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Cruz Sánchez de Lara se labró una importante carrera como abogada en temas relacionados con los derechos humanos, pero su pasión por la escritura ha ido ganando terreno en su vida y la ha llevado a escribir dos libros que se han colocado entre los favoritos de los lectores en 2022 y 2023: Cazar leones en Escocia y Maldito Hamor. Ambos títulos dan cuenta de la especial sensibilidad de Cruz a la hora de abordar historias de mujeres.

Su voz suena al otro lado del teléfono tan cálida como siempre, desnuda de artificios y siempre dispuesta a interesarse por los demás, a ir un paso más allá de esa mirada superficial que muchas veces se apodera de la realidad y evita que nos adentremos a fondo en las historias. Las suyas enganchan y consigue que sus personajes transmitan el más amplio abanico de emociones.

Su último título, Maldito Hamor, una lectura imprescindible para estas vacaciones de verano, explora la violencia psicológica y el maltrato, y transita una relación tóxica que invita a la reflexión.

Casi un año después de su debut literario, llega un trabajo en el que el amor y las mujeres vuelven a ser protagonistas. ¿Cómo surgió la idea de Maldito Hamor?

Tenía una primera frase, que era 'el día que te maté fue el comienzo de muchas cosas', sobre cómo a veces las situaciones límite te llevan a no saber cómo resolverlas y a pensar que solo se pueden terminar con tu propia muerte o la de otra persona. Y esa situación a la que llegamos sin saber cómo me parecía que daba para hacer un análisis de cómo personas extraordinarias pueden llegar a cuestionarse lo básico.

Esta historia enseña, quizás, el reverso más tenebroso del amor. ¿Nacemos de serie con el ‘esto no me va a pasar a mí’?

    Yo creo que el ser humano es soberbio por naturaleza, y la humildad es algo que tenemos que buscar en lo más profundo de nuestro corazón. Y esa humildad es la que nos enseña a no decir 'esto no me pasaría a mí' porque nos puede pasar todo a cualquiera. Porque ahí si que tenemos una fragilidad y vulnerabilidad que nos da grandes lecciones en la vida y esta puede ser una de ellas. Está bien leerlo en la vida de otros porque quizás pueda suponer un aprendizaje para evitar que realmente nos pase.

    Clea es una mujer inteligente, que ha viajado y vivido. Pero parece que eso no sirve de nada a la hora de enfrentarse a una relación en la que hay maltrato… ¿Por qué es tan difícil para las víctimas ver que esa relación es tóxica?

      Porque tú no te identificas una vez que estás dentro. Lo arriesgado de una relación así es que uno siente que es normal, por eso es tan importante el resto de los personajes, porque igual que es una historia de una relación tóxica que puede llevarte a conocer tus propios límites, incluso a organizar la muerte de otra persona, también hay otra historia paralela, que es la del ejército de tu entorno que sale a ayudarte. Pero también tiene otra parte: ¿por qué hay veces que no nos dejamos ayudar por los que nos quieren o nos cuesta tanto pedir ayuda? Cuando la pedimos o simplemente cuando la gente que nos quiere intuye que puede ayudarnos aparece una red que es muy potente, y solos no podemos salir de los problemas.

      Esta novela nos pone frente al maltrato físico y psicológico. ¿Es una de las lacras que más le preocupa de la sociedad?

        Vivimos en una sociedad que está afrontando una guerra en Ucrania que nos tiene devastados y hay muchas casas en las que se están produciendo invasiones. Como estamos viviendo la guerra de Ucrania por alguien superior y que realmente te hace poner en marcha una resistencia, eso pasa en muchas casas. Y hay muchas mujeres que son Ucrania.

        ¿Quién tiene que dar el do de pecho para que esto acabe?

          Tenemos que ir todos de la mano. Me preocupa la situación actual con gritos y eslóganes que enfrentan a la sociedad en la defensa de las mujeres. Me preocupa mucho que no escucho un mensaje de aliento a las víctimas para que salgan y dé sensación de protección. Se está convirtiendo en una batalla campal en muchos sentidos y las personas que están más desprotegidas son las que más van a sufrir que no vayamos todos a una. Hay que convertir el terreno de la igualdad en un espacio de ayuda, de paz y de tranquilidad. Solucionar las diferencias e ir todos a una. Si convertimos esto en un espacio lleno de divisiones donde no debería haberlas es imposible avanzar.

          En general, ¿hace falta prestar más atención a la educación emocional?

          Claro. Estamos preocupados por los currículos de nuestros hijos, porque vayan a las mejores universidades, porque den de sí todo lo que puedan, pero tenemos que ayudarles a enfrentarse a una realidad tremenda, un mundo que aún no conocemos y en el que las máquinas van a hacer los trabajos más complicados. Lo que les va a distinguir ahora es su corazón y su capacidad de gestionarse internamente. Convivir con la frustración generalizada de la sociedad es un reto, y los chicos tienen que aprender a ello.

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          Y quizás tener conciencia de lo importante que es detectar que alguien cerca del entorno puede estar sufriendo maltrato, la palabra empatía que cada vez se usa más y que verdaderamente tiene una importancia vital…

            Además de hablar más de empatía, deberíamos practicarla. Es fundamental, y si te das cuenta, cuando preguntas cómo estás, los demás creen que tú no estás esperando una respuesta. Me parece fundamental que preguntemos como estas de corazón, y escuchemos, porque la escucha activa es la clave de la mejora de esta sociedad, podemos tener un impacto en los demás. Hay que escuchar a los demás además de a nosotros mismos.

