Saber defenderte del acoso sexual callejero. Aprender cómo reaccionar si un hombre te dice palabras obscenas, te persigue o te asalta en tu portal. El Wen-Do es la autodefensa feminista que te enseña a reaccionar en esas situaciones por las que, en mayor o menor medida, todas las mujeres hemos pasado alguna vez en la vida.

El Wen-Do es una práctica referente para el movimiento feminista, una técnica de autodefensa creada en los años 60 por un grupo de feministas canadienses que trabajaban con mujeres que habían sufrido acoso sexual en la calle. Hartas de sólo poder actuar después de haberlas sufrido, crearon un sistema de técnicas de defensa de estos ataques, dirigido a "mujeres y otras personas con identidades de género no hegemónicas a partir de 16 años", según explica a HARPER'S BAZAAR Gema Domínguez, profesora de los talleres de Wen-Do que imparte el Ayuntamiento de Palma desde 2016.

El Wen-Do está dirigido a esas mujeres que "estén motivadas en desmontar todo tipo de violencia machista: simbólica, estructural y directa, que abarca desde la violencia psicológica, física, institucional, la publicidad sexista, que el lenguaje no sea inclusivo, el amor romántico, etc".

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Se trata de una técnica de autodefensa que tiene una gran parte teórica, en la que se explica "el origen de la violencia, las relaciones de desigualdad y todas las expresiones de violencia que sufrimos las mujeres y personas con identidades de género no hegemónicas". Según Gema Domínguez, "es muy difícil que entendamos la violencia sexista sin contextualizar los espacios de desigualdad".

"A diferencia de la defensa personal (como el krav-magá y otras artes marciales), que nos ayuda a defendernos de cualquier tipo de agresión, la autodefensa feminista nos enseña a ser conscientes de todas las violencias que vivimos", matiza Domínguez. "¿Para que nos sirve defendernos físicamente, si después nos encontramos en una relación de pareja que nos controla o siente celos y pensamos que eso es amor? La autodefensa feminista nos hace más consciente de esa violencia simbólica que nos cuesta ver porque nos han educado (y educamos) pensando que eso es 'normal', que las cosas son así porque sí".

"A todas nos dicen que tengamos cuidado con cómo vamos, a dónde vamos, que hacemos... no vaya a ser que nos pase algo. Nunca nos han dicho que nos podemos defender, que tenemos poder sobre nuestro propio cuerpo, que podemos caminar con total confianza y seguridad por la calle... Nos educan en un miedo a algo que no sabemos que nos puede pasar y encima nos responsabilizan cuando nos pasa y nos dan lecciones paternalistas, nos dicen que ya nos advirtieron. Es importante poner la responsabilidad en los hombres agresores y no tratar los casos de violencia sexista como casos puntuales", explica Domínguez, mientras recuerda que las técnicas del Wen-Do no deben contarse a ningún hombre: "Es nuestra arma secreta y sólo se transmite entre mujeres. Ese es el pacto al que llegamos todas. Lo que pasa en la sala queda en la sala".

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