Ya se sabe. Ni política ni sexo ni religión. Siempre que la moda hace alusión a un dogma, el que sea, reina el caos. La noticia del lanzamiento de 'Abaya', la primera colección para mujeres musulmanas de Dolce & Gabbana, generó opiniones tan rotundas como dispares. Más de uno tachó la iniciativa del dúo italiano de “extrema”: ¿apoyan Domenico y Stefano la discriminación que vive la mujer islamita? La misma cuestión se planteó el gentío al anunciar Mark & Spencer que lanzaría una línea de burkinis. De “vejatoria” se calificó la idea.

Pierre Bergé, el cofundador de la marca Yves Saint Laurent venido a mecenas, editor y activista, critica dichos (y otros) sucedidos. Bergé opina que tales iniciaciones “toman parte en la esclavización de las mujeres”.

Ayer, en la emisora de radio Europa 1 el francés dijo lo siguiente: “Estoy escandalizado. Después de haber trabajado con Yves Saint Laurent cerca de 40 años empecé a creer que los diseñadores de moda están ahí para hacer que las mujeres se vean hermosas y libres, y no para defender esta dictadura, esta manera abominable de ocultar a la mujer”.

Ante lo polémico de las declaraciones, el locutor preguntó a Bergé si quizá sus palabras tenían algo de islamofóbicas. “Vivo en Marruecos la mayor parte del tiempo por lo que no, no soy islamófobo”, contestó.