Aunque llevamos un par de años viendo y viviendo una revolución con respecto al tema del feminismo, desde hace casi dos meses, más o menos, las cosas han cambiado de una forma bastante intensa (y positiva). ¿Por qué? Porque casos como los de Weinstein, Kevin Spacey, la caída de Terry Richardson o campañas como #MeToo o Yo Te Creo han expuesto y han mostrado qué es lo que ha pasado y está pasando realmente a nuestro alrededor. Resulta reconfortante y es un gran alivio para todas las mujeres saber que ese muro invisible que te impedía hablar se esté rompiendo poco a poco. Cada vez mujeres más poderosas y mediáticas hablan y utilizan sus armas para luchar contra todo esto. Y, sobre todo, mujeres (y hombres) de a pie, se estén esforzando por cambiar las cosas.

Evidentemente, todo este asunto es mucho más grande y delicado que todas nosotras y el tratamiento de algo tan importante siempre será realizado con respeto y de una forma pop. Es necesario dejar este matiz claro porque, por muy empática y sensible que seas, nadie entenderá mejor que tú misma todo lo que hayas podido vivir o pasar. Entonces, ¿qué tiene que ver todo este asunto con las redes sociales? Está claro que la (r)evolución ha sido promovida y empujada por y para las redes sociales, sin la viralidad, nada de esto estaría pasando.

Y llegados a este punto es normal que te preguntes, ¿qué tiene que ver el posicionarse en las redes sociales con todo esto? ¿No debería poder expresar todo lo que quisiera en ellas? Efectivamente, sí. En tus redes sociales tienes derecho a poner lo que quieras y, por eso, el giro viene aquí. ¿De verdad es necesario apoyar y (pro)mover cada una de las causas que están pasando a tu alrededor? ¿De verdad te nace poner cada hashtag, cada filtro que viene o es algo más por presión social? Si tienes derecho a poner lo que quieras, ¿no tienes derecho también a no poner lo que quieras?

En nuestro país, hace unos meses, temas como el referéndum o los fuegos de Galicia (ambos asuntos extremadamente delicados, sensibles y muy difíciles de tratar) copaban no solo los medios sino, prácticamente, todos los timelines de todas las redes sociales. Era normal y lógico que la gente afectada se quejase, amigos de amigos o personas luchadoras acogiéndose a su libertad de expresión. Sin embargo, también hubo personas que decidieron no pronunciarse al respecto. ¿Por qué estuvieron mal vistas? A veces, una persona no se pronuncia con respecto a temas así no por falta de interés sino, justamente, por todo lo contrario. Quizá asuntos que afectan a tanta gente y que sabes que son mucho más grandes que tú, merecen tanto respeto que, a lo mejor, la forma de mostrar tu apoyo sea el guardar silencio. A veces es mejor no hablar de lo que no sabes o no conoces y, quizá, esa sea tu forma de mostrar mucha más admiración y sensibilidad hacia el asunto en cuestión, o quizá no. Todo depende de la persona, por supuesto.

Tarana Burke, en el año 1996, promovió el movimiento Me Too Movement, a raíz de escuchar la historia de una chica menor de edad que fue violada por un familiar y no pudo hacer nada contra esa persona. Aunque fue importante, no tuvo tanta repercusión ni trascendencia como ahora. Este año, la actriz Alyssa Milano retomó el testigo a través del hashtag #metoo y, como ya sabes, todo cambió.

xView full post on X

Por supuesto que es más que innegable la necesidad y la efectividad (por no decir la urgencia) de algo así. Todavía, por muy avanzados que estemos y nos creamos, siguen existiendo agresiones machistas y clasistas en todos los sectores. Sin embargo, ¿qué pasó con esas mujeres que no pusieron #metoo en sus redes sociales? ¿Acaso nunca han sufrido una agresión sexual o verbal por parte de un hombre? La respuesta en tan obvia que se hace hasta ridícula el escribirla. Todas las mujeres hemos sufrido algún tipo de machismo y agresión física/verbal por parte de un hombre, por eso, si reflexionas y piensas, seguro que te brota la siguiente pregunta, ¿de verdad no se dan cuenta? ¿tengo que exponerlo en mis redes sociales? ¿no es tan obvio que todas lo hemos sufrido porque alguien nos lo ha hecho que si alguien me lo ha hecho a mí, cómo sé yo que ese colega de Facebook no se la hecho a otra? ¿no es tan insultantemente obvio como que el cielo es azul? No se puede generalizar, pero si tanta repercusión tuvo, por algo será, ¿no?

Con todo esto no queremos decir que los hombres no sufran agresiones sexuales, para nada. Sin embargo, sí que es cierto que la mayoría de movimientos se están focalizando en el género femenino por haber sido el género más oprimido y reprimido hasta ahora. Los hombres también tienen lo suyo.

