Desde 2020 la OMS ya ha alertado en varias ocasiones que la Covid-19 dejará importantes secuelas en la salud mental de todos nosotros. Una de estas consecuencias no es otra que el denominado optimismo tóxico o, lo que es lo mismo, fingir una felicidad irreal cuando lo que en realidad se siente es tristeza, apatía o frustración.

¿Por qué aparece el optimismo tóxico?

Según explica la psiquiatra Gayani DeSilva al medio estadounidense Health, el optimismo tóxico es una emoción deshonesta y que puede dar lugar a un sufrimiento innecesario derivado no sólo de ocultar nuestro verdadero estado de ánimo, sino también de reprimirlo. Para ella parte del origen de este hábito reside en las redes sociales y su afán por ensalzar y premiar la felicidad en forma de likes. Dado que llevamos ya un tiempo sumergidos en este contexto, la llegada de la pandemia no ha hecho más que reforzarlo para algunas personas.

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La psicóloga Margaret Seide se mostró meridiana respecto al cuidado de la salud mental durante el confinamientos y defendió que "no todas las personas son capaces de aprovechar los periodos de encierro como un retiro espiritual al que sacar partido". Es normal no estar feliz durante la pandemia e incluso, vernos agotadas o frustradas durante varios días seguidos al hilo de algunas restricciones. Y como tal, ambas psicólogas recomiendan vivir estas emociones, exteriorizarlas e incluso analizar de donde vienen si lo vemos necesario.

De ahí que, como solución y alternativa al optimismo tóxico, la psiquiatra Gayani DeSilva proponga ser indulgentes con nosotras mismas y permitirnos mostrar nuestras emociones, tanto las buenas como las malas. Como bien afirma la psicóloga Isabel Reoyo, la fuerza mental también reside en aprender a pedir ayuda. Sólo de esta forma, las personas de nuestro alrededor podrán tendernos una mano y desde ahí ayudarnos a sobrellevar este tipo de situaciones desde el afecto. Si por el contrario fingimos estar bien cuando no lo estamos, nadie vendrá a ofrecernos un abrazo.

Vía: Women's Health ES