Todo lo que se esconde tras el vestuario de 'Feud'
Entre 25 y 30 cambios por capítulo en la serie del momento, un derroche estético para capturar el esplendor de los días de gloria del Hollywood clásico, con Bette Davis y Joan Crawford en pleno rodaje de '¿Qué fue de Baby Jane?'
Feud: Bette and Joan es más que el meta-cine, es una doble pirueta y mortal con tirabuzón, todo en uno; así, a piñón. Cine por un tubo, de cuando Hollywood era una institución y los que por allí campaban dioses en el Olimpo del entretenimiento. En concreto, de cuando se admitió a trámite la propuesta y la Warner Bros dio luz verde a ¿Qué fue de Baby Jane?. Actrices interpretando a actrices que interpretaban a actrices. Y el verbo interpretar aquí debería ir sustituido por bordar, porque Susan Sarandon y Jessica Lange están perfectas dando vida a Bette Davis y Joan Crawford. Excesivas y rotundas, como lo fueron las primeras, actúan las segundas de vuelta a la palestra. Y el bucle de las coincidencias no para: actrices mayores de 50, premiadas y alabadas por crítica y público, de amplio registro pero escasas ofertas, frágiles y vulnerables de puertas para adentro, resueltas y altaneras de puertas para afuera; fieras y feroces dispuestas a hincarse el diente.
Porque de eso va Feud, de un rondo de cuatro bestias dispuestas a clavar uñas y agarrarse para no caer; porque el grupo vale el triple si actúa en conjunto. Actrices que no se soportan pero a las que merman las ofertas y afloran los años, un director anquilosado en películas mediocres y un productor que tiembla ante el reciente poder de la televisión, que arrasa con todo. Es el último acto, un golpe maestro orquestado para el cuarteto; morir matando. Ellas espléndidas en el papel, el director que patenta un lenguaje propio con el largometraje y el productor haciendo caja como la hacía antes. Realidad y ficción, entonces y ahora; suma y sigue. Un éxito en los 60, cuando se estrenó la película y un éxito ahora, con la serie que ha devuelto la cinta y la enemistad de las protagonistas a los titulares. Profesionales aunque no se soporten, aunque se repelan y no se aguanten. Desde la atalaya que les confiere a todos conocer el cine por dentro, sus inmensos egos y las palaciegas mansiones en las que guardarlos, no podría haber mejor frase que la última del guión de ¿Qué fue de baby Jane? para rematar y empaquetar esta mirada preciosista al cine por dentro: "¿entonces, todos estos años podríamos haber sido amigas?". Una serie, como una película, de obligado visionado.
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