Tranquila, con una gran sonrisa y su impresionante casco debajo del brazo, Cristina Gutiérrez cruza la puerta del estudio de Harper's Bazaar donde vamos a hacer una sesión de fotos muy especial. Acaba de llegar de un largo viaje, pasará 24 horas en Madrid y al día volverá a coger un avión para subirse, de nuevo, en su coche y competir al más alto nivel, como a ella le gusta. Porque ahora, además de ser una excelente piloto de carreras, Cristina cuenta en su haber con el título de ganadora del Dakar 2024, una de las pruebas más duras del mundo del motor. Un podio durísimo que compartió con el mismísimo Carlos Sainz haciendo, entre ambos, que el deporte español fuera noticia en el mundo entero. Y es que esta burgalesa de 32 años es toda una inspiración para el deporte en general y para el femenino en particular, porque, sin quererlo, se ha convertido en un referente para todas esas chicas que, como ella, quieren ser piloto.

cristina gutiérrez, campeona del dakar 2024
Fernando Roi HEARST
Cristina con chaqueta de lana y sudadera de algodón, ambos de Lacoste, camiseta de algodón de Samsøe Samsøe, zapatillas de piel de Veja, calcetines de algodón de Falke.

Aquella "niña", como la llamaban los pilotos cuando empezó a competir, durante muchos años lo hizo sin más mujeres a su alrededor. Sin referentes femeninos, para ella esto nunca fue un impedimento ni lo vivió como un problema. Ella era "uno" más al volante en un deporte en el que no hay distinción de sexos y unos y otros compiten en igualdad de condiciones. "Al final es un logro tener la oportunidad de estar en el más alto nivel, compitiendo con los mejores pilotos del mundo y que ellos vean que una mujer que puede estar ahí. De ser la "niña" he pasado a ser respetada. Y ahora eso me hace sentirme orgullosa", nos cuenta.

Disciplinada hasta para seguir las instrucciones del fotógrafo, que también se confiesa gran admirador suyo, Cristina Gutiérrez nos deja claro que no hay nada que se le ponga por delante. "Hay algo en mí que es como un fuego que no se apaga y que quiere seguir e ir hacia delante", confiesa. Comunicadora y entusiasta, cuando habla de su trabajo se le ilumina la mirada y con su narración es capaz de hacer que su interlocutor entienda lo que se siente dentro de un coche de rally. Una pasión que le ha llevado hasta lo más alto y que ha hecho que, el año que viene, afronte el Dakar 2025 en la máxima categoría, Ultimate, al volante de un Dacia Sandriders. Esta es su historia.

Con seis años tuviste tu primera moto. ¿En qué momento surge la pasión por el motor y, sobre todo, qué te dicen en casa?

Fue algo súper natural porque tenía un hermano mayor, de dos años más, y él tenía una moto pequeñita y yo, con cuatro añitos o así, empecé a preguntar a mi padre si podía usarla. La suerte que he tenido es que siempre ha sido muy abierto conmigo y desde el principio me ha apoyado sin diferencias con mi hermano. Él nunca me dijo “tú con muñecas”.

Y siendo tu padre médico, ¿nunca le dio miedo que montaras en moto y coche desde tan pequeña?

Mi padre es muy aventurero, siempre lo es, aunque ya es más mayor, pero cuando éramos pequeños era no parar. Siempre salíamos al campo con las motos. Entre mis hermanos y yo éramos un poco familia aventura y mi padre ha sido el precursor de todo esto.

De tus hermanos, ¿eres la única que quiso dedicarse al mundo del motor?

Cuando empecé a competir con 18 años, mi hermano y yo competíamos juntos. Cogimos el peor de los coches que encontramos y mi padre nos dijo, “os vais cambiando, tú eres la piloto y la siguiente vez es tu hermano, y vais a hacer dos o tres carreras en todo el año”. Pero mi hermano cometió el error de dejarme a mí ser la piloto en la primera carrera y luego ya no me quise bajar de lado izquierdo (ríe). Él siempre ha sido muy bueno conmigo y lo permitió. Estuvimos muchos años compitiendo juntos. Pero mi hermano, cuando ya empezó a estudiar Medicina, lo dejó y yo empecé a competir sola con otros copilotos.

Has estudiado Odontología. ¿Cómo se lleva una vida compaginando todo eso cuando eres tan joven?

