Me pregunto desde cuándo es tendencia odiar la Navidad. Apuesto a que viene de lejos. No me extrañaría que la gente se hartase ya el mismo día del nacimiento de Jesús. Alguno de los pastores se acercaría al portal, miraría al niño y le diría: "¿Por qué has tenido que nacer justo ahora con la pereza que me dan estas fechas?".

Detestar la Navidad ha pasado de estar mal visto en tiempos de Charles Dickens a ser un complemento imprescindible de la modernidad, como la bicicleta plegable o la alergia al gluten. Uno no puede ser un urbanita como Dios manda si no se queja, año tras año, de lo pronto que ponen las luces.

Christmas lights, Light, Lighting, Tree, Christmas decoration, Snapshot, Darkness, Christmas, Christmas tree, Interior design, pinterest
© Giphy

Es fundamental, si se quiere estar en la onda, plantarse en plena calle, señalar una de esas luminarias con forma de abeto o campana o angelito amorfo y, con gesto contraído, exclamar: "¡Cada año las ponen antes!"

Lo cierto es que pocas cosas hay tan fácilmente odiables como la Navidad, con sus colapsos circulatorios, sus empachos literales y metafóricos y sus anuncios de colonia clónicos (mujer con cuello largo y mirada intensa pasea con vestido de noche por un entorno confuso y, al final, sonríe por algún motivo). Aborrecer la Navidad es una actitud casi inevitable, como lo es odiar los lunes o las cucarachas.

Pero, más allá de los abetos de plástico, los actores vestidos de Melchor y compañía y los empastes reventados por los turrones, hay un elemento connatural a estas fechas que resulta particularmente horripilante. Me refiero, por supuesto, a los programas televisivos de música y variedades.

© Fotograma de 'Mi gran noche' (2015).pinterest
© Fotograma de 'Mi gran noche' (2015).

Por algún inexplicable motivo, este tipo de formatos permanece con exactamente la misma forma desde mediados de los 70. Es, de hecho, lo único que no ha cambiado en nuestro país desde la dictadura, lo único que no se ha modernizado ni siquiera un poquitín. Hasta tal punto es así que resulta difícil entender por qué la Ley de Memoria Histórica no los prohíbe de una vez y detienen a sus responsables.

Esos programas son el equivalente musical al teletexto: un batiburrillo de colorines que nadie en su sano juicio miraría salvo que la vida no le diese otra opción. Durante un número indeterminado de horas, desfilan por ahí toda clase de cantantes esforzándose por sincronizar los labios con el playback. No siempre tienen éxito. El guión, eso sí, está cuidadosamente diseñado para combinar tonadilleros más o menos de moda con otros que ni siquiera sabías que seguían vivos. Tal vez ahí radique el único valor de este género televisivo: poner de manifiesto la gran longevidad que hemos alcanzado en occidente gracias a los avances médicos.

Cuando veo esos programas, no puedo evitar pensar que han sido grabados durante meses porque no hay manera de congregar en un mismo plató a tanta estrella (algunas, es cierto, a un tris de convertirse en nebulosa planetaria). Contemplo al público engalanado, todos con sonrisas forzadas, todos con espumillón al cuello en pleno otoño, y me pregunto en qué estarán pensando realmente.

A veces fantaseo con que, durante un playback de El Consorcio, algún miembro del público sufre una crisis existencial. No me digan que no sería un contexto perfecto para una epifanía: un 15 de octubre, con un matasuegras entre los labios y un gorrito de cartón en la cabeza.

Ojalá ocurra algún día y no lo eliminen en montaje. Que el país entero lo presencie: un tipo se sube al escenario y, con el chachachá del tren de fondo, se arranca el espumillón a trizas y grita a cámara: "¡Que alguien acabe con esta farsa!". Eso sí sería un buen especial navideño.

Product, Drink, Event, Fan, Photography, Alcohol, pinterest
© Giphy.

JOSÉ A. PÉREZ LEDO (@mimesacojea)

José A. Pérez Ledo (Bilbao, 1979) es guionista, director de televisión y bloguero (mimesacojea.com). Es el creador y director de “Órbita Laika” (La 2). Además, colabora en eldiario.es y en 'Hoy por Hoy', de Cadena SER. Autor de Esto no es una historia de amor (Ed. Planeta).

Red, Facial hair, Chin, Cool, Beard, Forehead, Denim, Photo shoot, Human, Formal wear, pinterest
© Instagram @mimesacojea.