Entre flecos, botas y sombreros al más puro estilo cowboy, así como un patronaje propio de los protagonistas del desierto del Lejano Oeste, cobraba vida la nueva colección Crucero de Christian Dior en el coazón del gran desierto de California. Con ella, Maria Grazia Chiuri nos invitaba a viajar a aquella época en la que las rencillas entre indios y vaqueros estaban a la orden del día, para otorgar una nueva personalidad a la actual moda femenina, que ya empezó a conformar con aquel 'We should all be feminists' sobre la pasarela.

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Además, gigantes globos estáticos, carpas que traían a la memoria los antiguos poblados indios, dos largas semanas de duro trabajo y, lo más importante, la naturaleza como reinvención de los desfiles en un espacio poco común para las citas del mundo de la moda, fueron sólo algunos de los ingredientes esenciales para que este sueño se hiciera realidad.