¿Por qué ese vaso de plástico en todas las fiestas de cine adolescente norteamericano? ¿Por qué rojo? ¿Qué se esconde detrás de los muros de tan diminuto animal de etílica compañía? ¿Zumo de mango? ¿Limonada? ¿Horchata, quizá? No es esa la razón por la que Lindsay Lohan se tropieza en la imagen que este artículo ilustra.

Vamos a tratar de averiguar lo que el cine adolescente estadounidense quiere hacerte creer. Lo que viene siendo, de toda la vida, tomar al público por tonto. “Toma, bebe un poco de este ponche de zumo de arándanos. Te sentará genial”. Y esa noche, en aquella fiesta de instituto, Lindsay Lohan terminó desorientada en una cuneta y vomitando encima del chico que le hacía tilín.

Mientras tanto, en la oscuridad, un parpadeante reflejo se podía adivinar desde lo lejos: era un vaso de plástico rojo.

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’American Pie’ (Paul y Chris Weitz, 1999)

BUENO, ¿DE DÓNDE SALE?

Considerando que no le damos un por qué a gran parte de las cosas que nos rodean, puede resultar un tanto irónico que lo hagamos con un vaso de plástico con color opaco. Siendo esta última la clave de tan misterioso asunto. Entenderíamos que Carmen Porter tuviera pensado escarbar sobre esta gran duda social en futuros programas de Cuarto Milenio.

El Big Bang estalló y el eco que todavía retumba es la voz de Cher (posible teoría del verdadero origen de la artista rupestre), los dinosaurios se extinguieron y terminó apareciendo el hombre Neanderthal. Solo esta especie podría hacer multimillonaria a una empresa cuyo producto estrella es un entrañable y simple vaso de plástico rojo.

Según datos de The Solo Cup, que así se llama la compañía, el vaso de plástico rojo representa más del sesenta por ciento de las ventas desde que saliera al mercado en los setenta. ¿Pero por qué rojo?

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Rachel McAdams en ’Chicas malas’

En la curiosa web American Party Cups, encargada de vender y enviar a todos los rincones del mundo unos buenos surtidos de vasos de plástico oficiales, si quieres una fiesta con temática americana, lo tienen claro: “Bueno, si tuvieras un vaso claro, podrías ver lo que hay dentro. Así que, siendo rojo, puedes ocultar fácilmente lo que estás bebiendo”.

Pero como en American Party Cups no parecen tener muy claro la amplitud del círculo cromático, hemos consultado con la sede principal, en Illinois. Allí nos atiende Kim Healey, vicepresidenta de negocios de consumo de The Solo Cup: “Fuimos los primeros en presentar un vaso de fiesta. Llevo aquí 12 años y hemos probado de todo, pero los consumidores siguen queriendo el vaso rojo. Creo que, para empezar, es un color neutral que atrae tanto a hombres como a mujeres intensos y con energía. Y ya forma parte de nuestra cultura”.

A Kim no le falta razón si tenemos en cuenta que el vaso rojo resulta estar tan impregnado dentro de la cultura de la fiesta adolescente yanqui, que es tan normal que salga en cualquier película del género como Carlota Corredera presentando toda la parrilla de Telecinco.

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’Noche de marcha’ (Jon Lucas y Scott Moore, 2013)

¿CÓMO SE HA APROVECHADO EL CINE DEL VASO ROJO?

Si alguna vez en la vida has visto una película de adolescentes americanos en celo, y sintiendo el éxtasis de la edad, lo más probable es que ubiques el vaso de plástico rojo entre sus manos. Hasta puede que alguna vez lo hayas intentado imitar. Pero ni es casualidad ni está puesto ahí porque sí.

Su cometido no esconde otra cosa que la ridiculez del país que lo sustenta. Es la doble moral de la MPAA, la asociación que se encarga de revisar todas las películas que se estrenan en salas comerciales para censurar bajo sus propios códigos éticos, morales y de conducta inapropiada lo que ellos consideren.

De esta forma el vaso rojo pasaría a convertirse en su mejor aliado. “Que beban todo el alcohol que quieran, pero que no se vea”. Una medida ‘antialcohol’ endurecida desde la década de los noventa, como destaca el estudio realizado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Darmouth, en Hanover (Estados Unidos).

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’Proyecto X’ (Nima Nourizadeh, 2012)

El estudio determina que el número de películas adolescentes en las que los actores abusan del alcohol ha crecido un 92 por ciento desde 1996. Un dato todavía más alarmante cuando, en más de la mitad de los casos analizados, la marca comercial resultaba completamente visible.

Podemos tener en cuenta que el cine adolescente como tal es un subgénero que nace tan solo una década antes del punto de partida del estudio, con la explosión del slasher, en el que un asesino persigue a unos púberes ardientes de deseos, o la revolución del cine de John Hughes con El club de los cinco o La chica de rosa.

Pero nadie va a encontrar ninguno de esos vasos rojos en estas películas por una única y sencilla razón: no existen. Lo que demuestra que desde que la MPAA pasa a esconder el alcohol con un tupido velo rojo, la manga ancha para su abuso va a más. Demostrando así lo mismo de siempre. Y es que toda medida drástica, influenciada por las mentes conservadoras, termina provocando el efecto contrario.

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’Dando la nota’ (Jason Moore, 2012)

Como indica Samantha Cukier, co-autora de la investigación, “el alcohol continúa siendo la droga de elección entre los jóvenes. Nuestro trabajo sugiere que la publicidad del alcohol en las películas crece cada año, lo que es verdaderamente preocupante dado que la exposición del alcohol en el cine ha demostrado, y de forma repetida, asociarse a un futuro consumo de alcohol y a una mayor incidencia de problemas con ello”.

Aún con la marca de la bebida visible, ¿cuál es el intermediario entre la marca y la boca del adolescente? Un vaso rojo. ¿Por qué Lindsay Lohan termina vomitando en Chicas malas aunque no se vea ni una gota de alcohol en toda la película? Porque se ha bebido todos los vasos rojos de la fiesta.

En Los censores de Hollywood, documental de 2006 que persigue y acosa a un grupo de miembros de la MPAA, se presenta un interesante lema: “Hasta un convento de monjas tiene la mente más abierta que esa panda de ricos reprimidos y abnegados”. En la MPAA se hacen llamar los defensores de la moral.

Y, como todo lo que tiene que ver con el país que dijo pisar la luna en 1969, era mentira. Su mentira.