Olvida, desde ya, que el sur de Tenerife solamente ofrece fiesta y bares con letreros en inglés para acoger al turismo internacional más descarado. De todas las maravillas que nos brinda el viajar, la de derribar prejuicios es una de las que encontramos en este paradisíaco enclave de la isla canaria, donde, sí, efectivamente, existe esa parte ociosa que alarga sus jornadas hasta altas horas de la mañana, pero también está su cara B que comparte con su norte, esa cuya sorprendente atracción te invade tanto que llega a enamorar.

Hablamos de esa faceta arquitectónica peculiar que posee, de los pueblecitos que te vas encontrando donde apenas divisas habitantes y todo huele a aire puro, esos en los que los señores descansan tras hacer mojo en las sillas fuera de sus casas, observándonos pasar. Hablamos de sus poderosas olas del mar, del tono volcánico que se funde con el verde de sus cactus, del desparpajo tenerifeño de sus lugareños, del buen tiempo y, sí, de su gastronomía. Sucede en la Costa Areje, al suroeste de la isla, donde, más allá de emplazarse el Siam Park, el mejor parque acuático del mundo, según Trip Advisor (hasta nueve veces se alzó con este título), una galería de playas nos ofrece una panorámica de esas en las que querer quedarse horas.

La Caleta, lugar de calma y desconexión

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Frank Fleischmann//Getty Images

El pueblo de La Caleta, enclave marinero por excelencia, se ha convertido en uno de esos lugares que ya ha conquistado a muchos extranjeros para vivir. Poco tiene que ver con esos destinos de paso que tan solo buscan discotecas y ofertas de bares con 2x1 y cachimba, sino más bien, se trata de un remanso en el que se conjugan varios factores por los que ha alcanzado la fama. Por un lado, su paseo por la costa, pasando de playa en playa rocosa, nos lleva a querer caminar por él cada mañana con la puesta de sol, viendo cómo muchos valientes suben y bajan las escaleras y se dan un chapuzón temprano para comenzar el día con energía.

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Sonja Jordan//Getty Images


De la playa que lleva su mismo nombre, la de La Caleta, hasta la bella de La Enramada hay tan solo 12 minutos caminando. Algunos tramos son pegados a la costa, otros por una villa plena de casas blancas y de colores, con pequeños callejones y plantas decorando las terrazas, así como pinturas y graffitis que homenajean a su arraigada tradición marinera. Entre ellos vemos pinturas de señores sentados en la playa limpiando el pescado, y otras imágenes costumbristas con las que nos podríamos topar y confundir con una obra de arte.

Dónde dormir en el sur de Tenerife: La Caleta, un lugar de relax

Royal Hideaway Corales, un hotel para todo y para todos

tenerife sur ver dormir
Manolo Yllera

Precisamente, a pocos pasos de la Enramada, sobre la cala de El Cabezo, y con acceso directo a la playa por un caminito privado, se encuentra uno de los alojamientos que elevan la experiencia de viaje a esta parte de Tenerife. El Royal Hideaway Corales Resort, como todos los hoteles que llevan este prestigioso sello del grupo Barceló, es de esos en los que, perfectamente, te puedes quedar en su interior y no salir a nada si así lo deseas. Y, aunque la costa Areje merece la pena recorrerla, alojarse en el Royal Hideaway Corales Resort es el broche final (o inicial, según quieras verlo) que necesitas para llevarte un magnífico recuerdo del viaje.

Basta con saber que cuenta con dos edificios perfectamente diferenciados, separados por una pasarela, que han sido pensadas para satisfacer a cualquier tipología de huésped. Llama la atención observarlo de lejos, pues cada piso que lo forma se encuentra más alejado de la costa, creando así la silueta propia del que sería un barco de crucero.

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Cortesía de Manolo Yllera

A un lado de la pasarela se encuentra el Royal Hideaway Corales Beach, un only adults de 121 junior suites de lujo con terraza y zona de estar (de las cuales 21 disponen de bañera de hidromasaje exterior) que se impone como la opción más ideal para parejas, grupos de amigos, o, por qué no, viajeros solitarios. Por otro, el Royal Hideaway Corales Suites es el place to be de las familias, un punto de encuentro de 114 villas de hasta tres dormitorios en el que los niños pueden conocerse y jugar juntos en la piscina mientras tú tomas el sol tranquilamente. Ambas zonas cuentan con referencias a los corales marinos, piscinas, y han nacido bajo el sello arquitectónico de Leonardo Omar, pero, duermas en la que duermas, más que obligatorio es que te pasees por esta última, es un espectáculo. Su recepción te lo cuenta todo: roca natural de la isla, techos altos y espacios por los que corre el agua te llevan a sentirte como si estuvieras todo el rato explorando los lugares más incógnitos de Tenerife.

