Convives, desde que tienes uso de razón, con ese impulso irrefrenable, y muchas veces inconsciente, de llevarte las manos a la boca y morderte las uñas hasta que te pasas de la raya y, de repente, en una de esas, te haces daño. Tanto daño que notas cómo te late el dedo cuando dejas al aire, cuando te rozas con cualquier tejido por fino y delicado que sea o cuando tecleas el ordenador. Así que prometes, juras y perjuras que no volverás a morderte las uñas nunca más; ya no por estética, que también, sino por ese dolor incómodo que sientes en tus dedos, por cómo se te carga la mandíbula cada vez que estás en tensión o por la simple imagen de tener siempre los dedos en la boca. Sin embargo, en un momento de estrés, emoción o nervios y casi sin darte cuenta, estás otra vez en las mismas. Te las has vuelto a morder y has vuelto a parar cuando te has hecho daño. ¿A qué se debe este impulso incontrolable? ¿Por qué no puedes parar de morderte las uñas? ¿Nos ocurre a todos por igual? ¿Tiene solución? Tranquilos, tenemos respuesta a todas estas preguntas.

En primer lugar, sí, se trata de un trastorno obsesivo compulsivo reconocido por la Asociación Americana de Psiquiatría y, de hecho, tiene un nombre clínico: onicofagia. Según la doctora Ana Egido, del centro Psicólogos El Prado, morderse las uñas es, como hemos explicado, un acto completamente impulsivo que puede deberse a diferentes causas. "La onicofagia puede ser la respuesta a momentos de tensión o estrés, como vía de distracción en momentos de aburrimiento, puede darse en personas que padezcan otros trastornos", y, según nos explica la especialista, es también muy camún en "personas muy perfeccionistas y que se preocupan excesivamente por su imagen aunque resulte paradójico ya que, el aspecto de sus manos se ve perjudicado por este comportamiento".

Además, las personas que tienen en común este trastorno de morderse las uñas cumplen con un mismo patrón de comportamiento, "suelen ser personas que tienden a preocuparse, a sentir miedo o tensión de forma habitual. Se caracterizan por ser emocionalmente inestables y frecuentemente experimentan ira, tristeza o soledad", nos explica Ana Egido.

Pero, ¿es posible acabar con este trastorno que, muchos, consideramos una mala y desagradable costumbre? Según nos cuenta Ana Egido, el acto de morderse las uñas es algo inconsciente, por lo que es muy difícil que, una vez creado el hábito, esa persona deje de hacerlo por voluntad propia, ya que este comportamiento responde a un cuadro de ansiedad más complejo. Eso sí, ella nos explica cómo trabajan en El Prado Psicólogos con pacientes que presentan este comportamiento; lo hacen a través de un tratamiento conocido como Psicoterapia Breve, a través de tñecnicas como eft, emdr y la hipnosis clínica. "Este tipo de técnicas nos permiten conocer elorigen y foco del problema y trabajarlo a un nivel más profundo, es decir, no nos quedamos en el mero síntoma, sino que accedemos a las emociones y creencias causantes del problema y que lo están
manteniendo", nos explica la doctora egido. Y aclara "por supuesto, también atendemos al síntoma, pues es el motivo de consulta del paciente y lo que quiere solucionar, pero hay que trabajar con la ansiedad que está detrás, pues si sólo nos centramos en que el paciente deje de morderse las uñas, la ansiedad subyacente seguirá ahí y se manifestará de otra forma".

SOLUCIONES A NIVEL ESTÉTICO

Una vez aclarado el origen de este trastorno compulsivo, es importante saber que, si bien existe una solución clínica, también la hay a nivel estético. Hay quien piensa que, tras años y años mordiéndose las uñas, es imposible recuperar ese aspecto delicado y saludable que muchos anhelan, por no hablar de la forma y dirección de los dedos, completamente deformados y a simétricos como consecuencia de la onicofagia.

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Para recuperar tener (con el paso del tiempo y mucho cuidado, eso sí) unas manos bonitas pese a haberlas machacado con nuestros dientes durante años, Sofia, experta manicurista de Siberia Salón, nos explica varias opciones como solución al problena. "La más común es utilizar la técnica de manicura permanente o uñas esculpidas. Nosotras aconsejamos la permanente porque, además de dar brillo, fortalece la uña e impide que el cliente las muerda durante un tiempo. Como complemento, aconsejamos una manicura rusa que consiste en retirar la mayor parte de cutícula, para que la uña parezca más larga desde el primer momento y se acostumbre, así, a tener la uña más bonita y cuidarla desde el principio", nos explica Sofia, experta en este tipo de tratamientos de recuperación de uñas y dedos de los daños causados por la onicofagia.

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La otra opción que nos plantea Sofia es un tratamiento IBX (una técnica muy novedosa) para fortalecer la uña, que estimula el crecimiento sin secar la superficie, además de hidratar y nutrir la uña desde dentro. En palabras de la especialista, "el sistema IBX consta de dos productos que se aplican como si fuesen un esmalte. Su objetivo es restaurar la superficie de la uña, fortalecerla y protegerla. A diferencia de los productos convencionales que estan en el mercado, IBX penetra en la superficie de la uña y entra en su propia estructura actuando en el interior de la misma".