La mentira es golosa. Es fácil caer en la tentación de maquillar la realidad, de fantasear con algo mejor de lo que tienes entre manos. En periodismo, ahora hablamos de fake news y posverdad, como si engañar a los lectores fuera algo nuevo de este siglo. Lo cierto es que siempre ha habido periodistas mentirosos y un buen puñado de ellos se hizo famoso por sus grandes embustes.

-El falso hiño heroinómano que ganó el Pulitzer
En septiembre de 1980, el Washington Post llevó en su portada un reportaje titulado El mundo de Jimmy, sobre un niño de ocho años adicto a la heroína. El menor vivía en un barrio marginal de la capital de EE UU y consumía la droga desde los cinco años. En el artículo, su autora, la periodista Janet Cooke, no escatima en detalles sobre el pequeño y llega incluso a describir cómo el padrastro inyecta la heroína en el brazo del niño mientras la madre, también adicta, ronda por la casa.

Un año después de la publicación de la historia, Cooke gana el Pulitzer (el premio más prestigioso de periodismo). El caso tuvo tanta repercusión que la policía de Washington y los servicios sociales decidieron buscar al menor. Nunca lo encontraron. Ni al niño ni a su madre ni a su padrastro ni a la casa que la periodista describía al detalle en el artículo.

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Así llevó The Washington Post el reportaje de Cooke en su portada.

El editor de entonces del Washinton Post, Benjamin Bradlee, decide investigar a su redactora. La somete a un severo interrogatorio sobre los detalles, las fuentes, los lugares, los tiempos. Al final, la propia Cooke se da por cazada y reconoce que se lo había inventado todo. Se defendió diciendo que Jimmy era mentira; pero su mundo, no.

La periodista se justificó asegurando que había estado sometida a mucha presión para publicar la historia. Devolvió el Pulitzer poco después de haberlo aceptado y dimitió de su puesto en el diario, que publicó tres páginas de carta de disculpa. Gabriel García Márquez le dedicó este artículo, en el que aseguró que "no habría sido justo que le dieran el Premio Pulitzer, pero en cambio sería una injusticia mayor que no le dieran el de literatura".

El mundo de Jimmy aún se puede leer en el Washington Post (aquí). El diario mantiene el reportaje con la advertencia de que fue todo una gran invención de su periodista.

-Jayson Blair, el mentiroso compulsivo delNew York Times
En 2003, The New York Times dedicó cuatro páginas a la investigación sobre los engaños de uno de sus periodistas, Jayson Blair. El diario había publicado hasta 36 artículos falsos o copiados firmados por ese joven periodista de 26 años que, en tiempo récord, había logrado convertirse en uno de los reporteros con más proyección dentro prestigioso periódico.

Blair llevaba cinco años trabajando en el NYT, cuando empezó a levantar sospechas, a cometer errores. Entonces, se descubrió que ni siquiera se desplazaba para cubrir sus temas, los redactaba desde su casa en Nueva York, como si hubiera ido hasta las ciudades donde ocurrían esas historias.

Hasta que copió palabra por palabra un artículo del San Antonio Express-News sobre la madre de un soldado desaparecido en la guerra de Irak. Con el plagio, también se descubrió el resto de engaños de este reportero mentiroso compulsivo. Según la investigación del Times, el diario admitió que al menos 36 de los 73 artículos publicados por Blair contenían falsedades.

-El falso niño esclavo en África
Otra historia falsa contada en The New York Times, otra vez que el diario tuvo que pedir disculpas. El periódico publicó en noviembre de 2001 un reportaje sobre un niño esclavo en África, firmado por el periodista Michael Finkel.

Bajo el titulo ¿Es Youssouf Malé un esclavo?, el reportero cuenta el mundo de un adolescente africano que había sido vendido como esclavo a una plantación de cacao en Costa de Marfil. Igual que ocurrió con el caso del falso niño heroinómano, la historia de Malé despertó el interés de personas que quisieron encontrarlo para ayudarle. En esta ocasión, fueron los voluntarios de Save The Children quienes buscaron al adolescente de la fotografía que acompañaba el reportaje. Sin embargo, cuando dieron con él, descubrieron que no se llamaba Youssouf Malé ni era esclavo en una plantación.

Según concluyó el NYT, Finkel creó el personaje de Malé basándose en varias experiencias de otros jóvenes a los que entrevistó. Nunca volvió a colaborar con el Times, aunque su reportaje sobre Malé sigue publicado aquí, con una nota del editor en la que se explican las falsedades que contiene el artículo.

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Hayden Christensen y Chloë Sevigny, en 'Shattered Glass'.

-El falso hacker adolescente
Ian Restil es un hacker de 15 años que acaba de firmar un contrato millonario para la empresa electrónica Jukt Micronics para trabajar en su departamento de seguridad tras haber logrado hackear su página web. En el reportaje titulado Hack Heaven y firmado por Stephen Glass, un joven periodista que trabajó en los 90 en la revista The New Republic, se da todo tipo de detalles sobre su joven y ambicioso protagonista, "una versión más adolescente de Bill Gates" que, ya en el arranque del texto, grita con furia caprichosa: "Quiero más dinero. Quiero un Miata. Quiero un viaje a Disney World. Quiero la revista numero uno de los X-Men. Quiero una suscripción de por vida a Playboy, y agrégale Penthouse ¡Enséñame el dinero! ¡Enséñame el dinero!".

Poco después de su publicación, otra revista, Forbes, destapó la gran mentira: la historia había sido completamente inventada por Glass. El redactor Adam L. Penenberg empezó a investigar el falso reportaje después de que su jefe le echara la bronca por no haberlo escrito él. Por más que buscaba las fuentes y los lugares que Glass describía con detalle en su artículo, no lograba encontrar nada. Tampoco las empresas de las que hablaba. Ni siquiera Jukt Micronics, la que supuestamente había contratado al joven hacker. De esa forma, Forbes destapó con este artículo las mentiras que se habían inventado en Hack Heaven.

Glass intentó salirse con la suya y fabricó pruebas falsas para convencer a los demás de que la historia era real. Hizo la página web de Jukt Micronics, dio de alta teléfonos como si fueran los de los protagonistas del reportaje e incluso convenció a su hermano para que se hiciera pasar por una de la fuentes. Nada le sirvió, acabó confesando que se lo había inventado todo y se descubrió que había mentido en 27 de los 41 artículos que escribió durante esos años. Fue despedido y su caso se llevó en 2003 al cine con la película Shattered Glass.