Es la bomba del año. Es la caída de un imperio. Harvey Weinstein, el mismo nombre que había sonado más veces que el de Dios, entre las paredes del Kodak Theatre de Los Ángeles, por su buen hacer en conseguir estatuillas de Oscar, resultaba también ser un violador. ¿Abusar del poder como depredador sexual? No solo ya es que fuera algo compatible, si no que era lo habitual.

“¿Algún consejo para todas las chicas jóvenes que vienen a Hollywood?”
“Me van a demandar por difamación como diga esto, pero… Si Harvey Weinstein te invita a una fiesta privada en el Four Seasons, no vayas”.


En el vídeo recuperado por el siempre avispado TMZ, Courtney Love acude en 2005 al preestreno de un programa de su amiga Pamela Anderson. Todo bajo control hasta que decide hablar. ¿Por qué nadie hizo caso de su aviso si todos parecían entender sus palabras?

Conoce el mundo a Courtney Love por ser la viuda de Kurt Cobain, por impertinente y mal hablada, por una vida llena de excesos y rehabilitaciones, y por sus continuos fracasos musicales. “No estaba coherente y se caía por las esquinas”, fue la respuesta de los responsables del californiano festival de música Coachella, cuando en 2016 era expulsada de malas maneras por su estado crítico. “Que os jodan, solo me lo estaba pasando bien”, sería la respuesta de la estrella poco después en el programa de David Letterman.

Al fin y al cabo, quién iba a hacer caso a alguien como Courtney Love. Y horas después de aquellas declaraciones de 2005, su contrato con la prestigiosa agencia de representación de talentos CAA (Creative Artist Agency), se hacía pedazos. Nadie quería hacer enfadar a Harvey. Y la bendita Courtney, una vez más, era tachada de lunática.

Face, Blue, Head, Beauty, Lip, pinterest

Si tan solo alguien la hubiera tomado en serio. El icono grunge solo estaba encendiendo la mecha del detonador pisado por el reciente artículo del New York Times, en el que se anunciaban los múltiples acuerdos extrajudiciales para poner fin a las denuncias por acoso sexual al todopoderoso productor Harvey Weinstein. Rose McGowan, Ashley Judd, Gwyneth Paltrow, Angelina Jolie o Jessica Chastain lo corroboran.

Lo de Weinstein es la caída de un rey. Un rey que aparecería para revolucionar el Hollywood de principios de los noventa con su Sexo, mentiras y cintas de vídeo debajo del brazo y se va con forma de autohomenaje.

Un capítulo más de tan cotidiano serial. Que se lo pregunten a la ‘loca’ de Björk, a la ‘desagradecida’ de Tippi Hedren o a la ‘ambiciosa’ de Natalie Wood. Esos fueron los apodos que los hombres tan poderosos como depredadores les pusieron públicamente. También tienen nombre propio: Lars Von Trier, Alfred Hitchcock y Kirk Douglas. Los tres abusaron de cada una de ellas, respectivamente. Nadie hizo caso de sus denuncias.

Por ahora, desde que se ha hecho público, Harvey Weinstein no solo parece haber perdido la dignidad. También a su esposa (está en proceso de divorcio), su trabajo (su socio y hermano Bob le ha invitado a abandonar The Weinstein Company) y su silla en la Academia de Hollywood (expulsado por mayoría absoluta).

Y es que ya lo cantaba Kurt Cobain en su Smells like teen spirit: “Carga las pistolas. Trae a tus amigos. ¿Cómo de bajo vas a caer?”. Y Courtney Love, su Courtney, solo se limitó a hacerle caso.