¿Te han llamado putón? ¿Te has llamado putón? ¿Has escuchado a alguien llamar a otra persona (o a sí misma) putón? Lo más probable es que la respuesta a estas tres preguntas sea sí. O no, nunca se sabe, pero creamos que sí. Seguro que al leer putón te has quedado un poco sorprendida. Qué fea, ¿no? Y si te decimos slutty, tiene más gracia, ¿verdad? Aunque el anglicismo quede más resultón, en realidad, las dos palabras significan exactamente lo mismo. Pero, empecemos desde el principio.

En el año 2000, 'Sex and the City' alias 'Sexo en Nueva York' estrenó un capítulo llamado 'Are We Sluts?' en el que reflexiona sobre cómo el ser promiscua puede afectarnos, no solo a nosotras mismas (recordemos que nosotras somos nuestras peores críticas) sino también a nuestras relaciones personales. Sí, quizá parezca un cliché retrotraernos a una serie tan mítica y tan pop como esta pero, si te das cuenta, este capítulo tiene casi dieciocho años. ¿Cómo es posible que, casi veinte años después, nos siga asustando ese término? ¿No hemos evolucionado? Parece ser que no.

A principios del mes de octubre de este año la blogger británica (experta en sexo y relaciones) Oloni creó el hashtag #sluttygirlfears es decir '#miedosdeunachicaputón' o dicho de forma más suave #miedosdeunachicapromiscua. Aunque no ha durado mucho ni ha tenido la repercusión mediática que se merece (en parte, por miedo) es muy interesante reflexionar sobre él y, sobre todo, echarle un vistazo.

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¿Por qué ha causado miedo? Como muchas usuarias han reconocido en Twitter, aunque se sentían identificadas con el hashtag, no lo hacían público, ni retuiteaban ni compartían por el miedo a ser juzgadas por amigos, por familiares y por ligues.

Te preguntarás, ¿cómo es posible que alguien sienta miedo por hablar libremente de su sexualidad? Pues, aunque no lo creas, la mayoría de las mujeres lo creen y lo sienten así. ¿Has podido abierta, libre y fácilmente tener un fuckfriend o follamigo? ¿Y hablar sobre ello? ¿a que no?. Pues todo esto es lo que trata el hashtag #sluttygirlfears. Quizá creas, bueno, no es tan necesario. Pues sí lo es y más de lo que piensas. ¿Has charlado tranquilamente con un nuevo ligue sobre lo que te gusta en la cama? ¿Sobre tus preferencias, tus fetiches y tus fantasías? ¿A que te ha perdido el respeto si lo has hecho de primeras? ¿O ha torcido el gesto? ¿A que te ve como de segunda categoría?

Dejando a un lado que, si has intentado tener este tipo de relaciones, el chico te ha tratado de loca o te ha mareado la perdiz y, por lo tanto, tú te has vuelto loca también, quizá no haya sido cosa tuya. A lo mejor, como explican en el capítulo Bad Crazy de Cómo Conocí A Vuestra Madre, la persona con la que querías intentar todo esto no estaba preparada y, por eso, te ha terminado volviendo loca (aunque hay casos y casos, claro).

Pues, por eso, hashtag como este son necesarios. Está claro que nunca se debe generalizar pero, para la mayoría de los hombres, es muy complicado entender que una chica únicamente quiera pasárselo bien. ¿En qué sentido? Lo más seguro es que te venga a la cabeza la idea de bueno, si aceptas una relación promiscua entiende que no te va a tratar con respeto porque esas relaciones liberales conllevan eso. Craso error. Si una mujer muestra interés en una persona a nivel sexual, hay honestidad, se habla de forma madura y adulta sobre las fantasías, los anhelos pero se comparten momentos como un concierto, salir a tomar algo o salir de fiesta, ¿ya es tu pareja? No tiene por qué ser así. Simplemente, cada vez más, hay mujeres que disfrutan de la sexualidad igual o más que un hombre. Es decir, no tienen tapujos en disfrutar libremente sin miedo a ser juzgadas y tener su propia vida.

Entonces, ¿cuál sería el problema? Que mucha gente, muchas mujeres y, sobre todo, muchos hombres, no lo entienden. Aunque hace un año ya te hablamos del slut shaming, el concepto sigue muy vigente y #sluttygirlfears es otra muestra de ello. En distintos estudios se ha demostrado que el 60% de las mujeres tienen más ganas y disfrutan más practicando el sexo que los hombres.

¿Por qué los gays pueden tener Grindr y pasárselo genial? ¿Por qué los heteros pueden campar libres a sus anchas y disfrutar cualquier app o red social? Y, si lo hace una mujer ¿ya agobia y/o no es digna de salir o ser respetada o tratada igual como la que se hace la difícil? ¿Se merece menos mimos reales y/o virtuales? ¿Se merece menos likes? ¿Por qué con quién te lo pasas bien en la cama y ya te has acostado se merece menos atención que la difícil? ¿Por qué ellos sí pueden disfrutar y nosotras no? ¿Por qué ellos pueden ser promiscuos y nosotras no? El machismo ya no solo depende del género, también existe machismo (y prejuicios) entre homosexuales y heterosexuales. Es divertido jugar a ser liberal pero, ¿y cuándo lo hacemos nosotras? ¿Causa tanta gracia? En teoría y en abstracto ser promiscua es divertido pero, en la práctica, a la hora de enfrentarnos a la sociedad, todavía mal construida, no lo es.