Pues mira, al principio, con 18 años, la verdad es que no sabía muy bien dónde iba a ir el mundo del motor. Lo mío era un hobby. Empecé a estudiar a la vez que competía y a la vez que se fue profesionalizando. Me tenía que organizar más, porque cada vez que tu nivel crece, tus entrenamientos y tu tiempo dedicándolo al motor también crece. No te voy a engañar, había momentos muy complicados, pero al final lo pude hacer.

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Fernando Roi HEARST
Cristina con chaqueta de algodón de Deus Ex Machina, chaqueta de lana y polo de algodón, ambos de Samsøe Samsøe .

¿Cómo te organizas para entrar y llegar a todo?

Depende. Ahora viajo mucho porque compito alrededor de todo el mundo. En realidad vivo un poco sin rutina. Tengo que entrenar físicamente y entrenar también otros aspectos con el coche, porque también es importante hacer test conél, dejarlo a punto… y, bueno, luego también atender a medios e intentar estar activa en redes sociales, que hoy en día es muy importante.

¿Cuál es el recuerdo más bonito que tienes de esas primeras carreras?

La primera fue en 2009, en Burgos, en mi ciudad, que se corrió al campeonato de España allí. Corría con mi hermano y fue muy gracioso porque de aquellas no teníamos ni idea. Fue un lío, no nos entendíamos y a partir de ahí ya dijimos había que ponerse en serio a entenderte que iba esto, que no era solo conducir.

Y la victoria del Dakar, ¿cómo la viviste?

Fue inimaginable. Intento asemejarlo a ganar una final del Mundial en penaltis y sin saberlo. O sea, muy difícil. Cuando llegué al final, vi a toda la prensa como superalborotada y pensé “joder, si Carlos -Sainz- ha terminado hace bastante rato, sí que se ha alargado la celebración”. Y no, no, es que la prensa estaba por mí. Y claro, cuando me llegué y vi a Lara con la bandera de España agitándola, gritando, “que creo que has ganado, que creo que has ganado”… Yo no me enteraba de nada Toda la prensa estaba pendiente de mi porque había que esperar a que confirmaran que efectivamente había ganado. Y me costó unos días asimilar lo que había pasado, pero fue súper bonito y sobre todo de recordar así, muy muy bonito.

A lo largo de tu carrera has tenido momentos muy difíciles, como tu lesión de espalda. ¿Cómo los has superado?

Yo nunca me esperé que me iba a romper la espalda en 2020, el primer año que entré en Red Bull. Tampoco que me iba a quedar encerrada en un hospital de Kazajistán sin poder salir del país. Pero cuando te pasa algo así, tienes que tener esa mente fría y no pensar “¿y si hubiera…? ¿Y si no hubiera…?”, porque al final, el pasado no se puede cambiar y lo único que podemos hacer es fijarnos en el presente y cambiar el futuro.

Es innegable que también necesitas ayuda, tirar de tu gente, de tu entorno, de tu círculo más cercano. Te aseguro que sin ellos no hubiera sido posible estar donde estoy ahora.

¿Cómo fue esa lesión?

Fue la segunda carrera del campeonato del mundo en Kazajistán. Era época de COVID. La carrera duraba cinco días y me lesioné el último. Hice la última etapa con la espalda rota sin saberlo, unos 250 kilómetros. Sabía que me dolía un montón, que algo tenía, pero no sabía que eran vértebras rotas. Si lo llego a saber, probablemente, no hubiera seguido porque sé que el resultado de competir así puede ser quedarte en una silla de ruedas. Cuando llegué al final me dieron la noticia: tenía la espalda rota y me tenía que quedar allí para que se desinflamase y ver qué solución tenía.

Recuerdo que cuando me dijeron “¿sientes las piernas?”, esa pregunta me impactó muchísimo. En ese momento, el avión que flotó la organización de vuelta, lo perdimos y nos quedamos encerradas allí. Lara y yo. Se fue todo el mundo de la organización porque si no, no había opción de salir. Pasamos seis días o siete bastante mal, la verdad, porque los tratamientos son diferentes, los médicos no hablaban inglés y toda la comunicación era a través de Google Translator. Y al final, cuando nos vimos desesperadas, llamé a Jesús Calleja. Fue muy curiosa la anécdota porque al final él me puso en contacto con un amigo suyo de Asturias que vivía allí y a través de él conseguimos salir del país, así que le debo la vida. Madre mía…

cristina gutiérrez, campeona del dakar 2024
Fernando Roi HEARST
La ganadora del Dakar 2024 con chaleco de lana de Culto 1105, pantalón vaquero de Levis, calcetines de algodón de Falke y mocasines de piel de Lottusse. En la silla, chaqueta de algodón de Deus Ex Machina.

