15 cafeterías de Asia no aptas para diabéticos

El motivo principal por el que todo el mundo quiere ir al Viva Salon de Seúl es este batido que no puede ser más chulo: el de chocolate coronado por crema azulada que permite, gracias a una particular galleta Oreo, recrear la cara de Triki, el monstruo de los galletas de Barrio Sésamo. No es la única bebida que toma como referencia a un personaje del programa televisivo, pero sí la más demandada. No faltan muchos más muñecos en el local.

Un pequeño local de estilo bistró francés que, como no podía ser menos en Singapur, es toda una mezcla de culturas. De hecho, es fácil ver mezclas entre lo mexicano y lo japonés en su menú. Pero si hay una razón por la que merece la pena acercarse, si somos amantes de los dulces, es por sus batidos. El más llamativo, el que mezcla Nutella y plátano, convirtiendo el resultado en toda una bomba calórica de placer. En Orchard Road.

Cientos de unicornios y pequeños pony se unen en un local de Bangkok cuyo nombre no deja lugar a dudas de qué va: el Unicorn Café, una cafetería en la que, lo de menos, es el latte o el espresso (o la comida igual de pastelosa), sino poder hacerse mil fotos rodeados de peluches en tonos pastel, en un decorado igual de colorido y en sofás que admiten todo tipo de posados. Es como volver a la infancia, si es que nuestros años escolares eran así de cursis, claro...

La repostera y propietaria de este local en la isla de Macao es Nicole Lei, que se formó en la escuela francesa de le Cordon Bleu y que ahora lleva a este rincón famoso por los casinos y su herencia portuguesa todo su buen hacer con los pasteles. Y es que es difícil resistirse a sus propuestas, entre las que destacan el de avellanas, el de tarta de limón o el pastel St. Honoré con caramelo. El café que se sirve acompañando a los pasteles dicen que es lo mejor de Macao.

Es una de las cafeterías de moda en la capital coreana por un motivo: los maxi cafés de merengue. Y es que en el Take Out Drawing sirven el café con una tonelada por encima de la taza, casi como una montaña. El local sigue la estética de reutilizar espacios de trabajo como talleres y antiguas fábricas, de ahí el aire industrial. Solo por fotografiar una presentación tan compleja merece la pena acercarse al barrio de Jongno-gu, uno de los más activos de la ciudad.

Si estás por el barrio tokiota de Ginza no puedes dejar pasar la oportunidad de degustar uno de los pancakes gigantes del Ginza West Aoyama Garden, una pastelería con más de 50 años de tradición a sus espaldas y que, tras una remodelación, cuenta con terraza, un obrador a la vista, tienda propia y, cómo no, la posibilidad de disfrutar de muchos pasteles.

Marou es una firma de chocolates que crean sus propias tabletas de forma responsable en el Sudeste Asiático. En Ciudad Ho Chi Minh cuentan con su propia cafetería, que ocupa un edificio de estilo Art Decó de los años 30 en plena Calmette Street, es decir, el corazón de la ciudad. El local no puede ser más bonito y el chocolate, más rico. De hecho, cuesta a veces darse cuenta de que no estamos en una cafetería hipster de Copenhague o Toronto...

Dicen en esta pastelería de estilo francés en la capital malasia que su deseo es acercar un poquito al cielo con cada bocado. Para ello, cuentan con una gran variedad de pasteles de pequeño tamaño, la mayoría caben en la palma de la mano, y cuya elaboración es tan compleja como deliciosa. Las cupcakes son de lo más demandado, pero también las pequeñas bombas de crema y trufa o los pedazos de tarta casera de todas las frutas imaginables.

Situada en el Tokyo Dome, esta cafetería está tematizada en los personajes infantiles de los Moomin, y no faltan peluches gigantes en cada mesa. La entrada al local recrea la casa en la que viven los propios Moomin y las comidas que se sirven tratan de adoptar también la forma de los hipopótamos animados (eso sí, recuerda que son personajes finlandeses). No es solo para familias, pero sobre todo lo disfrutan los niños.

Unir dos pasiones que enloquecen a los coreanos: la cosmética y los cafés de diseño, es lo que ocurre en esta cafetería cuqui donde todo gira en torno a ambos mundos. No es para menos si tenemos en cuenta de que se trata de la que ha abierto la firma de belleza Skinfood. Además de cappuccinos, ofrece sandwiches, todo tipo de pasteles y bocados y, sin moverte de la mesa, puedes probar todo tipo de cosméticos y maquillajes.

El número de cafeterías dedicadas a animales es ingente en toda Asia. Las hay en las que departimos con conejitos, con perros, con reptiles y, cómo no, con gatos. Esta es una de ellas, en el centro de Bangkok. No solo la decoración gira entorno a los felinos, sino que también están presentes y campan a sus anchas los gatos de los propietarios, o el de los clientes que van allí con su mascota. Si eres alérgico, abstente.

Tartas ingeniosas en las que las barritas de Kit-Kat o los lacasitos forman parte de la receta son algunas de las delicias que encontramos en esta cafetería que juega con la nostalgia y que nos hace sentir un poco más niños. Acompañan al café y también funciona como pastelería por lo que, si queremos, podemos comprar toda una tarta y llevárnosla al hotel y celebrar un cumpleaños en plena Tailandia (o lo que haga falta celebrar).

Esta cafetería temática, en torno a los osos de peluche, es de lo más curiosa. En el menú de cafés, bastante imaginativo, podemos encontrar un muy dulce Pistachio Latte, que le da un toque muy original al café con leche cremoso. Está a un paso de la Universidad de Sungshin (para mujeres) y es frecuente ver a muchas estudiantes haciendo allí todo tipo de posados divertidos para sus redes sociales y fiestas para pasarlo bien tras las clases.

En una ciudad donde ir en bicicleta a todos lados es habitual, no es de extrañar que hayan surgido cafeterías en las que estas sean tan estrellas como el propio café en sí. Las hay incluso con taller incorporado o, como es el caso de Aran, con su club ciclista particular, al que los clientes pueden apuntarse. Espaciosa y con una zona de terraza y un pequeño jardín, es perfecta para descansar entrepedalada y pedalada.

Bienvenidos a una cafetería con forma de cámara fotográfica antigua gigante. Se llama Dreaming Camera Coffee Shop y riza el rizo en lo que a locales para ser fotografiados se trata. Esta en Yangpyeong, al este de Seúl, y fue construido por un ex piloto de la fuerza aérea de helicópteros, justo al lado de su casa, donde vive con su esposa y su hija. Tiene dos pisos de altura y las lentes de la cámara hacen las veces de ventana. Dentro, además de café, hay cámaras de otras épocas.