El estilo del presidente: de Tony Blair a Angela Merkel

El diseñador gráfico Noortje van Eekelen descubrió el año pasado lo que todos sospechábamos: Angela Merkel tiene un traje para cada día del año. O casi: la composición, hecha en un total de 100 imágenes citando el lugar y el día de su aparición, descubre que a la canciller alemana no le hace falta personal shopper que le aconseje sobre su tono de piel y qué colores le van bien. En absoluto.

A lo largo de su mandato, al presidente François Hollande le han criticado por llevar los bajos del pantalón demasiado largos, las mangas de las americanas demasiado cortas, o ir siempre con las mismas gafas (y para una vez que las renovó, le pusieren verde por escoger una marca danesa y no gala). Ahora, el detalle que más desconcertados tiene a los franceses es el hecho de que el nudo de la corbata siempre le quede torcido.

El predecesor de Hollande, Sarkozy, se hizo famoso por sus zapatos de tacón para ganar centímetros de altura. Unas alzas que le ayudan a nivelar estaturas con su esposa, Carla Bruni.

En su nueva faceta profesional, el expresidente Aznar ha cambiado los trajes grises y el bigote por la melena y las informales americanas con coderas.

En más de una ocasión, Cameron ha comentado que quién se ocupa de su escoger ropa es su esposa porque él no entiende nada de moda ¿será Samantha la responsable de que su marido haya empezado a ponerse la corbata por dentro de la camisa?

El secreto de estilo de Tony Blair no reside ni en sus trajes ni en sus corbatas, sino a sus pies. Al ex primer ministro británico le encanta llevar botines.

Cuando el pasado enero el primer ministro indio Narendra Modi recibió en visita oficial al presidente Barack Obama, a nadie le pasó desapercibido su aparentemente protocolario traje de raya diplomática...

...y es que obervando el traje de cerca llevaba escrito su nombre completo: Narendra Damodardas Modi. Una modalidad tan presuntuosa como presidencial por la que años antes ya habían apostado Hosni Mubarak o Carlos Menem. Tras ponérselo una sola vez, eso sí, Modi donó el traje para una subasta benéfica que logró recaudar casi medio millón de euros que se destinarán a limpiar el Ganges.

1. Si hay un hay una licencia estilística que pueda permitirse todo presidente norteamericano, es el vaquero. Cuestión de ADN patrio. A Barack Obama hemos podido verle desde llamando a Vladimir Putin desde el despacho oval para hablar sobre la situación en Crimea enfundado en un Canadian tuxedo, a lanzando un saque de honor en un partido de béisbol con su par de tejanos estilo dad preferidos, el mismo año en el que volvieron a ponerse de moda los jeans de mamá. Y eso por mucho que Sarah Palin insistiera en que eso de llevar tejanos es un signo de debilidad.

A propósito de Putin: él también es mucho de llevar pantalones vaqueros.

Al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no es fácil engancharlo en esta tesitura, pero de esta guisa tan deportiva, con tejanos y zapatillas, lució en 2014 cuando recorrió un trozo de Camino de Santiago junto a Angela Merkel.

El de los calcetines horteras es seguramente el vicio más excénrcio de entre todas las extravagancias del expresidente Bush. Tan llamativas han sido sus elecciones en este sentido una vez retirado de la vida pública que los republicanos se inspiraron en sus más ordinarios modelos y los convertieron en merchadising político para sus últimas campañas.

Una de las primeras promesas que se hizo a sí mismo el primer ministro griego Alexis Tsipras al ganar las elecciones el pasado enero, fue del de no ponerse corbata hasta que Grecia no saliera de las crisis.

José Mujica le cedió la presidencia de Uruguay a Tabaré Vázquez el pasado febrero y ya echamos de menos su entrañable desaliño a la hora de vestir.

Uno de las señas de identidad del presidente de Ecuador, Rafael Correa, son las camisas bordadas con motivos precolombinos.

Entre acosar a la prensa y censurar las redes sociales, en el armario de Correa no falta esta prenda básica con la que combina todos sus trajes y a través de la que parece querer reivindicar la riqueza multicultural de raíces amerindias de su país.