Cuando llegas a Terceira surge una sensación un tanto extraña. Por un lado, si has nacido en un lugar verde con costa todo podría parecerte familiar. Por otro, si has estado en Canarias, el terreno volcánico y sus piscinas naturales también te harán sentirte como en esas otras islas, pero las diferencias son inmensas: tiene mucho más viento, se encuentra rodeada del Atlántico, hay dos horas menos de diferencia con la Península y, a fin de cuentas, se encuentra en un terreno que no pertenece a España, sino a Portugal.

Puede que conozcas la isla de San Miguel o te suene su nombre, pero Terceira es otra de las nueve que forman el archipiélago de Azores que merece la pena visitar. Al no ser tan turística, los precios son más baratos y cuenta con un amplio abanico de atractivos que cautivarán, no solo a los amantes de fauna y flora, sino también a los más aventureros. Porque Terceira es precisamente eso: un lugar en el que crear aventuras para recordar toda la vida.

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Es aconsejable que si la visitas alquiles un coche, ya que, aunque caminando las distancias son largas, el trayecto por carretera -vayas a donde vayas de la isla- no te llevará más de 3o minutos conduciendo. Otro dato: si llueve (porque, al contrario de lo que pudiera parecer, llueve con frecuencia) tan solo vuelve a subirte en el coche y aparca en otro lugar de la isla. Puede que allí ya haya salido el sol. Y, de hecho, si quieres aprovechar ese sol hay tres paradas muy diferentes que puedes hacer. Una para cada gusto: praia da Vitoria, Angra de Heroísmo o praia dos Biscoitos.

La primera se encuentra situada en la ciudad que le da nombre, un pintoresco paraje en el que encontrarás parte de la vida de la isla. Bares, restaurantes, negocios locales, salones de chá y una playa con un puerto deportivo renovado y arte local que le rodea en la que dejarse llevar por la esencia de Terceira.

Angra de Heroísmo, la capital comercial de Terceira

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La segunda playa que recomendamos es más pequeña y se encuentra en Angra do Heroísmo, donde se concentra la mayoría de la población de la isla. Para hablar de esta localidad hace falta recordar que se trata de la capital de Terceira y que, en el pasado, actuó como punto fundamental de comercio con Brasil. Tras haber sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1983, se ha convertido en el principal reclamo hotelero. Y es que allí está (casi) todo: es una ciudad que rodea al mar, con calles empedradas, iglesias y templos gastronómicos donde saborear una buena alcatra (apunta este nombre: Tasca das tias). Si eres más de comida de mar, entonces vete a Beiramar y prueba las lapas.

En Angra do Heroísmo puedes visitar su plaza Velha y su principal arteria, donde se concentra casi todo, la rúa da Sé. Desde ahí es obligatorio ir al Monte do Brasil y hacer varias paradas en las que disfrutar de la mixología de verdes de sus montañas y el azul del océano como telón de fondo. Toma nota: miradouro do Pico do Facho, miradouro do Pico Zimbreiro, miradouro do Pico da Quebrada y el faro da Ponta do Monte Brasil. Ve con cuidado y observa, puede que te encuentres algún ciervo por la carretera.

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Quien vaya a Terceira y no visite el Algar do Carvao no podrá presumir de haber ido a Terceira. Es así. Porque uno de los mayores encantos de esta isla es la posibilidad que ofrece de entrar en este volcán, clasificado como Monumento Natural gracias a su riqueza patrimonial y, todo sea dicho, rareza.

Visitar el interior de un volcán

La entrada requiere una compra de ticket y, al menos, media hora de visita, pero aseguramos que merece la pena. Se trata de una chimenea volcánica revestida internamente por estalactitas, lavas negras esmaltadas que revisten sus paredes y escorrentías de lava pastosa o refundida solidificada. El Algar do Carvao es una visita muy especial. Cuenta con una laguna que se alimenta por la lluvia que entra por el cráter, por las gotas que caen del techo y por pequeños nacientes de la misma laguna. Según la época en la que lo visites, además, la profundidad varía mucho: puede estar completamente seca en verano si no llueve o, en cambio, medir una decena de metros.

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Bajando las escaleras que te llevan a su interior podrás toparte con murciélagos, diferentes arañas, ciempiés o el escarabajo endémico de la isla. Sin duda, una visita auténtica y única.

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Entre otras de las paradas importantes de Terceira se encuentra Queijo Vaquinha, la fábrica artesanal del queso más antiguo de la isla. Situado en un lugar privilegiado y, muy cerca de otros miradores, allí podrás hacer un descanso y beberte un buen vino que acompañe a cualquiera de sus variedades de queso: el de la familia Vaquinha, el picante, el de la isla, el tradicional, el tipo isla o el fresco. Todos son deliciosos.

Biscoitos: una playa volcánica de piscinas naturales

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Después o, sino, antes de probar esta delicia, puedes visitar también la Reserva Florestal Parcial da Serra de Santa Bárbara y dos Misterios Negros (con un stop en el ventoso miradouro da Serra de Santa Bárbara) o, también, su hermana, la Reserva Florestal Natural Parcial do Biscoito, preciosa para recorrerla a pie en una ruta de senderismo. Y allí, muy cerca, se encuentra se encuentra otra de las maravillas que más nos gustan de Terceira y que más impactan por su belleza. Hablamos de la playa de piscinas naturales do Biscoitos, formadas por rocas volcánicas.

El oleaje es espectacular y el espacio, sin duda, digno de admirar. Además, si lo visitas en verano (ya hay vuelos directos desde Lisboa o Madrid) podrás darte un chapuzón y tomar el sol sin peligro pues, aunque pueda parecer temeroso, en esta época del año cuenta con un equipo de socorristas que vigilan la zona.