No es cuestión de personas
ni de momentos.
Ni siquiera de ganas.
El secreto está
en seguir el mismo ritmo” - Primero de poeta (2017)

En muchas ocasiones he dicho que ojalá tuviéramos un mundo lleno de primeras veces. ¡Lo retiro! Cuando lo hacía no era consciente de que eso abarcaba también a las primeras citas y, mira, no puedo encontrar nada menos apetecible que una primera cita. Que sí, que las parejas luego te cuentan sus vivencias como la cosa más maravillosa del universo, e incluso sé por experiencia que hay primeras citas para enmarcar, pero disculpadme si no saco los violines para hablar sobre este tema. Para empezar, nunca es tan bonito como lo contamos; la que lo recuerda es esa parte del cerebro que transforma todo en purpurina. Lo segundo, para que de una primera cita te vayas a casa en nube en vez de en taxi, tienes que haberte comido anteriormente y, hablo sin exagerar, cantidades ingentes de desastres naturales.

Reconozco que no soy una experta en primeras citas, pero sí me estoy sacando un máster en ‘cosas que no van a ninguna parte’, que más o menos es lo mismo. No obstante, tengo amigas y amigos entregados a esta causa y dispongo de material de calidad de sobra. Lo primero que tengo que decir a los que seguís en la lucha y no desfallecéis: os admiro. Últimamente, la palabra que más uso para referirme al tema de las relaciones es ‘pereza’ y, a no ser que alguien me pille con las defensas bajas entre una parada de metro de la línea 6 y la siguiente, tiene pinta de que voy a seguir hibernando emocionalmente hasta la primavera.

Opinión Bazaar Primeras Citaspinterest
Giphy

Algo que me sorprende mucho respecto a este asunto son los listones. Hay un programa en la televisión que precisamente se encarga de preparar primeras citas entre personas que no se conocen de nada. Los ves cuando se encuentran, también mientras cenan, los escuchas mientras interactúan entre ellos —por desgracia, a veces— y, aquí viene lo interesante, te hablan de sus ‘ojalás’ antes de conocer a su ‘cómplice por un rato’ y te regalan sus reflexiones al finalizar la maravillosa velada. Expectativas Vs. realidad, que lo llaman. La realidad es la que es y podríamos estar hablando de anécdotas de primeras citas durante días, pero lo que prefiero analizar es el antes y el porqué. Por qué esas expectativas, por qué los listones, por qué somos tan exigentes con los demás y por qué somos tan cerrados.

Para empezar, a la pregunta de ¿qué esperas de tu pareja?, en un porcentaje altísimo, la respuesta comienza con unos requisitos físicos. Y que no se les ocurra a las susodichas o susodichos aparecer midiendo un centímetro más o menos de lo esperado, ni con una cana o tatuaje colocado donde no toca. Somos idiotas. El aspecto es importante, no voy a negarlo, especialmente en un primer contacto. Pero de ahí a que no nos paremos a intentar descubrir quién hay detrás de unas pestañas, hay un trecho; es haber aprendido muy poco de la vida. Ya sé que me repito, pero no sabéis lo sexy que puede ser un brillo de ojos.

El caso es que no solo de listones físicos viven los ‘ya te llamaré’. Vamos al amor montados en una lista interminable de requisitos que no superarían ni los protagonistas de las películas con ‘japi ending’. Me gustaría ver a mí cuántos de nosotros pasaríamos nuestros propios exámenes.

A lo que voy. No nos dejamos sorprender. En vez de a una cita, parece que vamos a una entrevista de trabajo. Hay que pasar el test psicológico, el psicotécnico, el de traumas pasados, el recuento de cicatrices y el polígrafo. Y todo eso sin despeinarse, porque si no estás descartado para la siguiente fase.

Song, Singer, Singing, Music artist, Performance, Performing arts, Talent show, Pop music, Event, Music, pinterest
Giphy

Reconozco que es difícil todo lo que tiene que ver con relaciones, del tipo que sean. Que si juntamos el hecho de que hay gente rara —que la hay—, que vamos con nuestras taras de serie y añadimos otras por antigüedad, que no tenemos ganas de complicarnos la vida y a la mínima nos rendimos y que, además, tenemos miedo a pasarlo mal, no hay manera de ponernos de acuerdo. Y parece que hemos escogido como forma de vida emocional la huida.

Lo cierto es que sería injusto no reconocer que hay gente maravillosa al otro lado de las primeras citas. Habrá que quitarse la armadura y la pereza un rato para no perderse a nadie. Y si no, siempre nos quedará París —y el chocolate—.