Si buscan a Juana Martín (Córdoba, 1974) la encontrarán en su taller. Criada entre las máquinas de coser que confeccionaban la ropa que después su padre vendía en un puesto del mercadillo —"el mejor", puntualiza— de su ciudad natal, fue precisamente allí, envuelta entre retales, donde descubrió una temprana pero irrefrenable vocación por el diseño de moda. Ahora, al frente del suyo, "una casa en la que el problema de una modista es el de todas y donde se mezclan las risas, el estrés y algún enfado con muchas ganas de trabajar", orquesta las creaciones que después dejarán boquiabierto a medio mundo. "Normalmente me siento aquí y utilizo la máquina que era de Antonia", cuenta señalando el puesto que solía ocupar una de sus costureras, ya jubilada. Porque ella no es una diseñadora de lápiz y papel. "Para mí, Juana Martín sigue siendo una chica que está empezando y tiene que dar lo mejor de sí misma cada día". Por eso espera ansiosa la llegada de cada nuevo lunes. "Y a veces me escapo aquí sábados y domingos", admite con una humildad que destilan todas sus respuestas y que resulta inusitada en alguien que ha hecho historia. Juana es la primera diseñadora española mujer "y gitana", como le gusta apostillar, en desfilar en el exclusivo calendario oficial de la Alta Costura de París.

a person posing in a dress
Leticia Díaz de la Morena
La modelo lleva bodi de jacquard con bordados de cristales de la colección de Alta Costura de JUANA MARTÍN y zapatos de piel de MANOLO BLAHNIK.
a person in a black coat
Leticia Díaz de la Morena
La diseñadora andaluza posa con su propia ropa en su taller de Córdoba.

En una atmósfera impregnada de azahar, incienso o anís según la época del año, este "laboratorio de ideas y de constante experimentación" respira y siente las raíces que dan forma a la marca Juana Martín: cultura, tradición, flamenco, Andalucía. En él, lo mismo se confecciona una chaqueta de grandilocuentes proporciones e inspiración cubista (leitmotiv de la colección para este otoño/invierno que presentó en la capital francesa el pasado julio) que se concibe y remata el vestido de una madrina. "Hacer Alta Costura supone una entrega máxima, pero también lo es vestir a una clienta anónima que quiere ser la más divina de su fiesta. Al final yo vivo de mi clienta, ella me alimenta para que yo pueda hacer esos desfiles. Una cosa es tan importante como la otra", defiende la diseñadora enseñando su muñeca. "Mira, aún tengo un eccema que me salió la primera vez que presenté en París, pero me pongo igual de nerviosa cuando entrego un vestido a una novia y quiero que quede perfecto".

a woman sitting in a chair
Leticia Díaz de la Morena
Top de lana y falda de seda, ambos con cristales bordados, y zapatos de piel forrados con algodón, todo de la colección de Alta Costura de JUANA MARTÍN.
a person in a hat in a clothing store
Leticia Díaz de la Morena
La diseñadora en su taller.

Esa búsqueda de la excelencia es la que llamó la atención de la hermética Federación Francesa de la Alta Costura, el organismo que regula quién puede y quién no desfilar dentro de su exclusiva semana de la moda, y que centró la mirada en su trabajo en 2018, fecha en la que empezó a presentar sus colecciones en París. "Cuando me preguntan por qué me han elegido a mí, yo digo: ¿y por qué no? Quizá tengo mucha verdad en lo que hago y han sabido ver en mí algo que faltaba en la Haute Couture", se moja. Quizá eso que escaseaba en un calendario copado por grandes firmas como Chanel, Dior o Fendi, maison a la que precedió su desfile en la última edición, fuera el carácter de una diseñadora que no le teme a tomar como referencia aquello que ha mamado. Sin ambages ni recelos. "En España tenemos el complejo de no querer inspirarnos en lo nuestro. El flamenco y la tradición son una parte importantísima del ADN de mi marca, pero aparte de eso, soy superinquieta y tengo otros suministros como pueden ser el arte contemporáneo, la arquitectura o la historia".

a person in a leather jacket
Leticia Díaz de la Morena
Vestido de gasa con bordados y mangas avolantadas de la Alta Costura de Juana Martín.
a person in a suit
Leticia Díaz de la Morena
Juana en el taller junto a su equipo de costureras.

Por eso Juana no se imagina, al menos a corto plazo, lejos de su tierra o trabajando en otro taller que el que forja a diario a golpe de creatividad y exigencia. "Aquí tengo una calidad de vida muy buena. Vivo y trabajo en la misma calle que mi madre y el colegio de mi hijo también está al lado. Me han ofrecido irme fuera pero, por el momento, sólo aceptaría si pudiera hacerlo a distancia. Valoro más comerme un huevo frito en casa de mi madre que ir a un estrella Michelin", contesta al ser preguntada acerca de si estaría dispuesta a exportar el necesario talento femenino al frente de una firma internacional. "Es verdad que, como mujer, al diseñar, pensamos en prendas que otras mujeres también se pondrían y eso se percibe. Por desgracia, en 2023 todavía estamos rezagadas", apuntala.

a person standing in a room with tables and chairs
Leticia Díaz de la Morena
La diseñadora rodeada por sus costureras en su taller de Córdoba.

Haciendo un parón para solventar las dudas de su equipo —"no, ese vestido no va forrado, tiene que tener mucha caída", resuelve al instante—, la cordobesa reflexiona sobre el galardón a la diseñadora del año en los premios Harper’s Bazaar Women of the Year 2023. A pesar de haber diseñado el vestuario de espectáculos y ballets como Oco The Show, de contar a Sharon Stone en la lista de celebrities que ha vestido o de haber hecho historia siendo la tercera española en desfilar en la Alta Costura por detrás de Balenciaga y Paco Rabanne, su sensación es que aún le queda todo por hacer. "Creo que todavía no he podido dar realmente lo que soy. Por eso estoy constantemente inventando y estudiando". Sin perder de vista, por supuesto, el objetivo de cualquier firma de moda: vender. "Por muy bueno que seas, si la marca no se traduce en ceros, muere. Puedo morir de éxito desfilando, pero sería triste y aburrido. Yo no quiero morir en la Alta Costura. Quiero morir trabajando". Larga vida pues.

Peluquería y maquillaje: Rafael Maqueda. Producción: Beatriz Martínez Velasco. Asistente de fotografía: Jess Rodríguez. Modelo: Caila León (Uno Models).