¿Cómo es vuestra vida durante la competición?

Pues es bastante intensa. Una competición pues te levantas por la mañana a las 6 de la mañana o así haces una media de 400 kilómetros al día y, depende de qué carrera, suelen ser de entre 5 y 15 días de competición. El Dakar, por ejemplo, son 15 días. Allí sales por la mañana, compites, acabas por la tarde, a las 18:00 más o menos si te va bien y, si te va mal, probablemente no termines nunca y te tires toda la noche conduciendo en medio del desierto o te quedes tirando en él. Si consigues terminar, al llegar hacemos una reunión con el equipo para ver mejoras para afrontar la jornada siguiente. Por suerte, tenemos autocaravanas que durante esos 15 días se convierten en nuestra casa. Cuando llegamos por la tarde, es tu momento de ducha, de arreglarte el pelo, de ponerte la mascarilla y las cremitas... (ríe). ¡Y a dormir!

Y... ¿cómo se prepara una mentalmente para afrontar todo esto?

En mi caso ha habido mucha evolución mental para saber superar muchas circunstancias. Lo que tengo claro es que cuando estoy compitiendo tengo que llegar al final, da igual lo que pase, pero tengo que llegar sí o sí. No hay nada que me pare. Y eso, el tener un foco tan claro, creo que me ha ayudado a superar situaciones muy complicadas como, por ejemplo, el romperme la espalda en carrera o pasar tres noches sin dormir y seguir conduciendo. Hay algo en mí que es como un fuego que no se apaga y que quiere seguir e ir hacia delante. Entonces, mi cabeza funciona de esa manera y me ha ayudado a superar situaciones límite. Y que soy Leo, eso también funciona (ríe). Cada año te vas dando cuenta de que las cosas malas, al final, son lecciones que aprendes.

Y de tus compañeros, ¿cuáles eran tus referentes cuando empezaste?

Cuando empecé mi referente era María de Villota. Tuve la suerte de conocerla en el circuito del Jarama hace muchos años y me impactó muchísimo porque yo no había conocido a ninguna mujer piloto y creo que, sin yo saberlo, para mí fue como un espejo en el que mirarme. La forma en la que hablaba, lo que decía… a mí me sirvió muchísimo. Dentro del deporte tengo muchos referentes y no solo dentro del mundo del motor. Uno de los más importantes siempre ha sido Rafael Nadal, porque me veo muy representada en los valores que tiene. Para mí es una persona que, ya no solo como deportista sino como persona, es de admirar.

¿Y cuál es tu relación con tu copiloto? Porque es como una especie de matrimonio...

Sí, de hecho siempre lo digo que es como una pareja (ríe). Al final tienes tus momentos bonitos, pero también tienes momentos de pelear y de discutir y tienes que parar y pensar en el día siguiente y hacer que todo funcione bien. La suerte que tengo es que Pablo -Moreno-, antes que copiloto ha sido mi amigo y eso para mí es un plus porque al final puedes hablar de todo. Creo que eso es un extra que tenemos él y yo, sumado a que nos entendemos muy bien.

cristina gutiérrez, ganadora del dakar 2024
Fernando Roi HEARST
La piloto con gabardina de algodón de Dior y botas de piel de Blundstone.

¿Y cómo te imaginas dentro de 10 años?

Pues ojalá me vea conduciendo y seguir así, disfrutando del momento. No quiero hacer tampoco cábalas de dónde voy a estar o cómo voy a estar porque, si hace 10 años me dicen dónde estoy ahora, no lo hubiera imaginado. Me parece que la vida es suficientemente bonita como para dejarla fluir y disfrutarla del momento.

Si pudieras volver atrás y darte un consejo a ti misma cuando empezabas, ¿qué te dirías?

Me hubiera dicho que confiara más en mí y que no dudara nunca de mí, porque ha habido momentos en los que he dudado y por eso cometí errores. Creo que lo importante es confiar en ti y disfrutar del camino.