7 trucos escandinavos para combatir el TAE
En invierno, pocos se libran del trastorno afectivo estacional (TAE). Menos mal que los nórdicos nos enseñan cómo combatirlo…
No hace falta que sea el lunes más triste del año o que las temperaturas no superen los 0 ºC para que nos invada un halo de melancolía, e incluso perdamos el apetito, durante los meses de invierno. Esa sensación de desesperanza, unida a una falta de energía y a una pérdida de nuestra capacidad de concentración ha sido bautizada por la Medicina como Trastorno Afectivo Estacional (TAE). Algo así como una depresión invernal que aparece a partir de que dejamos la adolescencia y que afecta más a las mujeres que a los hombres, aunque nadie está exento de ello, salvo que viva en un clima sin estaciones, o lo que es lo mismo: tropical.
Vivir en Seychelles, las islas del Caribe o en una playa perdida de la Polinesia es uno de los remedios más efectivos para casi todo. Y si se trata del TAE, más. Sin embargo, no siempre tenemos el Ecuador a mano, por lo que hace falta echar mano de ingenio y diferentes trucos con los que combatir a esa tristeza e irritabilidad invernal desde un paralelo incluso más cercano al Polo que al Trópico. Algo de lo que en Escandinavia saben, y mucho.
La cuna de la Europa del Bienestar no se libra de los inviernos más fríos del Viejo Continente. Con nieve durante casi un semestre en amplias zonas de su territorio, los nórdicos se enfrentan al TAE con una sonrisa y trucos que, si a ellos les funcionan, a nosotros, con temperaturas medias mucho más suaves durante estos meses, nos permitirán un colocón de felicidad único.
1. Vitamina D a punta pala.
Con más de un 40% de la población con deficiencias de vitamina D en invierno (una de las consecuencias de no recibir luz directa del sol), las existencias de suplementos de esta vitamina específica vuelan durante los últimos meses de otoño en Dinamarca. Necesaria para la absorción de calcio, podemos obtenerla, además de exponiéndonos a los rayos solares, con una dieta rica en leche y huevo, así como pescados grasos. El salmón noruego es un buen comienzo, y un desayuno de yogur con cereales, también. Foto: Tina Stafrèn / Turismo de Noruega.
2. Encender velas.
En Suecia, lo habitual es encender hasta 4 kg. de velas al año de media por habitante. Esto casi cuadruplica las cifras de España y la media europea, en torno a 1,4 kg por persona, pero se quedan cortos comparados con daneses y noruegos. La eficiencia de las velas de hogar para crear un ambiente que combata la depresión invernal está más que demostrada y forma parte del hygge, un ritual danés cuyo objetivo es que seamos más felices. Basta un par de velas, una buena lectura y un bollo de canela. Foto: Instagram.
3. Darle la vuelta a la tortilla.
Ciertamente, las cosas son muchas veces según el cristal con el que se miran. Uno de los trucos escandinavos para hacer frente al invierno con una sonrisa es aprender a amar el tiempo frío, verlo como una oportunidad y no como un castigo o una tortura. Desde el hecho de que nos brinda un buen tema de conversación a la excusa perfecta para estrenar por fin esa prenda que llevaba en el armario siglos esperando una ola de frío, solo hemos de encontrar una razón que nos haga incluso alegrarnos del mal tiempo. Foto: Flickr. Pierce Martin.
4. Vida de hogar.
Derivado del punto anterior, el invierno es una oportunidad genial para concentrar los cambios de decoración y pequeñas reformas que nos mantengan ocupados y con la mente dentro de casa. Además de que, si nos gusta ser anfitriones, el que tengamos un comedor bonito y cálido nos brindará la oportunidad perfecta para organizar una cena entre amigos o una comida de fin de semana. Montarnos un ferragosto en enero o febrero no es una mala idea. Foto: Instagram.
5. Deporte indoor.
Los hay que no perdonan su horita de running ni incluso con los caminos congelados o llenos de nieve. Sin embargo, los que prefieren no arriesgarse a un resfriado así como así, tienen en el deporte bajo techo una buena forma de llenarse de endorfinas y atacar a base de golpe de cadera o brazada a las tristezas invernales. En Escandinavia, las piscinas termales cubiertas son las preferidas. Un chapuzón que incluso podemos hacer desnudos y en familia en Copenhague, los domingos por la tarde, gracias a la Asociación Naturista de Dinamarca. Foto: Piscinas Humlehøj Hallen de Sønderborg (Dinamarca)
6. Recargador de pilas humano.
Ha sido en Finlandia donde se ha desarrollado el Valkee, un aparato de fototerapia que asegura enviar luz blanca enriquecida con luz azul y libre de rayos ultravioletas a las regiones fotosensibles del cerebro. Con la misma forma, funcionamiento y tamaño que un iPod pequeño, bastarían 12 minutos al día con sus auriculares de luz para conseguir los mismos efectos neuronales que una exposición solar. Se creó por un equipo científico en colaboración con la Universidad de Oulu bajo la premisa de que "el cerebro, per se, es sensible a la luz". El aparato cuesta 170 € aprox. Foto: Valkee.
7. Enamorarse del paisaje.
En Noruega hay una palabra, koselig, que se relaciona con la sensación de cómodo bienestar, sin complicaciones. Se extrapola también fuera del hogar, donde disfrutaremos de la belleza del paisaje invernal. La tamización de la luz, aunque apenas dure unas horas, los efectos del cielo sobre la naturaleza, llega a emocionar, hasta el punto de querer 'dar las gracias' al invierno por existir. Una luz indirecta que, quién sabe, nos puede, además, conseguir unos cuantos likes en redes sociales. Foto: Turismo de Noruega.
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