Aunque estos pensamientos puedan parecer contraproducentes o extraños (todo suma y, como ya hemos dicho, cualquiera debe poner lo que le plazca en sus perfiles) la cineasta israelí Leslee Udwin se ganó el respeto de los críticos especializados, prensa generalista y personajes como Meryl Streep o Sean Penn, además de premios como el Peabody Award estadounidense, o el Anna Lindh de Derechos Humanos en el Parlamento sueco, gracias a un documental realizado en el año 2014. Por si todo esto fuese poco, fue elegida por los lectores de The New York Times como la segunda mujer más impactante del año en 2015. Pues bien, Udwin, que consiguió todo gracias al documental India´s Daughter, dejó todo justamente por eso. En este documental, que fue censurado en India por explicar la historia de una chica que fue violada por varios hombres en un autobús en movimiento que no paró (de hecho, uno de los violadores le arrancó los intestinos), hizo que la directora dejase todo para dedicarse a la educación. ¿Por qué? Porque, desde su punto de vista, las campañas virales como #MeToo ayudan pero no solucionan nada. Su punto de vista es muy interesante porque reflexiona sobre el hecho de que, esta clase de problemas deben ser erradicados de raíz, es decir, la educación.

Todo esto en el ámbito internacional pero, ¿qué pasa en el ámbito nacional? Nadie puede negar que Yo te creo es una maravillosa, necesaria, apoyada y acertada campaña viral, pero es importante no olvidar que también es cierto e interesante y es muy necesario el reflexionar sobre todo lo que hacemos y lo que está pasando a nuestro alrededor. Pero, ¿por qué no vamos un poco más allá? ¿Por qué es necesario esperar a que algo se haga viral? ¿Por qué hay que esperar a que algo sea demasiado grave para darle eco o visibilidad? Esto no quiere que decir que no usen campañas virales virtuales como Yo te creo o #metoo. Todo lo contrario, cualquier tipo de impacto, voz y apoyo es imprescindible y, como ya te hemos dicho, todo suma.

Sin embargo, ¿por qué hay que esperar a que pase algo intenso para quejarse o denunciar? ¿Por qué en pequeñas agresiones no podemos sentirnos mal o indefensas? ¿Por qué solo hacemos caso a agresiones físicas y no verbales? ¿Y con una falta de respeto o comentario desacertado? ¿Eso lo crees? ¿Darías la cara por eso? O dirías, no le des importancia, chica no te agobies o chica, qué sensible, pasa del tema.

A la hora de posicionarte en todo en las redes sociales, ¿lo haces como causa propia que te está pasando a ti? ¿O bien porque es un ente ajeno/abstracto y extraño? Ricemos un poco más el rizo, ¿qué pasaría si fuese tu amiga? ¿Tu hermana? ¿Y tu compañera de trabajo? ¿Creerías y darías la cara por tu amiga cuando hay un malentendido? ¿Y si te salpicase a ti? O algo más grave aún, ¿de verdad te plantarías y/o enfrentarías al agresor o a la agresora? ¿Qué harías? ¿Empezarías una campaña con el fin de que se hiciera viral? ¿Por qué en nuestro país no han triunfado hashtags recientes como #MeAt14 o cuentas como la de Cameron Russell donde expone historias de abusos en el mundo de la moda? ¿Acaso es que no nos interesa o nos duele menos? O es justamente eso, ¿que no por no mostrarlo en redes sociales deja de importarnos o deja de dolernos?

Un poco de autocrítica y autoreflexión siempre son necesarias. ¿Y si tu amiga te suplicase que la escuches y la creas? ¿Yo te creo funcionaría en esa situación? En el caso de que no lo hiciera, ¿confiarías en esa persona de nuevo? Aquí el punto no está en no apoyar, todo ayuda, toda lucha es positiva y siempre es mejor hacer cualquier cosa, nimia, pequeña o grande, dar la cara a no hacer nada. La cuestión es, ¿lo apoyarías si fuese algo cercano a ti? ¿O lo apoyas desde y tras tu pantalla de privilegios? Es evidente que algo hay que hacer pero ¿te conformas con la foto y la palabra? O, llegado el momento, ¿de verdad pasarías a la acción? Aunque no lo creas, es muy fácil decir que apoyas una causa, que eres abierto o abierta de mente, valiente y que te enfrentarías ante cualquier cosa pero, si te ocurriese (y perjudicase) a ti, ¿lo harías? En realidad, lo ideal sería que la sociedad y nosotros estuviésemos tan bien construidos que no tendría que hacer falta nada de esto. Que todo el mundo respetase a todo el mundo, que todo el mundo fuese honesto, libre y empático. Pero, como todos sabemos, todavía queda mucho por hacer.