A la vejez, viruelas. Con Giorgio Moroder (Ortisei, Italia, 1940) no podía ser de otra manera. Padre padrone de la música disco, pionero del pop electrónico, he aquí el hombre que ha hecho bailar a cada generación desde los años setenta. Si no les suena el nombre, lo harán sus temazos: I Feel Love (1977), el himno robótico con el que Donna Summer se coronó reina planetaria de las discotecas; la cósmica From Here to Eternity (1977), que conocería una doble vida en la voz de Amanda Lear, o las canciones de Flashdance (1983) y Top Gun (1986), bandas sonoras con las que se llevó el Oscar (amén de por el score de El expreso de medianoche).

Hair, Eyewear, Arm, Mouth, Hand, White, Style, Sunglasses, Goggles, Fashion accessory, pinterest
Donna Summer y Giorgio Moroder, en 1976.

Tres décadas han pasado desde que publicara su último álbum de estudio, tan alimentadas ha tenido las pistas con sus eternas producciones (siempre hay un revival musical al que agarrarse). Pero, sorpresa, ahora que ha cumplido los 75 ha decido volver. Déjà vu, se titula el regreso con el que repite su fómula de éxito: canciones de baile sintéticas con voces femeninas. Y vaya voces: Kylie Minogue, Britney Spears, Sia y Charli XCX, las nuevas chicas Moroder, aunque no se hayan visto las caras con él en el estudio. “Me siento muy agradecido por poder contar con cantantes tan magníficas. Sia probablemente sea una de las mejores del mundo. Para ser honesto, si trabajáramos los dos juntos no sé yo si sería capaz de hacer algo, porque es buenísima. La mayoría de las artistas son tan profesionales que el hecho de que no haya estado con ellas físicamente no importa. Si todas tienen tanto éxito es porque saben muy bien lo que quieren”, concede el productor a propósito de esa manera de grabar un disco en tiempos 3.0.

Leg, Comfort, Sitting, Facial expression, Living room, Lap, Blond, Laugh, Couch, pinterest
Con Debbie Harry, durante la grabación de Call me, en 1980.

Los procedimientos de la industria de la música han cambiado sustancialmente en estos 30 años en los que su cabellera ha pasado de negro rizado a gris despejado: “El negocio no es el mismo. Con Donna Summer iba al estudio y tardábamos dos semanas en componer y grabar las canciones, así que normalmente en un periodo de entre dos y cuatro semanas teníamos el álbum completo. Ahora colaboro con más de una vocalista y la coordinación es complicada, porque una vive en Nueva York, otra en Estocolmo... Trabajamos por correo electrónico”. Dedicado a su familia, los partidos de golf y las sopas de letras, después de tanto tiempo de dorado retiro no siente miedo al desfase. En un momento en el que los DJs son celebridades multimillonarias, no piensa abandonar su concepción del pop: “He intentando hacer las canciones al estilo tradicional, con su introducción, estrofa y estribillo; quiero mantener esa forma universal a la hora de componer. Me gusta el estilo clásico y no pasar por alto la forma en la que solía hacerse”, razona. Los adelantos del álbum que ya se han podido escuchar (los sencillos Right Here, Right Now, con Kylie Minogue, y Déjà vu, con Sia), son, en efecto, un magnífco ejemplo de la salud de su oído e intuición.

youtubeView full post on Youtube

Moroder se alejó de la música a principios de los noventa, con la popularización del rap, dejando a sus espaldas una trayectoria intachable que incluye hitos como el uso pionero de sintetizadores en el pop. Love to Love You, Baby (1975) fue el inicio de su colaboración con Donna Summer (la más prolífica de su carrera), a la que conoció durante una audición de coristas cuando ambos vivían en Munich. La pareja artística emigró a EEUU, donde revolucionaron incluso la escena rock de Nueva York, con los mismísimos Blondie rendidos a sus pies. “Cuando nos conocimos, Giorgio nos contó que había escrito I Feel Love cinco años antes de que pudiera grabarla y que se entendiera. En los sesenta, nadie hubiera estado preparado para algo así. Su sonido nos inspiró después para hacer Heart of Glass y más tarde grabamos Call Me con él”, recordaba Debbie Harry, la emblemática cantante de Blondie, en una conferencia en la Red Bull Music Academy neoyorquina en 2013. El productor también estuvo allí para ofrecer una charla a los alumnos y oficiar la primera sesión como pinchadiscos de su vida (ahora ejerce en las cabinas con más o menos regularidad). Fue el mismo año en el que Daft Punk lo despertó del letargo de su tranquila vida de jubilado en Los Ángeles.

El popular dúo francés de los cascos de robot incluyó en Random Access Memories (el álbum con el que también regresaba tras siete años de silencio) el tema Giorgio by Moroder, donde el italiano relata sus primeros pasos hasta que encontró “el sonido del futuro”, como él lo llama. “Giorgio tiene una trayectoria muy ecléctica, es como una gran metáfora de la música y de la libertad”, declaraba entonces Thomas Bangalter, miembro del combo. Gracias al éxito de aquella colaboración, lo que no iba a pasar de mera anécdota derivó en este inesperado nuevo disco. Así las cosas, Moroder no está dispuesto a perder más el tiempo: “Rihanna es una gran cantante y mejor aún sobre el escenario. Si algún día me llamara y me preguntara si quiero trabajar con ella, no dudaría en coger esa llamada”. De momento, ya tiene a Lady Gaga en espera.