Que debemos usar protector solar cada vez que ponemos un pie en la calle es una lección que, afortunadamente, la mayoría ya tenemos aprendida. Sin embargo, cuando hablamos de protección solar diaria, la mayoría de las veces nos limitamos a su aplicación en el rostro, sin tener en cuenta que durante la primavera y el verano, muchas otras áreas de la piel también quedan al descubierto.

Se trata de centímetros de piel en los que no nos paramos a pensar hasta que no aparece una quemadura de sol que nos recuerda que están ahí y que también necesitan protección solar. Para que este año no nos ocurra esto, hemos elaborado una lista de esas zonas olvidadas que querrás tener a mano cuando te apliques el SPF.

9 zonas donde no deberías olvidarte de poner protector solar

Cuero cabelludo

Que levante la mano la que no haya sufrido una quemadura en el cuero cabelludo. Se trata de una lesión en la piel incómoda que cuesta calmar una vez que se ha producido. Y es que el pelo no siempre es la mejor protección contra los rayos UVA y UVB en esta zona. En este caso tenemos dos opciones: podemos poner sobre la cabeza una gorra o sombrero que nos proteja o aplicar un protector solar específico para cuero cabelludo.

Orejas

Aplicar protector facial en la cara debe incluir las orejas, una zona que a menudo se nos olvida ya que queda cubierta por el pelo. Estas se suelen quemar si no las protegemos porque a menudo tendemos a recogernos el pelo cuando estamos en la playa o en la piscina. Cuando apliques tu SPF diario en la cara, añádelo también a los lóbulos externos de las orejas.

Cuello

De la misma manera que cuando realizas tu rutina de cuidado facial ésta se extiende hasta el cuello y el escote, debes aplicar por esta zona también el protector solar. El cuello es uno de los primeros lugares en mostrar signos de envejecimiento, así que cuando apliques el SPF por la mañana asegúrate de hacerlo también en esta zona.

Párpados

Puede ser una zona complicada ya que la mayoría de los protectores solares llevan ingredientes que pueden irritarlos. Los expertos recomiendan que este sea el último paso de una rutina facial y elegir un protector solar físico con pocos ingredientes activos, ya que la piel de los párpados tiende a ser más sensible.

Labios

Es otra zona que cuando hablamos de protección solar, a menudo nos saltamos. En los meses de primavera y verano, escoge un bálsamo labial multiusos, de esos que llevas siempre en el bolso, que incorpore protección solar. Mantendrás a rayas las quemaduras y las antiestéticas pielecitas.

Manos

Nos olvidamos de que las manos están constantemente expuestas al sol y por consecuencia también necesitan una protección solar constante. Esto quiere decir que cada vez que te lavas las manos –que son bastantes a lo largo del día– debes volver a aplicar la protección solar.

Glúteos

Desde las vacaciones de Semana Santa cuando estrenamos el traje de baño y aplicamos el protector solar por las piernas a menudo nos quedamos en el final de las mismas. Debes aplicar también el protector en las partes de los glúteos que queden fuera del bikini.

Rodillas

Igual que pasa con los glúteos, las rodillas son otra zona de unión que suele olvidarse cuando ponemos el SPF. Lo aplicamos en la zona inferior y superior de las piernas, pero, ¿qué pasa con las rodillas? No es nada infrecuente que estas terminen enrojecidas, así que esta es otra zona que te debes apuntar.

Empeines y dedos de los pies

El uso continuado de bailarinas, merceditas y sandalias (cuando llega el buen tiempo) da lugar a que estas zonas reciban radiación solar. Los expertos recomiendan aplicar protección a diario en los pies, una cuestión que es tan importante como la protección diaria del rostro, ya que esta es una zona común para padecer cáncer de piel.