Emily Blunt: estilo contra los tópicos de Hollywood

Emily Blunt se dio a conocer al munto entero como Emily Chartlon, asistente principal de la temida Miranda Priestly, editora jefe de Runway. Su papel en El diablo viste de Prada la empezó a poner en el candelero de las redes sociales. No seguía el estilo de su alter ego en la gran pantalla, pero optaba por vestidos sencillos y sofisticados.

Una de las señas de identidad de la actriz es el pelo, que siempre ha llevado en media melena o long bob. Hace una década, se decantaba por su color original o por un tono más rojizo, que combina con este vestido frambuesa que eligió allá por diciembre del 2006.

El azul es uno de los colores que mejor sienta a la actriz, en tono marino, fue el elegido en este diseño de paillettes firmado por Calvin Klein que llevó a los Oscar de 2007.

En las alfombras rojas la intérprete londinense suele elegir recogidos o moños que dejen al descubierto hombros y espalda. Por eso elige vestidos que favorezcan estas partes del cuerpo, como este de Hervé Leger en los Golden Globes.

No es La Sirenita de Disney, es Emily deslumbrante con un vestido turquesa de escote asimétrico en los British Film Awards de 2006.

Posiblemente, una de las pocas veces que hemos visto a la intérpete inglesa con un pantalón. El traje de chaqueta fue la elección de Emily en un evento en marzo de 2009.

El color buganvilla es un tono difícil de llevar, sobre todo si eres morena, pero Emily lo lleva de manera medianamente aceptable... Porque no siempre se puede ir perfecta.

La actriz es seguidora de las tonalidades metalizadas, por lo que no extraña verla con un vestido metálico de paillettes en tonos plateados.

Dolce & Gabbana firma este vestido rosa palo con detalles de volantes que la actriz llevó en los Oscars de 2010. Los tonos pastel dulcifican aun más la imagen de la actriz.

El rojo es uno de los colores más utilizados por la actriz, y también uno de los que más le favorece. Todo un acierto combinar el lápiz de labios con el color del vestido en la gala Amfar de 2010.

El azul noche es el nuevo negro y así lo demuestra este vestido de encaje, transparencias y escote en V que la actriz llevó, con elegancia incluida, en los Emmys de 2011.

¿Dos piezas? No, un vestido en dos partes con cuerpo bordado y falda en negro que Emily trufa con un maquillaje marcado en los ojos y pelo al natural. Para darle protagonismo al vestido.

De nuevo el carmesí es protagonista, esta vez en un burdeos más apagado que Emily adereza con un corte long bob en rubio.

El rojo de nuevo, pero esta vez con encaje, en corte midi y con un peinado que nos traslada a los años 20.

Los tonos cítricos son colores complicados, pero a Emily no hay práctictamente tonalidad que se le resiste. Con estilo, todo es posible.

El blanco níveo le favorece a la sofisticada actriz, sobre todo cuando lleva un maquillaje marcado y luce una melena corto en rubio. Normalmente suele elegir por detalles bordados, que le dan un toque especial a un vestido que de por sí no dice nada.

El azul marino es protagonista de nuevo, esta vez con un vestido palabra de honor y cancan, que nos recuerda a París y al cabaret, de forma sutil.

Más atrevida de lo normal, Emily restó años con este diseño con cut outs en dorado firmado por Michael Kors y clutch de Salvatore Ferragamo. Uno de los vestidos inolvidables de sus looks más elegantes.

¿Quién dijo que el rosa y el fucsia no combinaban? Triunviruato invencible con clutch, labios y sandalias del mismo rosa fucsia.

El salmón es un tono difiícil de llevar y que Emily defiende hasta la victoria.