En 1969, la artista Dorothy Iannone fue testigo de cómo algunas de sus pinturas como La unidad extática, a caballo entre el cómic y la ilustración erótica, eran retirados del salón de arte Kunsthalle de Bern tras apenas unas horas en las que el director del centro impuso como requisito que se cubrieran los genitales de todos aquellos dibujos, a lo que Iannone se negó en rotundo. 20 años más tarde, La Santa Virgen María de Chris Ofili consiguió una reacción similar del entonces alcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, tras observar su virgen negra rodeada de genitales y considerarla "algo enfermizo". Dos ejemplos son mera seña de que cómo arte y censura han recorrido un largo camino paralelo a lo largo de la historia, algo que sin duda Instagram tuvo en cuenta desde que la red social comenzara a vislumbrarse como un claro motor de éxito –o de salto al público– para artistas y jóvenes diseñadores que pretendían dar a conocer su obra a través del innegable dominio viral de la compañía.

El conflicto, desde eso que la red social ha bautizado como Condiciones de Uso, no ha dejado libre a nadie que haya osado a confrontar estos términos. La premisa es clara: "Está prohibido postear imágenes violentas, parcialmente desnudas, discriminatorias, ilegales, de incitación al odio, pornográficas o sexualmente sugerentes a través de nuestro servicio". Hasta aquí, pese a que a muchos, le sorprenderá, ni rastro del pezón femenino. Casos como el de Nuria Roca, Amber Rose, Lady Gaga o Kendall Jenner (que lo escondía en arrebato sarcástico) han servido para comprobar que los directivos de la red encuentran en esta parte concreta del cuerpo femenino una auténtica línea roja, censurando toda imagen que incluya o se intuya al susodicho independientemente de si la pose o la actitud es "sexualmente sugerente" o no, según bien reza su estatuto.

Por lo tanto, cuando hace algunos días Miranda Makaroff subía algunas de sus obras haciendo alusión a un grupo de mujeres en diferentes posiciones, la excepción brillaba por su ausencia. Imagen borrada en apenas un día y un mensaje idéntico en todas ellas: "Hemos eliminado tu publicación porque no cumple nuestras Normas comunitarias". Lejos de remilgo, la DJ y artista posteó una nueva instantánea donde aparece tumbada en una cama con un centro de flores camuflando distintas partes de su cuerpo, así como haciendo lo propio con dos emojis en sus pechos. Ni rastro de pezón. ¿El problema? Lo narra ella misma tras subir la foto de nuevo que previamente había vuelto a ser eliminada (la nueva foto, así como el resto de imágenes en la cuenta de Miranda, no permite acceder al código embed para incrustarla en un artículo):

La comunidad de @instagram está incumpliendo sus propias normas y reglas borrando una foto que no enseña nada de nada, ni una pizca. Me han confirmado desde Instagram que simplemente es porqué hay gente que lo reporta y automáticamente se elimina sin que haya un grupo que lo analice antes de que sea borrada, es decir, que @Instagram no hace su trabajo. ¿Cómo puede ser que esto suceda? ¿Cómo puede ser que no haya un equipo que se dedique a comprobar que una foto cumpla todos los requisitos? Una vez más estamos dejando que los grandes grupos nos silencien, nos censuren. Estamos pillados de manos y pies pues no hay nadie que nos escuche, que nos entienda. No hay un número de ayuda. Gracias @instagrames por esta injusticia, esta dictadura visual, esta cárcel incoherente que nos da todo y nos lo quita a la vez. Felicidades por dar poder a la gente casposa y llena de odio que reporta fotos aun cumpliendo la normativa. Así el mundo irá genial. Me siento frustrada, indignada y dolida. Deberíamos unirnos todos y crear una iniciativa contra la censura y a favor de la libertad de expresión y la justicia

La respuesta generalizada a esta pregunta también se encuentra establecida en sus Normas, tras las polémicas acontecidas también en Facebook desde que esta última adquiriera la compañía en 2012. "Somos conscientes de que es posible que algunas personas quieran compartir imágenes de desnudos de carácter artístico o creativo; sin embargo, por diversos motivos, no permitimos que se publiquen desnudos en Instagram. Esta restricción se aplica a fotos, vídeos y determinado contenido digital que muestren actos sexuales, genitales y primeros planos de nalgas totalmente al descubierto. También se aplica a algunas fotos de pezones femeninos; sin embargo, sí se permiten fotos de cicatrices de mastectomías y de lactancia materna. También se aceptan desnudos en fotos de cuadros y esculturas”.

Pero entonces, ¿es cierto que Instagram decide de forma autómata cuándo la imagen es "inapropiada" por el simple hecho de que cualquier usuario así lo considere? Lo cierto es que hay programas y plataformas dedicadas exclusivamente a ello. Así ocurre con Web Purify, en la que un equipo humano revisa millares de fotos en busca de violencia o desnudos, Algorithmia (programa de algoritmos para la detección de desnudos) o Sightengine (empresa similar). Todos ellos mecanismos creados con la única finalidad de lo que se sube a las redes sociales, pero donde el lugar al debate o a la réplica del usuario es por ahora inexistente (al menos en el caso de Instagram, donde por ahora no se ha confirmado la relación con estos servicios).

"Instagram tiene un compromiso con la libertad artística", dijo al respecto Kevin Systrom, director ejecutivo de la compañía, en octubre de 2015, en la que es su primera declaración pública relativa al movimiento #FreeTheNipple al que llegaron a sumarse Naomi Campbell o Lena Dunham "Con el fin de escalar de forma efectiva, hay que tomar decisiones difíciles". La decisión en cuestión es, según Systrom, acatar las duras normas de la multinacional estadounidense Apple, que no incluye –ni incluirá– aplicaciones que aboguen por la desnudez a menos que estén especificadas con el "sólo adultos". Si esta última opción cobra sentido o no en el futuro, es por ahora un enigma. Mientras tanto, censura y arte seguirán corriendo caminos paralelos a pesar de los tiempos.