No hay un nombre más español que Carmen. Suena rotundo, y habla sin necesidad de palabras. Quizá por eso, cuando Antonio Banderas y Melanie Griffith tuvieron a su primera (y única) hija en común, no dudaron en poner en su pasaporte el sello más representativo de sus raíces ibéricas. "Me encanta llamarme así. Cuando pienso en Carmen, pienso en resiliencia, fuerza y empatía. Me evoca imágenes de un espíritu apasionado y una esencia poderosa que me encantaría personificar", dice segura Stella del Carmen, Stella Banderas en su nombre artístico, al terminar esta sesión de fotos. Va vestida de Dior de pies a cabeza, marca de la que es amiga desde hace algunas temporadas, y a cuyo desfile de otoño/invierno 2024 acudirá en unas horas. "Dior es especial —sentencia—. Creo que mi primer recuerdo de la maison es cotilleando los armarios de mi madre y de mi abuela [Tippi Hedren]. Ella, mi 'MorMor', guarda en su casa toda su ropa y disfraces en lo que podríamos considerar un pequeño museo. Como su nieta, poder ver todo lo que atesora es muy especial".
Fruto de una de las relaciones más pasionales de Hollywood, nació en la costa malagueña, en Marbella, en 1996. Creció y estudió en Los Ángeles, con algún que otro salto de charco al año para ver a su familia española, y eso inevitablemente hizo que sus arraigo americano fuera más notable. "Ojalá hubiera podido ir también al colegio en España y pasar más tiempo allí de niña. Pero el hecho de que no hable castellano perfecto o que sólo pueda ir unas veces al año no me hace menos española ni me hace sentir menos conectada a mi país. Tengo mucha suerte de pertenecer a ambos lugares. Eso me enseñó a adaptarme y un profundo aprecio por la diversidad", explica. Es la niña de los ojos de su padre, y tiene una conexión muy especial con su madre. Su divorcio cuando ella tenía 17 años fue duro porque algo así nunca es fácil, menos aún a esa edad, pero admite que el vínculo que tienen los tres ha sido más fuerte que todo eso. "Se quieren mucho, y nunca han querido que su relación nos afectara de forma negativa. Me siento muy orgullosa de tener una familia tan unida en la que todos nos queremos y nos respetamos", concede.
Su infancia fue la de una niña normal. O al menos así lo quisieron sus padres, alejándola de los focos en la medida de lo posible, algo que, dice, agradece. "Nunca me ha interesado la parte más brillante de la industria, los eventos, los elogios o la fama que, para mí, en realidad, es precisamente la parte más oscura. Aunque admito que haber tenido la suerte de crecer rodeada de gente creativa e interesante tuvo un gran impacto en mí", comparte. Pero no es habitual que tu abuela sea la protagonista de Marnie, la ladrona y las 'batallitas' que te cuente antes de dormir sean las de sus rodajes con Hitchcock. "¡Imagínate! Me costaría elegir sólo una de sus historias. Ella trabajó en una época y en una industria tan diferentes a hoy, que la mayoría de sus experiencias me parecen únicas. Recuerdo cómo me hablaba del rodaje de Los pájaros, donde el empleo de animales reales en el set y la forma en la que lo hacían me impactó muchísimo".
De sus padres ha heredado mucho. De Antonio, "mi sentido creativo y el entusiasmo por la vida", como buenos malagueños; de Melanie, "a interactuar con los demás desde el amor y la sensibilidad. Tiene un corazón enorme". Pero sobre todo, de ambos, el gusto por lo audiovisual, aunque ella ha preferido decantarse por el otro lado de la cámara, como directora. Ante el objetivo es tímida y comedida, por suerte se enfrenta a ello en ocasiones puntuales; pero detrás ha encontrado su gran pasión. "He probado muchas cosas diferentes en distintos campos, pero lo único a lo que he vuelto siempre es a dirigir. Desde niña hacía películas caseras con amigos y me pasaba el tiempo probando cámaras y editando pequeños clips", dice. Admira a cineastas como Sofia Coppola, Hayao Miyazaki, Jane Campion, Charlotte Wells o Ruben Östlund, y disfruta mucho de contar historias a través del formato analógico. Anda inmersa en piezas audiovisuales para distintas marcas y —"con suerte", dice— empezará a rodar un corto próximamente. A sus padres, por supuesto, ya les ha pedido consejo: "Me dicen que saber decir que 'no' es parte de este trabajo, y también insisten mucho en la importancia de aprender los entresijos de otros departamentos que forman parte de este oficio".
Ha quedado a comer con su hermana Grace (hija de Don Johnson, exmarido de su madre, con la que comparte a Dakota Johnson como hermana). Y el desfile de Dior lo espera con grandes expectativas pues, dice, siempre consigue sorprenderla. "Me fascina la capacidad de Maria Grazia Chiuri para rendir homenaje al trabajo de otras mujeres, resaltando la colaboración con artesanas y creadoras. Es un maravilloso recordatorio de que, a pesar de que dos personas vengan de lugares distintos, con distinta educación, el arte puede ser una herramienta para conectar y colaborar", explica. Después volverá a California, y en unas semanas saltará de nuevo a Europa, a España, a Málaga, para para pasar unos días con su padre. "Málaga es fascinante. Me encanta visitar a mi familia y lanzarnos a las calles, a que me enseñen sitios nuevos. Me apasiona descubrir los secretos de una ciudad tan especial y mágica como esta".
Peluquería: John Nollet para Maison De Beauté Carita. Maquillaje: Dariia Day (Calliste). Producción: Beatriz Martínez Velasco. Asistente de fotografía: Alessandro Ferraioli.
