Estoy jodida. Tengo fastidiado un hombro -para que luego digan que el deporte es sano- y la mandíbula bloqueada por el estrés. Achaques de señora de 48 (me queda una semana de 47, pero así me voy acostumbrando) con demasiado trabajo, demasiado estrés y demasiada actividad cerebral.

Que dice Amante que no dejo de darle nunca a la lavadora, y que eso no es bueno.
Claro que no es bueno, cómo va a serlo, pero cada uno tiene su naturaleza, y la mía es de pensar todo el rato.

Así que el hombre tiene el truco para desconectarme, el botón mágico. Me dice "ven pacá, que estás hablando ya más de la cuenta", y follamos. Y en esos momentos no pienso en nada más que lo que estamos haciendo, en él y en mí y en sentir. Que digo yo que esto será lo del mindfulness, estar concentrado solo en una cosa, sin pensar en nada más.

No le hacemos caso al poder curativo del sexo. Del hombro ni me acuerdo, la mandíbula se me desencaja, y se me olvida la tremenda movida política en la que nos han metido. Hasta duermo sin infusiones ni pastillitas mágicas.

Hace 25 años Madonna editó SEX y lanzó su álbum Erótica, que a la pobre la lanzaron a los leones y le dijeron de to menos bonita. Hoy en día SEX es una pieza de coleccionista y Madonna un referente feminista de empoderamiento de la mujer. Pobre Madonna, siempre ha dicho que le gustaba el sexo, y a una mujer que dice que le gusta el sexo, 25 años después, todavía se la mira mal.

Yo esta mañana creo firmemente en el poder curativo del sexo, porque me encuentro mucho mejor, más relajada, más feliz, con mejor piel. Cuando llegue al trabajo y me empiecen a caer marrones, volverán los dolores y los bloqueos, pero mira, que me quiten lo bailao.

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