            ¿Escribir esta novela ha sido también un acto de sororidad por su parte?

              Yo no lo he dicho, pero en esta novela he puesto la ilusión y el entusiasmo de que quienes lo lean vivan mejor. Procuro no lanzar mensajes altivos, pero es verdad que escribir esta novela en gran parte lo he hecho por los demás. Hay novelas que se escriben y son de disfrute personal. Hay otras novelas que requieren más esfuerzo pero piensas que pueden aportar algo a muchas personas. Y ha sido el caso de Maldito Hamor, lo he hecho más para los demás que para mí.

              Ha sido un acto de compromiso suyo con las mujeres.

              Así lo he entendido yo. Tenía que escribir este libro en algún momento de mi vida y no pensé que iba a ser ahora, pero me hice la valiente y me puse a escribir sin sinopsis, y el libro se escribió solo. Llevo muchos años escuchando y ahí ha salido lo que he aprendido de muchas personas. No se nos puede olvidar que yo he estado un cuarto de siglo siendo abogada y ser abogada es acompañar en los procesos más complicados de la vida y escuchar las miserias y los secretos más grandes, incluso escuchar 'o muero o mato', que es algo horrible.

              ¿Ha sufrido mucho escribiendo esta novela?

              Ha habido momentos de decir 'No quiero seguir adelante'. Ha sido difícil, pero quien lo estaba leyendo a la vez conmigo, como mi marido y mi editora, no me dejaron parar porque pensaron que tenía una gran historia entre las manos. En el libro hay dos homicidios, dolor, muchas emociones humanas, y realmente no ha sido lo más agradable de escribir. Pero estoy contenta con el resultado porque las personas que lo han leído me están diciendo que han aprendido bastante, y yo creo que leer y aprender sobre los demás está muy bien. Y también prepararnos un poco por si algún día nos encontramos con algún amor con H que digamos hasta aquí.

              ¿Seguimos creyendo, más de lo que pensamos, en el mito del amor romántico?

                Yo creo que sí. Con este libro estoy hablando mucho de cómo necesitamos todos que nos quieran, y creo que es uno de los grandes asuntos, a todos nos gusta que nos quieran de una forma bonita y esa forma bonita está mitificada por el cine, la literatura, la proyección social. Maldito Hamor también es la historia de una seducción, de un envolver el regalo de una forma maravillosa, de un contarte que te van a bajar la luna, y hacerte creer que el mundo va a ser siempre precioso cuando estáis juntos. La historia de una pasión muchas veces tiene un traje precioso que lo adorna todo de momentos excepcionales y hacerte pensar que puedes cambiar a una persona ya sabemos que no existe. Pero yo creo que sí, que tenemos mitificado el amor y por eso creemos que el amor se construye solo. Yo creo que es un sentimiento precioso en el que hay que trabajar muchísimo. Estamos hartos de ver parejas que se rompen que en su día se quisieron mucho.

                Más allá de la naturaleza del amor que viven Clea y Liz, su nueva novela vuelve a ser la historia de grandes personajes femeninos. No solo ellas, también Amalia y Tulia. ¿Quién le ha inspirado para construir a estas mujeres?

                  Las mujeres me inspiran, siempre digo que cuando tengo alguna diferencia con una mujer no me siento responsable porque soy una mujer de mujeres. Te pregunto cómo te va porque realmente quiero que te vaya bien, me encanta escuchar a las mujeres, me encanta ser mujer, ese sentimiento que surge entre nosotras cuando nos unimos... y me inspiran todas las que conozco, por las debilidades y las fortalezas. Cada vez que tengo a alguien cerca procuro que se pueda convertir en mi inspiración. Todas tenemos una parte brillante y otra un poco más oscura, yo siempre me quedo con la primera.

                  Con su segunda novela en las librerías, ¿siente que escribir ficción es algo que no podrá dejar de hacer jamás?

                    Ya voy por la tercera, pero realmente hay un deseo en mí de no dejar de hacerlo. Me encantaría que las editoriales piensen lo mismo. Mientras me dejan voy a seguir escribiendo, lo tenía que haber hecho desde hace mucho, pero la vida te va llevando por caminos que no esperas. He tenido que trabajar y sigo teniendo que trabajar, pero es mi pasión y busco tiempo donde no lo hay.

                    ¿Qué es lo que más disfruta mientras escribe?

                      La ausencia de ruido. Me encanta. Vivo en un mundo muy exigente, trabajo mucho, y para mí buscar el tiempo, las horas, para ponerme frente a mi ordenador sola, sin ruido, con mis pensamientos, construyendo una historia… Escribir es mi yoga, mi conexión conmigo misma. Y de verdad es que es donde me encuentro más feliz, además de estando con la gente que quiero. La forma más plena de vivir mi soledad es escribiendo.

                      ¿Tiene algún ritual a la hora de escribir?

                        Ay, sí. Me pasa desde joven: me quito el reloj, me hago una coleta, siempre escribo con el pelo recogido, y el lugar donde mejor escribo es en la cama. Flexiono las piernas, me pongo el ordenador sobre ellas y me pongo muchos almohadones detrás. Yo escribo en el lugar del mundo donde descanso.

                        Los agradecimientos de su libro también llegan al corazón, ¿qué le pide a la vida?

                          Le pido que no me falte nadie de quienes están en los agradecimientos. Diez días antes de que saliera mi primer libro murió una amiga que está en los agradecimientos. Le pido a la vida que no me falte la gente a la que quiero. Mis ambiciones son pocas y pasan por tener cerca a quienes quiero. No sé perder a la gente que quiero.