Se lo dijo la agente de Peter Lindbergh, una tarde en Nueva York: “Si trabajas con él una vez, signifca que eres buena. Si lo haces dos, es que eres realmente buena”. Ella acababa de terminar su segunda sesión con el fotógrafo de origen alemán cuyo objetivo dio carta de naturaleza al fenómeno de las supermodelos a finales de los ochenta.

Hacía poco, la barcelonesa Steffy Argelich, de 21 años, había tenido una corazonada. Justo antes de participar en el desfile de crucero de Louis Vuitton, en mayo de 2014, pensó: “Me va a ir bien”. Y se lanzó a pelear por el que había sido su sueño de cría. Desde entonces, vive prácticamente en un avión y ha realizado ese recorrido en el que se pasa de ser lo que en el argot de la profesión se conoce como una new face a encadenar campañas de grandes firmas y portadas internacionales.

El de Argelich es el rostro de hoy porque encarna un canon de belleza, andrógino y fresco, del que se alimenta esa generación de creadores y firmas (Jacquemus, Costume National, A.P.C., Creatures Of The Wind) que diseña el momento. Ella se ríe de la idea de que para triunfar basta con ser alta, guapa y delgada: “Lo importante es disfrutar de lo que haces y dar el máximo de ti en cada trabajo”. Quienes la conocen, de hecho, dicen que la clave de su éxito no es su belleza (o no solo), sino su carácter osado y descarado. Todavía recuerda el día que recibió un correo electrónico confírmándole una sesión con Steven Meisel, junto a los billetes para volar al día siguiente a la Gran Manzana: “Estaba en casa con mi novio [el fotógrafo belga Quentin de Briey] y llamé a mi agente para preguntarle si se había equivocado. No me lo podía creer”. Así, en poco menos de un año, ha traspasado la puerta que separa a los que ven la moda desde fuera de los que juegan en sus salones: “Es un universo fascinante en el que, de lejos, todo parece fácil e inmediato, pero es una cuestión de trabajo duro donde los detalles tienen mucha importancia. Sobre todo, a medida que los profesionales con los que trabajas van siendo mejores”. Ella ya está dentro de la mansión.