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La artista textil Teresa Lanceta, se acaba de alzar con el Premio Nacional de Artes Plásticas, un reconocimiento a una dilatada trayectoria que comenzó en los años 70. Esta creadora, nacida en Barcelona, es pionera en España en esta disciplina, y ahora, este galardón le ha llegado como un merecido reconocimiento a la par que como un regalo inesperado, mientras prepara tres exposiciones individuales para el próximo año. Hablamos con ella para saber más sobre su trabajo y sus próximos proyectos.
¿Por qué comenzó a hacer arte textil?
Siempre fui muy firme en reivindicar el tejer, el tejido como lenguaje, materia y medio de expresión. Cuando empecé, tenía 20 años y no había pensado en hacer arte como tal, pero tuve una intuición profunda. Tenía claro que era esto lo que quería defender. Fue algo así como los enamoramientos, no sabes bien por qué ocurren.
¿Qué podemos ver en su exposición El sueño de la cólcedra en el Museo Patio Herreriano de Valladolid, desde el 20 de enero hasta junio?
Se trata de un tema nuevo en el que llevo trabajando desde poco más de un año. Será un homenaje al trabajo textil realizado por las tres culturas que convivieron en España, la musulmana, la cristiana y la judía, durante los siglos XIII y XIV. Lo he trabajado buscando la fantasía.
Desde febrero hasta junio, su obra se expondrá en el Museo Meadows de Dallas en el Programa MAS:Meadows/ARCO Artist Spotlight. ¿Qué mostrará allí?
Será como una antología pequeñita, con obras de épocas diferentes. Querían obra reciente, y por eso llevaré algunas piezas muy grandes de la serie del Raval. Entre otras, se expondrán varios tapices y dibujos de gran formato de un trabajo que hice sobre la alfombra española del siglo XV, que entronca con la colección de este museo.
¿Y en su muestra en el Museo de Arte Moderno de Céret, de marzo a junio?
Acaban de remodelar este museo francés y de nombrar a un nuevo director, Jean-Roch Dumont. Mi exposición inaugura esta nueva etapa. La propuesta surgió hace poco y no he tenido tiempo de hacer algo nuevo grande, pero llevaré obras que nunca se han expuesto. Por ejemplo, una mantita de lana, teñida de amarillo con tintes naturales y con un ribete rojo. Es de principios del siglo pasado y la compré en Pirineos. No la intervendré, pero la titularé ¿Quién le teme al amarillo y al rojo?, casi como el cuadro de Barnett Newman. Y es que me impresiona muchísimo que parte de España tenga miedo a la bandera española y una gran parte de España tema a la bandera catalana. ¡Tienen los mismos colores!
