¿Cuántas veces has visto Sexo en Nueva York? ¿Cuántas veces has hecho referencia a alguno de los capítulos de cualquiera de las seis temporadas? ¿Cuántas veces has vuelto a verla para coger ideas para modelitos? Da igual. Sea cual sea la respuesta, es innegable que Sexo en Nueva York ha formado y forma parte de nuestra cultura popular más reciente. La serie ha marcado un antes y un después en la historia de la televisión. Fue una de las primeras series centradas en mujeres que hablaron, sin tapujos, sobre los hombres y la sexualidad. Sin Sexo en Nueva York no hubiese nacido Girls (y, si no te lo crees, reflexiona sobre cómo la segunda es una versión antitética que casi se burla de la primera) o grandes iconos de la moda como Manolo Blahnik, tal vez, no serían lo que son.

Dejando a un lado todos estos detalles, sí que es cierto que en más de una conversación con amigas has reflexionado sobre qué personaje de Sexo en Nueva York eras o serías. O, al menos, el personaje al que más te parecías. Durante muchos años se ha creído que el mejor de todos era el de Carrie Bradshaw, la menuda y estilosa protagonista de la serie. Con su melena rubia y su cuerpo perfecto, con la ley del mínimo esfuerzo (laboral) conseguía zapatos y hombres de ensueño. Si Bradshaw era el epicentro de todo, sus amigas y apoyos, no se quedaban atrás. Ellas son (por si todavía no lo sabes) Charlotte York, la más conservadora WASP y pija, Samantha Jones, la más mayor de las cuatro, una relaciones públicas devoradora de hombres y, por último, Miranda Hobbes, una abogada salida de la implacable y exigente Harvard.

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Sexo en Nueva York. Gif cortesía de Giphy.

Pues bien, en este océano de cultura pop que es la televisión, hace unos años, nadie quería ser Miranda Hobbes. ¿Por qué? Por varios motivos. Su corte de pelo pixie pelirrojo contrastaba demasiado con el rollo melena larga del resto de sus amigas. Su honestidad 24/7, su forma de ser directa, clara y sin tapujos ni filtros (¿no es así la gente de Nueva York?) le hacían parecer demasiado cínica por aquél entonces. Además de todo esto, su aspecto y su actitud, bastante masculinos, no gustaban mucho (te recordamos que la serie empezó en 1996 y terminó en el 2004). Está claro que todo eso era antes porque, ahora, si vuelves a ver Sexo en Nueva York, tu óptica y tu visión serán completamente distintas. Si Sexo en Nueva York empezase a emitirse ahora, la protagonista sería, sin duda alguna, Miranda Hobbes.

Pero, ¿cómo es posible? Bueno, empecemos por el principio. Su armario está lleno de gabardinas, cuellos de tortuga, camisas blancas, trajes mono-color, pantalones unisex que representan su look abogada/normcore/minimal/chic. Si antes parecía que era tomboy (marimacho), ahora, con perspectiva, sería una chica francesa muy chic vestida de Céline. Está claro que el aspecto físico y cómo viste son cosas importantes, al fin y al cabo, es abogada. Sin embargo, lo que más nos gusta de ella es su personalidad, fuerte y visionaria, para aquellos años.

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Razones por las que Miranda Hobbes es un ejemplo a seguir en nuestros días:

1- Sus relaciones personales van mucho más allá de los clichés. Por ejemplo, si el resto de sus amigas salen con hombres blancos, más mayores y con buen poder adquisitivo, Miranda salió con Skipper Johnston, un informático mucho más joven que él. Steve Brady (rollo de una noche que se convirtió en novio, después, padre de su hijo y, más tarde, marido) era un camarero casi sin dinero que vivía en una habitación/zulo. Esto, aunque parezca mentira, es muy avanzado. Una mujer con más dinero y mejor carrera, no tiene ningún reparo en salir con alguien de menor status. Y, por último, el guapo doctor afroamericano Robert Leeds, que se encargaba de los Knicks. Es decir, alguien más joven, otro con menos dinero y otro de otra raza.

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Miranda Hobbes besando a su novio afroamericano, Robert Leeds. Imagen cortesía de Google.

2- No se disculpa por ser una mujer trabajadora, workaholica que ha conseguido todo en base a su esfuerzo y su inteligencia. Nada de favores o trepismos. Tampoco deja que el amor se interponga en su carrera ni cambie su modus vivendi.

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Miranda Hobbes hablando sobre su dinero y su ’status’ laboral. Imagen fotograma de la serie.

3- Con tan solo 35 años, se compró un apartamento ella sola, con su trabajo y su esfuerzo como una de las socias más jóvenes de su bufete de abogados. Ni su novio con dinero, ni su amante, ni su padre ni nadie le regaló la entrada para ese luminoso apartamento. Sí, ahora es casi imposible algo así, pero lo que importa es el mensaje.

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Miranda explicando a la agente encargada de la venta de su piso que el piso es solo para ella. Imagen cortesía de Google.

4 - Es una mujer práctica, con los pies en la tierra que, si se tiene que poner brackets con más de 30 años, no tiene ningún problema en hacerlo. Además, no siempre sale vestida de la mejor forma o la más girly o correcta, simplemente, va cómoda. (Ahora iría muy Balenciaga y Vetements)

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Miranda Hobbes caminando por Nueva York. Imagen cortesía de HBO.com.

5- Cuando tiene una época de sequía, decide darse a la bollería y, lejos de avergonzarse, comete el error que hemos cometido todos y todas, comer sin control ni desenfreno.

6- Cuando se siente juzgada por la chica que le apunta la comida en su restaurante habitual (aunque es un poco paranoico de más, pero todos y todas hemos tenido esas épocas) en vez de cambiar de rutina, baja para encarar la situación.

7- Es brutalmente honesta con sus amigas. Aunque incondicional, no tiene ningún reparo en decir las cosas a la cara. Cuando Carrie le cuenta a Miranda que va a volver a quedar con Big, ella le advierte de que no debería volver para no caer en los mismos patrones y bucles dañinos.

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Miranda discutiendo con Carrie sobre Big. Gif cortesía de Giphy.

8- Reconoce, sin ningún tapujo, que, a lo mejor, no todo el mundo está hecha para tener pareja o para vivir grandes y épicas historias de amor. Y, en una de las primeras temporadas (en la segunda, para ser exactos) discute con sus amigas porque está cansada de que solo se hable de hombres y nada más.

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Miranda Hobbes en un capítulo de ’Sexo en Nueva York’. Imagen cortesía de Google.

9- Cuando comienza a enrollarse con Steve y él muestra más interés, ella se mantiene cautelosa. No por no tener ganas de querer a alguien sino porque es mejor ser precavida y no lanzarse al vacío porque sí. Varios años de relación on/off y un hijo de por medio, se casan entre amigos, en una boda discreta, sin fingir ni vestir de blanco.

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Fotograma de la boda de Miranda y Steve. Imagen cortesía de HBO.com.

10- Aunque existen infinitas razones para adorar a Miranda Hobbes como que no tiene ningún reparo en mostrarse imperfecta, en ser la voz de la razón de Carrie una y otra vez (que si que ahorre, que piense en su futuro económico y su pensión) y un largo etcétera (ahora que veas la serie, todo será distinto). Si todo esto fuera poco, además, la actriz que encarna al personaje, Cynthia Nixon, ahora aspira a ser gobernadora del estado de Nueva York y es lesbiana.