Suena a pasaje extraído de Alicia en el País de las Maravillas: una pastilla que, por arte de magia, reduce el tamaño de la figura humana. Aunque tiene más de ficción que de realidad, los últimos avances de la ciencia para luchar contra la obesidad se acercan mucho
 a esta corriente.

Para personas con un índice de masa corporal a partir de 27 y a las que ni
 la dieta ni el ejercicio les ha funcionado, se ha encontrado un dispositivo en forma de cápsula que logra bajar entre seis y ocho kilos en doce semanas. Se llama Obalon y no requiere de ninguna intervención quirúrgica. En primer lugar, el paciente, con ayuda de un vaso de agua, traga una píldora 
que está unida a un delgado y largo tubo. Una vez que ésta llega al estómago se desprende de su envoltorio
 y queda una especie de globo que el médico infla inyectando gas. Inmediatamente el tubo se desconecta y se va sacando poco a poco a través de la garganta, sin sedación y en solo quince minutos. El paciente se puede ir a su casa, siempre y cuando el primer día solo ingiera líquidos y el segundo alimentos blandos, un protocolo necesario para que el cuerpo se acostumbre. Además, dependiendo del grado de obesidad, se pueden llegar a colocar hasta tres globos, ocupando mayor espacio en el estómago y consiguiendo así reducir el hambre y aumentar la saciedad.

Aunque el propio fabricante Obalon Therapeutics no se compromete a dar una cifra exacta del peso que se puede llegar a bajar, un estudio reciente ha puesto de manifiesto que 110 pacientes perdieron un promedio del 50% de su exceso de grasa y un 8% de su peso corporal total en tres meses. En Estados Unidos aún están a la espera de su aprobación por parte del organismo regulador (FDA), pero en México y Europa sí se comercializa y con resultados óptimos. En el Hospital La Milagrosa de Madrid llevan meses realizando esta técnica. El único inconveniente es su precio ya que, por ahora, cuesta unos 3.500 euros. También es importante saber que el proceso finaliza después de doce semanas, momento en que el doctor, mediante una endoscopia realizada con sedación ligera, desinfla el globo y lo extrae.

Las reacciones más comunes son las náuseas y los vómitos, pero tienden a disiparse en unas 72 horas, apunta Ariel Ortiz, director del centro de control de obesidad en Tijuana (México) y parte del equipo de investigación de Obalon. "Como cualquier otro dispositivo, hay una pequeña posibilidad de que se produzca una obstrucción si se quedara enganchado a algún lugar, pero es muy difícil", comenta la cirujana bariátrica Aurora Pryor, directora del centro de pérdida de peso Stony Brook de Long Island. Las probabilidades de que el globo estalle en el interior son muy escasas, aunque si eso llegara a ocurrir se desecharía a través de los cauces normales.

¿Qué opinan quienes la han probado? La inglesa Helene Fleckney, desesperada por su infructuosa lucha contra el exceso de grasa, se apuntó a uno de los primeros ensayos clínicos con Obalon. Doce semanas y dos globos después, había perdido ocho kilos. "Es muy rápido, eficaz y no produce dolor", afirma Fleckney, quien ha bajado otros seis kilos desde entonces. "Me he acostumbrado a comer alimentos más saludables y en porciones más reducidas", asegura. Y son muchos los expertos que se muestran a favor de esta práctica. "Esta cápsula podría ser una auténtica revolución en la lucha contra la obesidad", expresa John Morton, director de cirugía bariátrica en el Stanford Hospital & Clinic de California. Aún no se ha determinado la duración exacta del tratamiento pero lo habitual hasta la fecha son 90 días.

Por supuesto, Obalon no es el único dispositivo gástrico empleado en la actualidad en nuestro país. EndoBarrier de GI Dynamics es una funda de plástico que se introduce por la boca hasta la parte superior del intestino delgado, donde permanece dentro durante un año. La comida pasa a través de ella pero las calorías no se absorben hasta que el alimento está más cerca del tracto digestivo superior, "lo que incrementa la tasa metabólica y el gasto energético", explica Louis J. Aronne, director del centro para el mantenimiento de peso Weill Cornell Medical College.

Lo realmente novedoso de este dispositivo es que altera la liberación de hormonas en el intestino, incluyendo la insulina, de manera que reduce el apetito y regula los niveles de azúcar en la sangre. EndoBarrier, que cuesta entre 6.000 y 9.000 euros, se lleva empleando desde 2010 para el tratamiento 
de la obesidad y la diabetes tipo II (enfermedades que suelen ir de la mano) y los pacientes han perdido una media de un 20% de su peso corporal en un año. ¿Posibles riesgos? Dolor de estómago transitorio y, en menor frecuencia, sangrado, infección y migración del dispositivo. Ambos procedimientos suponen un notable esfuerzo ecónomico pero, a la larga, estaremos invirtiendo en nuestra salud y evitando futuras enfermedades.