Desde el mismo momento en que pones un pie fuera de la cama empiezas a sentir esa martilleante y odiosa sensación de estrés. Te duchas, desayunas y te vistes en un solo movimiento, tardando lo menos posible para sacar algo de ventaja en el atasco al trabajo. Miras por la ventanilla y ahí está, la conductora del coche de al lado, estresada. Casi igual que la camarera de la cafetería, asediada por una lista interminable de cafés, cada uno a su manera. Parece contagioso. Por algo le llaman la enfermedad del siglo XXI.

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Pero si la vida te da estrés, ¿por qué no aprovecharlo? Como dice la doctora en Ciencias Químicas, Rocío Lapuente, "el estrés es el verdadero catalizador del cambio y, bien enfocado, impulsa la evolución y el desarrollo". En este sentido, la experta entiende la vida como un proceso químico que nosotros debemos mantener en equilibrio. "Como en la química es importante mantener el equilibrio en cualquier proceso. Es decir, las personas han de ser capaces de manejar ese equilibrio químico; tienen que tomar las riendas de sus vidas, sea cual sea el problema que haya”, dice Lapuente. Y cuando ese problema es el estrés, con más razón aún, puesto que es un estado en el que nadie debe permanecer durante un tiempo prolongado.

"Cuando nos estresamos, nuestro organismo se prepara para la huida, la lucha o se bloquea. Esta respuesta nos proporciona una ventaja evolutiva que nos hace capaces de sobrevivir a una amenaza, ya sea porque huimos o luchamos contra ella… Pero si esta situación se prolonga en el tiempo, desarrollaremos estrés crónico y este só amenaza la vida, pero es reversible. Nadie puede vivir en continuo estado de alerta. Si se produce un bloqueo como respuesta, es momento de parar para retomar el rumbo”, asegura la experta.

Sin embargo, en cortos periodos de tiempo, el estrés sí que puede ser beneficioso, e incluso necesario. "Eso hará que pongamos en funcionamiento el neo córtex, nuestro cerebro más avanzado, que producirá otro tipo de sustancias químicas que nos impulsarán a crecer, a mejorar", afirma Lapuente. Es más, la experta señala que puede incluso fomentar la creatividad y la velocidad a la hora responder a un obstáculo, permitiéndonos analizar sus causas para seguir avanzando.

Cómo gestionar el estrés para usarlo a tu favor

Viaja al origen del estrés, incluso cuando pienses que no hay una causa concreta. "En el subconsciente hay mucha información de nuestros antepasados. Para ellos, no fue posible resolver determinadas situaciones y pararse, bloquearse, huir o atacar fue la solución que ellos dieron ante un problema y ahora tú estás repitiendo esos patrones", recuerda la doctora.

1. Gestiona tu tiempo, y no solo el de las obligaciones. A veces prestamos tanta atención al trabajo y las tareas del hogar que se nos olvida aprovechar al máximo nuestro tiempo libre, desaprovechándolo.

2. Relativiza lo urgente. No siempre puede hacerse todo bajo la presión de la urgencia. Como dice la experta, hay que aprender a diferenciar lo urgente de lo importante, y no obsesionarnos con abarcarlo todo. Es imposible, y hay que aceptarlo.

3. Quiérete, mímate y nunca dejes de retarte. No te conviertas en tu peor enemigo y utiliza los momentos difíciles para recordarte las cosas que haces bien, y no al contrario. Celebra tus logros y motívate cuando no lo consigas. Y, sobre todo, no dejes que el estrés te impida probar y disfrutar de nuevos objetivos. ¡Al contrario! Utilízalo para alcanzarlos.