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Las nuevas floristerías no necesitan escaparate
Ni falta que les hace, porque sus dominios son los de internet y para gancho ya están las preciosas imágenes de sus perfiles en las redes. La floristería, su arte y el negocio avanzan; y los usuarios no pueden quedar atrás. Descubrimos cuatro floristerías de autor que han sabido encajar su visión y su saber hacer con los arreglos en el entorno 2.0
Ni falta que les hace, porque sus dominios son los de internet y para gancho ya están las preciosas imágenes de sus perfiles en las redes. La floristería, su arte y el negocio avanzan; y los usuarios no pueden quedar atrás. Descubrimos cuatro floristerías de autor que han sabido encajar su visión y su saber hacer con los arreglos en el entorno 2.0
The Colvin & Co
Exactamente esto es lo que sucede cuando tres jóvenes avispados, ocurrentes y trabajadores se ponen manos a la obra: que se lanza con éxito una empresa tan oportuna como necesaria. Y además con el propósito de revolucionar el sector (la ambición corre a de su cuenta). El quid está en contemplar el catálogo de productos y decidirse; The Colvin & Co ya se encargan de que el producto llegue a su destino –a cualquier punto de España– tal y como aparece en la imagen. Y a un precio muy razonable.© The Colvin & Co.
The Colvin & Co
Marc Olmedillo, Andrés Cestes y Sergi Bastardas son los tres responsables detrás de The Colvin & Co. Tres chicos visionarios y emprendedores a la zaga de una buena idea de negocio; por la que les valió la pena poner punto y aparte al marketing financiero, la banca de inversión y los negocios publicitarios respectivamente. Dispuestos a dar forma a su idea empresarial, consiguieron la financiación con una rueda de inversión y empezó la aventura que un día imaginaron mientras estudiaban ADE y vendían rosas por internet el día de Sant Jordi. Conocer los fallos, los aciertos y las posibles mejoras en el sector les hizo decidirse y lanzarse al negocio de cabeza. © The Colvin & Co.
The Colvin & Co
Y en mente la idea revolucionaria de agitar un sector que adolece el paso del tiempo, que tiene que reengancharse –a las nuevas plataformas y a los nuevos usuarios– para conquistar su propio lenguaje: el del gusto por la cortesía en clave de amor, alegría, celebración o respeto.
Así como en los sesenta norteamericanos Claudette Colvin puso una pica en Flandes por los derechos civiles, estos tres amigos y empresarios quieren volver a poner en valor las flores y su sentido, y qué mejor forma de bautizar una empresa que rindiendo tributo a la mujer que fue "semilla del cambio y del inconformismo social". © The Colvin & Co.
The Colvin & Co
Andrés Cestes, Marc Olmedillo y Sergi Bastardas, de The Colvin & Co. © The Colvin & Co.
The Colvin & Co
Dos gurús de las flores –Bea y Álex– rematan con su savoir faire esta fantástica idea empresarial. Un trabajo a cuatro manos que garantiza que cada arreglo sea idéntico.
Ramo Sunday Monday, de The Colvin & Co. © The Colvin & Co.
Elisabeth Blumen
Al ojo entrenado para la belleza y el gusto exquisito da igual lo que le eches: lo que toca lo borda. Exactamente eso es lo que sucede con Isabel Marías, las manos –y el gusto impecable– detrás de las elegantes creaciones de Elisabeth Blumen. Que aunque el nombre suene evocador, delicado y con cierto sabor vintage no es más que la traducción al inglés de su nombre de pila y al alemán de su gran pasión: las flores. © Elisabeth Blumen
Elisabeth Blumen
Tras su paso por el London College of Fashion para formarse en estudios sobre moda, Isabel Marías llegó al sector por la puerta grande: a trabajar con Matthew Williamson y Duyos. Pero de pronto la moda le exigió un compás de espera, y Marías saltó de los trabajos freelance a la decoración o el interiorismo. Mientras, acudía una vez por semana a la floristería de una amiga y trasteaba, aprendía, conjuntaba flores por texturas, color o tamaño, etc. y vio que aquello le iba interesando.
La moda volvió a llamar a su puerta, pero un proyecto fallido despejó el horizonte: momento entonces de apostar fuerte por las flores. Y como Julio César vino, vio –o mejor, se vio (su trabajo)– y venció. © Elisabeth Blumen
Elisabeth Blumen
Isabel Marías también ejerce como directora creativa del espacio de floristería de la firma Loewe en la Casa Loewe de Goya, 4. Ella es la encargada de escoger y seleccionar todas las flores, de definir el concepto y el estilo que deben seguir todos los arreglos y sobre el que se debe trabajar, de coordinar al personal de la tienda, etc. En definitiva, de expandir su estilo y crear con él una elegante atmósfera.
© Elisabeth Blumen
Elisabeth Blumen
Tan cómodo, tan fácil y tan llevadero como chatear por WhatsApp, así trabajan en Elisabeth Blumen: comunicación fluida e íntima para definir la idea y ajustar al máximo la petición. De ahí se cierran los flecos de precios y direcciones y se hace el envío. Así de simple.
En la imagen, un precioso arreglo floral de Elisabeth Blumen. © Elisabeth Blumen
Elisabeth Blumen
Una foto a los arreglos de Elisabeth Blumen es poco menos que dotar de volumen un fantástico óleo. © Elisabeth Blumen
Flores Carlos de Troya
Las aplicaciones son una necesidad de primer orden y cualquier plataforma puede convertirse en el mejor de los escaparates. A Carlos de Troya los pedidos le llegan tanto desde Facebook como desde Instagram; la cosa va más o menos así: el usuario se maravilla con sus imágenes sofisticadas de flores, bucea por internet hasta acabar dando con el artista y se pone en contacto con él para hacer su pedido. Voilà, el mismo resultado pero con diferentes procesos. @ Flores Carlos de Troya
Flores Carlos de Troya
Cuando una pasión pugna por salir el resultado acaba por ser un éxito, como en el caso de las flores para Carlos de Troya. El chico había estudiado Bellas Artes y Arquitectura y tenía conocimiento sobre la estética, la composición, el equilibrio y la armonía, por lo que usar flores era otra forma –con colores y texturas– de expresar todo ese saber. @ Flores Carlos de Troya
Brumalis
Cuando Mariluz Peñalver Andrade y Loreto Muñoz-Aycuens se conocieron la cosa no pasaba de ser un trabajo amateur, algo que gustaba a las dos –y obviamente se les daba muy bien– pero que estaba en segundo plano; detrás de los estudios de Bellas Artes de la una y del diseño de interiores de la otra. Fue cuando se lo plantearon en serio, cuando ponderaron la idea de convertirlo en negocio y dejar de verlo como un pasatiempo amateur para convertirlo en su modus vivendi, entonces apareció Brumalis. © Pablo Gómez - Ogando
Brumalis
En Brumalis trabajan por colecciones, siempre en base a las flores propias de la temporada. Cada estación o época del año tiene unas condiciones y en base a ellas una oferta, por lo que Mariluz y Loreto están sujetas a un producto cambiante, el que se ciñe a su momento. © Pablo Gómez - Ogando
Brumalis
"Somos aún un pais conservador en tema de flores"– afirman Loreto Muñoz, de Brumalis. Y hay que concederle crédito a alguien que se emplea a fondo en el tema cuando añade: "los nacimientos de bebés y las pedidas de mano siguen siendo las dos grandes ocasiones para encargar flores".
Brumalis cuenta con una tienda online y atención telefónica para atender todo tipo de petición. © Pablo Gómez - Ogando
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