images

    Entonces, ¿quiénes son las mujeres que alimentan el circuito de segunda mano? Como era de esperar, principalmente mujeres profesionales de entre 30 y 60 años. Una de ellas es Frédérique Gilain-Huneeus, directora jurídica de un fondo de cobertura con sede en Asia, que empezó a hacer su propia colección de 'Célines' en tiempo real y luego continuó gracias al mercado de reventa cuando Philo se fue en 2018. Aunque nunca las ha contado –"cuando amas, no cuentas, ¿verdad?"–, cree que posee alrededor de 300 piezas de la antigua Céline: "Quizás más de accesorios, bolsos y zapatos". Su compra más reciente ha sido un vestido azul marino de canalé con la espalda abierta de la colección otoño/invierno 2015.

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    Lo que es más interesante es el grupo de mujeres que no la compraron –o no pudieron hacerlo– la primera vez, como Yana McKillop, estilista y editora de moda. "Estaba comenzando mi carrera cuando Phoebe empezó en Céline y poseer algo de ella era un sueño inalcanzable en aquel momento", explica, "pero encarnaba una visión de la mujer que yo quería ser". Desde entonces, ha creado un importante archivo personal y, de vez en cuando, también busca y vende prendas antiguas de Céline a través de @yanasarchive.

    El hecho de que los diseños sigan resonando con la misma fuerza ahora que cuando acababan de salir de la pasarela es quizá la prueba definitiva de la capacidad que tiene la anterior etapa de Céline para resistir el paso del tiempo. Pero si el precio era prohibitivo cuando era nuevo, ahora lo es aún más. Esto es raro: pensamos en la reventa como una vía para conseguir cosas a un precio más asequible, pero según Marshall, la antigua Céline tiene el potencial de alcanzar los niveles de los bolsos Hermès en lo que se refiere a capacidad de inversión (los bolsos Hermès son famosos por ser uno de los pocos artículos de lujo del mercado que se revalorizan). Aparte de su estética atemporal, la calidad del Céline de Phoebe es tal que las piezas pueden tener una vida útil increíblemente larga, explica Marshall.

    En Sourcewhere, los artículos superan a menudo su precio de venta al público, con bolsos clásicos –como el Trapeze y el Cabas– y zapatillas deportivas liderando los precios más elevados. Pero son los artículos icónicos de las campañas y pasarelas los que superan sistemáticamente su precio inicial, como las botas Madame (primavera/verano 2018) y las gafas de sol Edge (que lució Daria Werbowy en la campaña SS13).

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    Antonio de Moraes Barros Filho//Getty Images

    En general, la prenda 'unicornio' más codiciada parece ser la camisa Foulard de la colección primavera/verano 2011, que Kanye West lució en el escenario de Coachella. A los buscadores les resulta difícil encontrarla y rara vez aparece en los sitios de reventa. Cuando se pone a la venta, el precio es muy elevado (se ha vendido en Grailed.com por más de 5.000 dólares) y se agota al instante. 'Gilain-Huneeus es la pieza que más lamenta no haber comprado la primera vez. "El precio de esta pieza en el mercado de segunda mano es desorbitado en mi opinión; sin embargo, tengo los pantalones a juego y estoy muy contenta con ellos". Con una cantidad finita de la antigua etapa de Céline en el mundo, el principio de la escasez rige la oferta.

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    Michel Dufour//Getty Images
    The Foulard shirt on the catwalk

    Martina Lohoff es una de esas buscadoras que se ha enfrentado al reto de encontrar la camisa Foulard. Lohoff, profesora de tecnología del diseño y economía en Dortmund, empezó a coleccionar Céline en 2013 y creó The Old Céline Archive en 2020 como plataforma para buscar y vender las piezas más raras a través de Instagram. Ahora tiene 30.000 seguidores dedicados a seguir sus descubrimientos y el año pasado unió fuerzas con Re-See para celebrar una venta exclusiva de 200 piezas de archivo durante la Semana de la Moda de París a la que los insiders "se peleaban por asistir", según Marshall. Su cometido más habitual es encontrar el vestido Anthropometrie de Yves Klein y otro con detalles de tela de araña en el sujetador, ambos de la primavera/verano de 2017, así como una manta de la última colección de Philo, creada en colaboración con el diseñador gráfico Peter Miles. Pero ni siquiera ella ha podido localizar una gargantilla con detalles de porcelana de la colección crucero 2016. Al menos, de momento: "Me dijeron que solo se mostró en el lookbook y que nunca llegó a las boutiques".

    Pero, ¿qué hay de la emoción, o la falta de ella, de comprar artículos tan preciados a través de una pantalla en lugar de en la tienda? "Como Céline nunca vendió de forma online cuando estaba Phoebe, siempre fue un poco un ritual sagrado ir a la tienda y ver y sentir las piezas en persona", dice Yana McKillop. "(Pero) yo diría que definitivamente hay más emoción cuando cazas esa pieza que has estado buscando durante años en algunos casos".

    Lo que está claro es que las mujeres que compran el Céline de antes lo hacen para ponérselo –desde prendas llamativas hasta prendas de punto clásicas para el día a día– y no simplemente para poseerlo. "No veo mi colección como algo que se pueda guardar en una caja fuerte; llevo todas mis piezas, todos los días; de alguna manera, forman parte de mí", dice Frédérique Gilain-Huneeus. Al fin y al cabo, fue la capacidad de uso real de la antigua Céline lo que caló tan hondo en las mujeres en un principio, y si nos atenemos a la tendencia del lujo silencioso, parece que las sensibilidades de diseño de Philo están volviendo a estar muy presentes, justo a tiempo para su gran regreso.

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    Victor Virgile//Getty Images
    Vía: Harper's BAZAAR UK