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Cristóbal Balenciaga fue considerado un maestro en vida (Coco Chanel decía que él era un couturier y los demás simples diseñadores de moda), un hombre capaz de trascender que era admirado por sus coetáneos y cuyo legado sigue siendo un referente para todos los diseñadores que han venido detrás. A diferencia de otros creadores, su carácter reservado y su poco gusto por la fama (solo concedió dos entrevistas en toda su carrera) ha hecho de él un nombre que sigue envuelto en un halo de misterio y que la periodista y escritora María Fernández-Miranda se ha propuesto desentrañar.

Ella firma El enigma Balenciaga (Plaza & Janés), una obra que recrea parte de su vida y su geografía sentimental de la mano de quienes mejor le conocieron. Cinco décadas después de su muerte, el diseñador de Guetaria sigue despertando interés, y buena prueba de ello es que el libro, recién publicado, se ha colocado en el número 1 de los libros más regalados de Moda de Amazon. Hablamos con María Fernández-Miranda, encargada de hacernos viajar en el tiempo hasta la niñez de Balenciaga, recorrer con él el París que le vio triunfar y conocer de cerca cómo fue su adiós de la alta costura.

¿Por qué decidió bucear en la figura de Balenciaga?

Es una figura que siempre me ha generado mucha curiosidad, porque creo que como dice el título del libro, El enigma Balenciaga, es una figura totalmente envuelta en misterio. Sabemos mucho de otros diseñadores, pero de Cristóbal Balenciaga, de su parte más humana, no solo de su obra, creo que todavía hay mucha sombra.

El libro tiene una estructura bastante original. ¿Por qué eligió esa manera de desentrañar la figura de Balenciaga?

No quería hacer una biografía al uso, porque ya existen biografías, tampoco quería hacer un ensayo especializado en moda, porque también existen. No quería novelar toda su trayectoria, y al final opté por una fórmula mixta. Es un libro que tiene una parte de ficción, o sea que hay espacio para la imaginación y para novelar, pero que al mismo tiempo hay una parte de análisis periodístico, y lo que se consigue con este híbrido es construir un libro que está indicado para las personas que no saben mucho sobre Cristóbal Balenciaga y que quieren tener una primera aproximación a él, sin que sea una cosa muy sesuda ni muy densa.

¿Qué es lo que más ha disfrutado a la hora de escribir este libro?

Me ha gustado muchísimo todo lo que he descubierto sobre él a nivel personal. Sabía que era un genio desde el punto de vista profesional, pero creo que tenía una personalidad muy interesante. Era muy perfeccionista, y al mismo tiempo era muy generoso, religioso, fiel a sus principios y también a sus orígenes, con una curiosidad muy grande y una capacidad de superarse a sí mismo increíble. Me ha encantado ponerme en la piel de ese niño que con solo 11 años le dice a la marquesa de Casa Torres que quiere copiarle su vestido. Ahí ves algo que no es frecuente. Me ha encantado convivir con una persona tan especial como Cristóbal Balenciaga, porque cuando escribes, ya sea sobre un personaje ficticio o sobre un personaje real, pasas gran parte de tu tiempo conviviendo con él.

¿Cree que precisamente la vocación es uno de los rasgos que definen a la figura de Cristóbal Balenciaga y todo lo que llegó a conseguir en su momento?

Sí, la vocación entendida como ser consciente de que tienes un talento y de que estás dispuesto a todo por cultivar ese talento. Creo que él es el ejemplo de la persona que no tira la toalla.

El enigma Balenciaga

El enigma Balenciaga
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Crédito: D.R.

¿Qué es lo que más le ha sorprendido de su figura?

Esa capacidad de no conformarse, que yo creo que hoy en día se ha perdido. Todos nos hemos vuelto un poco mediocres porque vivimos una vida profesional en la que todo va muy rápido, y muchas veces las cosas las hacemos un poco a medias, no vamos al límite de nuestra capacidad porque parece que no importa, que nadie se va a fijar en el mínimo detalle. Él era, por ejemplo, una persona capaz de arrancar las mangas de un vestido que estaba perfectamente terminado porque apreciaba el más mínimo defecto, deshacía una prenda y la volvía a hacer de nuevo. Y esa capacidad de no conformarse es lo que más me ha sorprendido.

Ha llevado a cabo un exhaustivo trabajo de documentación. ¿Cuál considera que fue la mayor innovación de Balenciaga?

De su obra me gusta mucho que respetaba el cuerpo de la mujer. Él dejaba espacio entre la prenda y el cuerpo para no constreñir el cuerpo. También que sus prendas son obras de arte, que están influenciadas por Goya, por El Greco, por Velázquez. Su mayor innovación es el dominio de la técnica y esa capacidad que tenía para hacer algo que parecía muy sencillo pero que en realidad era muy complejo, y eso me parece muy bonito. Todos los diseñadores a los que he consultado para mi libro, de Lorenzo Caprile a Rosa Clará o Stéphane Rolland, me dicen que hoy en día siguen utilizando su técnica.

