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Con un poco de suerte, te habrás pasado el embarazo on fire. Durante esos nueve meses, a algunas se les baja la libido, pero otras nos venimos muy arriba. Las hormonas y los efluvios de la prematernidad pueden sentar de maravilla a nuestra actividad sexual, es luego, cuando nace la criatura, cuando todo baja, cuando el deseo salta por la ventana mientras el agotamiento entra por la puerta como un elefante en una cacharrería.

Tienes mucho sueño y por cansancio te duelen hasta las pestañas. Preferirías que te arrancaran las uñas con un cuchillo japonés antes que ponerte en el tema. Tu pareja te busca, te suplica, mientras tú huyes despavorida a intentar echar una cabezadita mientras el crío duerme la siesta. Lo piensas y a veces hasta se lo dices: ¡Quita bicho!

Pasa un mes y otro y otro y el deseo no vuelve a ti. Empiezas a preocuparte, a ver si no te van a volver las ganas de sexo nunca más en toda tu vida. Ay, no, eso no. Tendrás que hacer algo, pero cómo, tanto esfuerzo, con lo cansada que estás, madre mía, qué desastre.

Como sigas así, piensas, te volverás virgen. Si estás leyendo esto buscando una respuesta prodigiosa, te lo aclaramos ya: no existe esa pócima mágica, pero sí unas cuantas cosas que puedes hacer para venirte poco a poco arriba.

Antes de entrar en materia, un aviso: los siguientes consejos son fruto de la más absoluta de las experiencias subjetivas y no han sido refutados científicamente. Si lo has intentado todo y aún así la libido sigue en el subsuelo, quizá te convendría consultarlo con tu médico.

Otro aviso: este artículo está escrito en femenino porque la que firma estas líneas es una mujer, pero también se puede leer en masculino. Que quede claro los hombres pueden aplicarse el mismo cuento.

Acostúmbrate al rapidito

En estos casos de agotamiento extremo, lo mejor siempre es un kiki. Te sorprenderá descubrir lo milagroso que puede ser uno rápido, lo fantásticos efectos que tiene para la relajación y el sueño. No le des muchas vueltas con que dura poquísimo, ahora eso es lo de menos. Es más, mejor uno corto y efectivo que uno maratoniano que te deje peor de lo que empezaste.

    El baño, tu templo

    Cuando hay niño por casa, el baño es el mejor lugar para tener sexo rápido. Mientras los enanos están a salvo jugando en su cuarto, leyendo un cuento, haciendo los deberes o viendo la tele, vosotros os podéis entregar al gusto de un kiki en la ducha, en el lavabo o en la taza del váter. El baño da tanto juego, que se convertirá en tu lugar favorito de tu hogar.

    Lo que duren los dibus

    Alice Munro siempre cuenta que escribe relatos cortos porque es a lo que le daba tiempo durante el rato en que sus hijos dormían la siesta. Tu baremo de tiempo puede ser el sueño de tus hijos o, como hemos dicho, el rato de los deberes. Pero aquí, entre nosotras, la duración de un capítulo de Pepa y Pig es perfecta para un kiki. Aviso para la Inquisición de las malas madres: tampoco es plan enchufarlos a la tele a diario durante horas, hablamos de algo razonablemente moderado para que sus padres se queden a gusto con un rapidito.

    Juega

    El sexo es como el correr: si lo dejas de golpe, luego es muy difícil volver a cogerle el ritmo. Tienes que retomarlo poco a poco, motivándote de alguna manera hasta volver a coger el fondo que tenías antes. En este caso, los juguetes sexuales son la mejor opción. Juega contigo misma un ratito cada día y volverás a pillarle el gusto. Si la mano te cansa o te cuesta demasiado tiempo, recuerda que hay aparatos milagrosos como el Womanizer que te lleva hasta el orgasmo en menos de un minuto. Sí, en segundos, palabrita de madre agotada (para que quede clarísimo: no hay publicidad en esta recomendación, sólo es fruto de un infinito agradecimiento a ese juguete mágico).

    Cita semanal

    Como pareja, se debe tener al menos una cita a la semana. Fijad un día y marcadlo en la agenda con fluorescente: cena y sexo. Suena frío, pero es efectivo. Si lo dejáis estar, a la que os déis cuenta, llevaréis tres años sin salir juntos un rato. Y eso es cicuta para las relaciones. Hay que esforzarse un poco en mantener el deseo, no dejar que se pierda del todo. Citas con conversaciones sin niños, viajes relámpago sin enanos, charlas de adultos sin hablar de colegios, guarderías ni pañales. Time only adults.