Hace quince años pocos se atrevían a poner sobre la mesa (la parlamentaria o la particular) el matrimonio homosexual o el aborto libre. Al menos no en España y de una forma realista y contundente. Tan solo media década después y no exentos de discordia, eran ya asuntos ampliamente legislados y debates asentados en el imaginario colectivo del país. Así, cada tres o cuatro años, nuevas discusiones éticas van tomando forma en los hogares, en las empresas, en las universidades, en el seno de los partidos políticos y, por encima de todo, en el pensamiento de cada hijo de vecino. Y es entonces cuando nos toca decidir; a todos. Nos toca plantearnos nuestras convicciones y ajustar nuestras posiciones. Pues bien, ha llegado el turno de hablar sobre gestación subrogada.

Aunque grupos de presión y organizaciones como la Asociación por la Gestación Subrogada en España o Son Nuestros Hijos, además de numerosos colectivos LGTBI y el auge de esta práctica entre famosos como Sarah Jessica Parker, Miguel Bosé o Cristiano Ronaldo, llevaban años poniendo negro sobre blanco la necesidad de un marco legislativo que regulase la subrogación altruista en nuestro país, fue Ciudadanos el primer partido que de una forma unánime, pública y a nivel nacional elevó el debate hasta un nuevo contexto político. Su portavoz, Inés Arrimadas, manifestaba ya en febrero de 2017 la intención del grupo de llevar dicha propuesta al congreso, así como la convocatoria de un comité de expertos que pudiera aportar luz sobre su viabilidad en el marco legislativo español. Sobre el modelo propuesto Harper's Bazaar ha preguntado a la Portavoz de Igualdad, Mujer y LGTBI, Patricia Reyes, a lo que nos responde que se trataría de "una ley garantista como la que ya existe en otros países, tales como Canadá, EEUU o Reino Unido. Un modelo altruista, que salvaguarde los derechos de todas las personas y especialmente de los niños". Una propuesta que, además de ser apoyada por numerosos personajes públicos como la baronesa Thyssen o Kike Sarasola, movió a la discusión interna al resto de partidos. Muchos veían por entonces la luz al final del túnel.

El anuncio de Ciudadanos llegaba tan solo unos días antes del Congreso Nacional del Partido Popular, donde ya se venía hablando de la gestación subrogada como uno de los grandes temas que debían dirimirse en la gran cita del partido y para el que voces con peso como las de Cristina Cifuentes o Alberto Núñez-Feijoo ya se habían pronunciado a favor. El debate parecía estar en la cresta de la ola.

Sin embargo, ante la gran oposición interna que consiguió acercar posturas de los sectores más feministas y del ala dura católica del partido, lo que Javier Maroto -su principal valedor en la Ejecutiva- pretendía presentar como una ponencia clara en favor de su regulación, quedó finalmente reducido a un mero comunicado en el que se emplazaba a un “debate en profundidad, serio y sereno”. Aunque dejando clara su postura personal en favor de la regulación, preguntado a día de hoy por Harper’s Bazaar, el Vicesecretario de Política Social del PP nos sigue remitiendo al texto presentado en febrero pero destaca que “taparse los ojos y no regular solo significa que los que tienen más posibilidades lo hagan fuera de España”. Por cierto, otro de los temas -el de la tramitación de la nacionalidad española para los niños nacidos por gestación subrogada fuera de nuestras fronteras- que mayor discordia sigue generando. Recordemos que, mientras dilucidamos la cuestión, en España se registran alrededor de 1.000 niños al año nacidos en el extranjero gracias a esta práctica.

Pero la mecha ya estaba prendida y desde entonces hasta el día de hoy en los diarios de tirada nacional no han pasado tres días sin que voces a favor y en contra hayan articulado editoriales que han instaurado aún más el debate en la sociedad. En el PSOE y en Podemos la división no ha sido menor, aunque de forma general, los sectores feministas contrarios a lo que siguen denominando como vientres de alquiler han parecido imponerse en los dos principales partidos de la izquierda por considerar la gestación subrogada una herramienta más para la explotación de la mujer.

En el PSOE preelectoral, los tímidos intentos de algunas voces como las de Miquel Iceta desde Catalunya o Juan Segovia desde Madrid que apostaban por la regulación, se veían ya ampliamente confrontados por los sectores oficialistas del feminismo socialista. El diputado en la Asamblea de Madrid, Juan Segovia, declaraba hace unos días para Harper's Bazaar que "igual que defendimos el derecho de la mujer a interrumpir el embarazo, deberíamos dejar en el marco de la libertad individual de la mujer el hecho de gestar un hijo para otros si así lo desea". Sin embargo, desde que recientemente Pedro Sánchez se hiciera con el control del partido tras las primarias, se ha posicionado radicalmente en contra alegando: “no estoy a favor de usar el cuerpo de la mujer ni para la prostitución ni para la mal llamada maternidad subrogada”. Así, cuando el principal partido de la izquierda parece definirse claramente en contra, los que en febrero veían la puerta abierta para una inminente legislación en el Congreso empiezan a comprender que el camino se torna mucho más complicado de lo previsto.

A este contexto sumamos un Podemos donde, dejando aparte un tímido Iñigo Errejón que decía en febrero “no ver mal, a priori” llegar a su regulación, casi ningún representante de peso se ha atrevido a manifestarse claramente a favor. No solo eso sino que se ha escenificado repetidamente el amplio descontento que el tema genera entre los feminismos -con gran poder dentro del partido morado- y el agitado debate interno que la gestación subrogada sigue generando en la agrupación. Destacando como nuevo fenómeno, como también ocurre a populares y socialistas, el enfrentamiento entre grupos LGTBI y feministas, dos colectivos que históricamente se habían dado la mano.

Para terminar de dejar clara la gran oposición que la maternidad subrogada sigue teniendo en nuestro país, mayo abría con grandes polémicas en torno a la celebración de SurroFair 2017, un evento que congregaba clínicas y asociaciones quediferentes grupos feministas boicotearon y denunciaron ante la Fiscalía tratando de detener su celebración y que terminó teniendo que ser desplazada del hotel madrileño donde preveía celebrarse. Aunque el mayor mazazo para los partidarios de su legalización, aún estaba por llegar. Y es que hace tan solo unos días y ante el calado que el debate había alcanzado en estos meses, el Comité de Bioética de España -dependiente del Ministerio de Sanidad- ha declarado su intención de promover a nivel internacional un marco común regulatorio para prohibir la celebración de contratos de gestación subrogada “en garantía de la dignidad de la mujer y del niño”. Según han manifestado, “la mayoría del comité entiende que todo contrato de gestación por sustitución, lucrativo o altruista, entraña una explotación de la mujer y un daño a los intereses superiores del menor y, por tanto, no puede aceptarse por principio”.

Entre tanto, por el camino van dejando rastro los graves problemas demográficos que atraviesa España. Las dificultades para la adopción. Los derechos de reproducción de los padres. Pero también el vertiginoso avance de la ciencia y su continua fricción con las éticas. Los derechos de la mujer y la mercantilización de sus cuerpos. Los derechos del niño. Y tantos otros problemas morales que parecen posponer, al menos por el momento, el debate de la gestación subrogada en nuestro país. Una práctica que, a día de hoy, solo está legalizada en algunos estados de EEUU, Canadá, India, Ucrania, México, Tailandia y Reino Unido.