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Mantener la salud de nuestra piel no es una tarea fácil. Puede parecer sencillo seguir los pasos de una rutina de cuidado facial, pero para hacerlo adecuadamente, además de paciencia, se necesita tener los conocimientos apropiados y ser conscientes de que cada piel es diferente a la del resto.

Puede que no tengas ningún problema, que tus poros estén demasiado abierto, que la rosácea te incomode cada vez que cambia la temperatura o que no sepas cómo proteger la piel contra el frío en invierno. Sea como sea, seguro que tú también pecas de alguno de los errores más comunes en el cuidado de la piel que te exponemos a continuación.

¿Cuáles son los errores más comunes en el cuidado de la piel?

Cambiar las rutinas de cuidado de la piel con frecuencia

Te apetece probar productos nuevos, vas a una droguería y te convencen de que compres el mejor sérum facial del mercado o simplemente por falta de tiempo decides prescindir de un determinado producto, como la crema hidratante, la crema solar o el tónico facial. La rutina del cuidado de la piel debe seguirse con una prolongación duradera de tiempo, ya que si no le permites a tu piel acostumbrarse a la misma jamás notarás resultados. Además, se aconseja consultar a un dermatólogo sobre las condiciones que tu piel necesita y, en función de ello, apostar por unos productos cosméticos u otros.

No hidratar la piel lo suficiente

Lo habrás escuchado muchas veces: la hidratación es fundamental para tener la barrera cutánea saludable. Aunque tengas la piel grasa, es necesario hidratarla ya que los humectantes tienen propiedades como las ceramidas, la glicerina, la vaselina o el ácido hialurónico, que consiguen mantener tu piel mucho más sana.

No aplicar protector solar sobre la piel

Llueva o haga sol, la crema solar es necesaria incluso, cuando estás de puertas adentro. Debes usar una protección solar de al menos SPF 30 para evitar el envejecimiento prematuro. Y no te olvides de cuidar los labios, son la parte de la cara más susceptible del daño solar porque, además de ser una piel mucho más delgada, carecen de melanocitos, es decir, no tienen melanina.

Ducharse con agua muy caliente

Ducharse con agua muy caliente puede ser placentero durante el invierno, pero no es bueno para tu piel. Cuando nos duchamos con agua demasiado caliente eliminamos los aceites naturales de la piel y, como consecuencia, se alteran sus propiedades, como los lípidos y las proteínas de su superficie haciendo así que la piel se inflame.

No cuidar la zona del cuello y el escote

Probablemente te hayas cuestionado la edad de una persona al ver sus manos o su cuello en más de una ocasión. Cuidar el cuello y el escote es fundamental ya que la piel de estas zonas es tan fina que su delicadeza es mayor que la del rostro por lo que se deben utilizar productos específicos para su mantenimiento. A menudo muestran flacidez, manchas y arrugas finas propias de la edad por lo que, para intentar reducirlas o prevenirlas, haz uso de productos poco irritantes.

Hacer uso de la misma maquinilla para depilarte durante mucho tiempo

Si eres de las que se depilan con maquinilla, debes saber que tienes que cambiarla a menudo. La foliculitis y la irritación de la piel se producen cuando las hojas de afeitar se vuelven desafiladas y esto sucede, a su vez, cuando se usa la misma maquinilla con frecuencia. Deberás cambiar la tuya cada dos o tres afeitados.

Una exfoliación excesiva

La exfoliación, o no existe o se realiza en exceso. Cualquier exceso es malo por lo que deberás realizar un término medio. Eso sí, si piensas que por utilizar un exfoliante para el cuidado de la piel con mucha frecuencia lo estás haciendo bien te equivocas, como mucho puedes hacerlo solo dos veces por semana a no ser que un especialista te indique hacerlo con más frecuencia. Si lo haces más veces es probable que rompas la barrera cutánea de la piel, y lo mismo sucede con el hecho de lavarse la piel en exceso que, lejos de lo que pensábamos, puede deteriorar visiblemente la salud de la piel.