La traición duele, tanto que es imposible imaginar algo que no sea el final, la ruptura de la pareja. Cuando descubres que te han sido infiel o te lo confiesan, sientes como se rompe tu corazón. El de la infidelidad es un dolor físico que, como todo sufrimiento, dura un tiempo para luego desaparecer. La cuestión es si, una vez superado ese dolor, somos capaces de perdonar.

Hay muchos motivos por los que una persona puede ser infiel. Por aburrimiento, porque a veces la inercia de una relación en la que llevas mucho tiempo con tu pareja te harta; por la necesidad de desconectar de tu vida diaria; por insatisfacción sexual o emocional; por despecho. Lo cierto es que todos podemos cometer un error. Aunque parezca mentira, ser infiel es mucho más fácil de lo que pensamos. Y más habitual de lo que creemos.

Hay parejas que consiguen perdonarse. De hecho, las que consiguen superar una infidelidad, cuando se produce el verdadero perdón, ven cómo su relación se hace más fuerte. Esto ocurre, según los investigadores, porque se produce un proceso conocido como crecimiento postraumático, el resultado de la lucha interior para encontrar beneficio y significado en la vida después de una experiencia traumática.

En el mencionado estudio participaron 587 personas y la conclusión fue que el trabajo y el esfuerzo que hace la pareja por superar la infidelidad acaba por unirles más. El perdón importa más que el tiempo, el compromiso y la satisfacción de la relación. Los que fueron capaces de perdonar experimentaron un crecimiento personal en todos los sentidos.

La conclusión de la investigación es que, en caso de infidelidad, es posible recuperarse, fortalecerse como pareja y volver a enamorarse. Pero para alcanzar ese objetivo es crucial conseguir el perdón. Sin perdón verdadero resulta imposible que la pareja supere el dolor y la desconfianza.

El género es otro de los factores que influyen a la hora de afrontar una infidelidad. Los hombres superan más fácil una traición sexual, mientras que las mujeres llevamos peor la emocional, según este estudio de tres universidades estadounidenses. Es decir, nosotras perdonamos una cana al aire, una traición en la que sólo haya habido sexo, pero es más difícil que superemos el engaño si sabemos que ha habido intimidad, sentimientos entre nuestra pareja y la otra persona.

Cuándo sí perdonar una infidelidad

Perdonar o no perdonar, esa es la cuestión. Superar una infidelidad puede ser un esfuerzo largo, que requerirá una gran dedicación de las dos partes de la pareja, no sólo del infiel. La recuperación sólo será posible si las dos partes se implican igual.

En la Universidad de Nevada estudiaron los factores que nos empujan a esforzarnos por salvar una relación tras una infidelidad. Para ello, reunieron a 200 personas emparejadas. Los psicólogos concluyeron que la decisión de seguir juntos o separarse estaba muy unida con la presión del entorno social.

Las personas cuyos amigos y familiares pensaban que debían dejar a su pareja eran más propensas a culpar al otro de la ruptura, por lo que era mucho más difícil que perdonaran una infidelidad. Los participantes cuyo entorno social les animaba al perdón tenían mucho más fácil y más posibilidades de querer seguir con la relación.

En cualquier caso, los investigadores también señalan en el estudio que todo depende de las circunstancias de cada persona. No es lo mismo que la pareja no tenga hijos en común ni hipoteca a que hayan formado una familia y tengan toda la economía doméstica compartida. Esos factores pueden llegar a ser tan determinantes como el entorno social a la hora de decidir luchar por tu pareja.