Si esta totalidad de habitaciones no pareciera suficiente, el Royal Hideaway Corales ha anunciado que en otoño de 2024 abrirá Corales Villas, que como su nombre indica se trata de villas y apartamentos de lujo con salones, dormitorios y cocina, completamente amueblados y con piscina privada. Vamos, lo único que algún potencial huésped podría echar de menos antes de saberlo. Porque, por el resto, cumple con todo. De hecho si algo destaca también de este alojamiento de Barceló esto es su gastronomía. Decir que es un paraíso foodie y un oasis de placer para los paladares más exigentes es quedarse corto. Muchos son los que acuden por sus instalaciones, otros los que encuentran en sus restaurantes la excusa perfecta para una escapada a Tenerife.

Restaurantes de altura en Tenerife

Un hotel donde la gastronomía también es el viaje

Empezar diciendo que cuenta con dos restaurantes Estrella Michelin es una buena carta de presentación que promete continuar sumando hitos, tanto de esos establecimientos, como de los otros que se emplazan en su interior. El Rincón de Juan Carlos es más que conocido. Con, nada menos, que Dos Estrellas Michelin y Tres Soles Repsol, los hermanos Padrón despliegan un recorrido de dos estaciones y postres que, como ellos mismos definen, "es una cocina lógica, fundamentada y coherente en la que el comensal puede apreciar claramente los sabores; sin disfraz ni técnicas o presentaciones que sacrifiquen la esencia del plato". Carabinero, raviolis de parmesano, pichón... sabores de siempre preparados por manos expertas.

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San-Hô, en cambio, se estrenó el año pasado con este galardón y la experiencia culinaria que se vive en sus mesas lo testifica. El viaje culinario va de la mano de Adrián Bosch, que en su cocina crean un universo de sabores donde, con el archipiélago canario como base, convergen sabores japoneses y peruanos en dos menús degustación diferentes. Cada propuesta allí es más sorprendente: usuzukuri de todo, plantas olvidadas de Canarias, solomillo al Jasper con setas salteadas u ostras francesas con gelatina de ponzy y caviar, son tan solo algunos de los platos que se degustan en la mesa.

Por el camino a continuar dotando de galardones gastronómicos al hotel se encuentra Il Bocconcino. De momento, además de estar recomendado por la Guía Michelin, acaba de estrenar Un Sol Repsol, y todo parece indicar que seguirá creciendo en fama, pues en este espacio el boloñés Niki Pavanelli, chef que, tras pasar por algunas de las cocinas de mayor prestigio, cuenta ahora con dos en este privilegiado enclave.

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Cortesía de Manolo Yllera

En su propuesta, Il Bocconcino, tiende puentes gastronómicos entre Tenerife y su país de origen, ofreciéndonos delicias como gambas rojas de Mazara del Vallo y manga ecológica, lingote de cordero en jugo de sus huesos al saba, con su chuletilla y cremoso de patata antigua, ensalada siciliana, o salmonete a la brasa con piel crujiente sobre fondo de caciucco y cavolo nero. Si la boca se te hace agua nada más leerlo, espera a probarlo. Pero es que aún hay más, pues el cocinero también presenta en este hotel la trattoria Il Bocconcino, espacio un poco más informal desde la que él y su equipo crean pizzas y recetas típicas italianas amasando tres tipos de harina diferente del Molino Denti: harina prima macina (primera molienda), harina crokkia (especial con masa madre deshidratada y germen de grano) y harina anima verace (harina de fuerza).

Para pescado y marisco con sabor canario clásico, está Starfish. En este espacio el producto de proximidad, el ingrediente local y la sostenibilidad se dan la mano proponiéndonos exquisitos sabores de mar, pero también arroces y carnes de increíble calidad. Y, la experiencia todavía más allá. El desayuno del Nao, catalogado como el segundo Mejor desayuno de hotel en Madrid Fusión 2024, es como para quedarse allí leyendo el periódico, entre cactus y con vistas al mar, al menos una hora. Hay surtidos de panadería y bollería exclusiva recién horneada, productos de La Calabacera, una finca que cuenta con el sello Europeo de Producción Ecológica desde 2006, especializada en frutas, vinos, verduras y huevos (amarás sus benedictinos) y hasta un Royal Breakfast que nos acerca sabores de todo el mundo, como los tacos mexicanos.

El broche final al día se pone en su espacio wellness del spa (con baño turco, piscina y sauna), solicitando algún tratamiento... y con un cóctel de la coctelería de territorio Maresia en la azotea, batucada por Yoni Mesa, campeón de España en la categoría de Long Drinks.

Una visita a la bodega Altos de Trevejo

Vino con historia

Más allá de pasear por La Caleta y de vivir toda esta magnifica experiencia sensorial que nos ofrece el Royal Hideaway Corales, hay muchas otras actividades que se pueden llevar a cabo en los alrededores de esta zona. Visitar a Antonio García y pedirle probar su mojo madurado con los vinos de la bodega en la que trabaja desde hace más de medio siglo, la de Altos de Trevejo, es una actividad fantástica para ver el interior de la isla y saborearla. Todavía allí reposan barricas de roble y botellas antiguas.

Desde allí, nada mejor que coger el coche hasta el parque Nacional del Teide, parada imprescindible de cualquiera que visite la isla, y, ahora sí, tachado esto, disfrutar de todos el ocio nocturno que también vive Tenerife.