En ruta por los acantilados más bellos del Cantábrico
No hay que marcharse a Irlanda para disfrutar de carreteras costeras serpenteando entre acantilados imponentes. Basta con marcharse al norte de España y disfrutar.
El coche acelera suavemente por la A-8, la autovía que corta en horizontal el mapa de carreteras español, paralela a la costa del mar Cantábrico. El destino: esa franja de costa que da pie a leyendas y postales impresionantes, que confirma la fiereza de un mar que no da tregua desde el golfo de León hasta el Atlántico abierto. Y, entre medias, una sucesión de pequeños pueblos, localidades pintorescas y miradores únicos salen a nuestro paso. Desperdigados a veces, otras en apenas un par de kilómetros, concentrados; pero siempre con una constante: la de brindarnos la sensación de estar en el lugar más bello del mundo.
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