El libro recoge ocho momentos clave de la vida de Balenciaga. ¿Cuál elegiría como el más importante para que se convirtiera en la figura más admirada de su tiempo o ese momento que de alguna manera definió su trayectoria?

He elegido esos ocho capítulos porque todos me parecen muy relevantes. Es muy relevante ese momento de infancia en Guetaria, cuando se lanza a hacer su primer diseño. Luego en 1917 en San Sebastián, cuando abre su primera tienda. Pero quizás me quedaría con el año 1937, cuando está huyendo de la Guerra Civil española y se establece en París. Está claro que él será un genio, ya había triunfado en España, pero si nunca se hubiese ido a París probablemente no habría tenido la trascendencia que tuvo.

Una de las cosas que llama la atención de su figura es la admiración que despertaba tanto en la prensa (a la que incluso llegó a prohibir su entrada a los desfiles) como en sus compañeros. ¿Cree que hay alguna figura parecida hoy en día, cuyo talento despierte tanta unanimidad?

Creo que esto no ocurre hoy en día. Si preguntas a un diseñador quién ha sido el más grande, todos te mencionan a Cristóbal Balenciaga. Esto lo opinan sus coetáneos, pero también lo siguen opinando los diseñadores de hoy en día. Creo que no ha vuelto a ocurrir que una figura de la moda concitara tanto acuerdo como ocurrió con Cristóbal Balenciaga. No se le puede comparar a ninguno de los actuales, él es superior a todos.

Aunque fue un hombre hermético, en el libro recoge una selección de las pocas declaraciones que nos han llegado de él, como “Lo importante no es el éxito, sino el prestigio”. ¿Cree que es el leit motiv que mejor define su trayectoria?

Sí, absolutamente. Me parece también una lección que deberíamos aplicarnos hoy en día. Al final, él pensaba a largo plazo. Conseguir el éxito no es tan difícil, es tener un golpe de suerte o a veces también hacer algo muy polémico, pero eso al final no es sostenible en el tiempo. Y él pensaba a largo plazo, él de hecho decía, no quiero que se hable de mí, sino de mi moda, y quería que su nombre muriera con él, lo que quería era hacer las cosas bien. Y esa frase me parece muy significativa.

¿Qué cree que pensaría Balenciaga al ver cómo ha evolucionado la marca que él creó?

Es muy atrevido responder esto, no me puedo nombrar portavoz de Balenciaga y meterme en su mente y decir lo que él pensaría. Sí le he analizado y él defendía mucho la discreción, por ejemplo, y creo que hoy en día la marca Balenciaga está muy rodeada de escándalo. Creo que eso no le gustaría. Tampoco le gustaría y esto sí lo sé, porque él lo dijo, que no quería que se diseñara en su nombre. Cuando murió Dior e Yves Saint Laurent se puso a diseñar en su nombre, a él le pareció horrible. No le gustaría que hoy en día hubiera un desfile con su nombre cuando él no ha tenido nada que ver. Pero también debo decir a favor de Demna que ha conseguido ser un pionero a su manera, conectar con las nuevas generaciones, y eso no es tan fácil de conseguir.

Para una amante de la moda como usted, si pudiera tener un Balenciaga de la época del diseñador en su armario, ¿qué diseño elegiría?

Tiene cosas maravillosas, como el babydoll, o el traje de novia de Sonsoles Díez de Rivera con la silueta de pavo real me parece maravilloso. Todos hemos visto que tiene diseños espectaculares, pero si pudiera elegir, creo que elegiría un abrigo. Uno de sus trabajos quizá más sencillos, para poder ponérmelo todos los días. Cuando vas al museo de Guetaria y ves los abrigos que hacía, te apetece ponerte uno y salir a la calle con él, y no desentonarías para nada.

Ha escrito un libro de carácter más periodístico como No Madres, una novela como El verano que volvimos a Alegranza y ahora llega este libro sobre Balenciaga. ¿Le apetece escribir un nuevo libro que tenga que ver con el mundo de la moda?

Mis tres libros, en realidad, están salpicados de moda y de belleza porque en No madres, por ejemplo, hablo de Frida Kahlo, que era un icono de moda. En El verano que volvimos a Alegranza la protagonista se enfrenta a la tarea de crear su propio perfume y sabemos que la perfumería también es moda. Y ahora sí, El enigma Balenciaga es un libro completamente vinculado a la moda. Por mi trayectoria profesional, todo lo que escribo está salpicado de moda. Soy una gran defensora de las cosas bonitas y el culto a la belleza no es tan frívolo como nos quieren hacer creer, es algo que nos hace sentirnos mejor.