Escapadas (de la redacción) para olvidarse de los primeros días de frío

Pues el mío está muy claro, a la maravillosa isla de Gran Canaria, un continente en miniatura. Puedes ir a todo tipo de playas… De arenas de diferente color, de rocas, piscinas naturales… Sin olvidar nuestro interior, rico en variedad vegetal y especies autóctonas.Tampoco hay que perderse un paseo por el barrio de Vegueta de estilo colonial, ni los pueblos como Agüimes, Galdar y Arucas sin desmerecer el resto.Para comer unas buenas papitas arrugadas, gofio y pescado fresco en mi querida Playa de Las Canteras.

Es uno de mis rincones favoritos del mundo, así que si tuviera que escaparme, sin duda me iría a Roma. Para perderme por la Via del Governo Vecchio, comer pizza en Da Baffetto, buscar prendas vintage en el barrio de Monti, tomarme una copa del Bar del Fico y pasear sin fin por cualquier calle de la ciudad. Aunque la mejor es la Via Giulia. Dicen que es la más bella de Roma.

No hay nada como perderse un sábado por Trastévere, asombrarse por la plaza de San Pedro y contar la cantidad de turistas que tiran una moneda en la Fontana di Trevi. La capital italiana es el lugar ideal para desconectar y sentirse Audrey Hepburn en Vacaciones en Roma. Una Vespa, un Aperol Spritz y una canción de Jovanotti a todo trapo. No hay mejor plan para un fin de semana (y olvidarse que el invierno está cerca).

Si el anticiclón no va a la montaña, la montaña tendrá que ir al anticiclón. Así que la mejor escapada que se me ocurre para olvidarse del plomizo otoño madrileño es cualquiera de las afortunadas (y volcánicas) Azores. Aunque solo sea para probar el fantástico cocido de las Furnas en la isla de São Miguel y darse un baño en sus aguas férreas y calientes. Vamos, que aunque allí también bajen las temperaturas, el baño se mantiene estable todo el año.

Este otoño aprovecharía para visitar todas esas capitales de provincia que siguen pasando desapercibidas, como nos contaba hace unos días nuestro colaborador Sergio Cabrera en este artículo. Por ejemplo, Cuenca. Hace ya un par de años me apetecía escapar de Madrid y me animé a visitarla con mi pareja. Es un destino perfecto si vas desde Madrid dada la cercanía (menos de dos horas en coche). Fue un fin de semana completísimo: turismo gastronómico con la visita a las bodegas Pago Calzadilla, un poco de arte abstracto en la Fundación Juan March (situada en las famosas Casas Colgadas) y también una dosis de naturaleza en la Ciudad Encantada.

A mí me encanta irme al Monasterio de San Francisco, en Palma Del Río, Córdoba, donde me crié y que parte de él... Hoy es hotel. para desconectar, dormir entre muros centenarios,y estar con un fino al sol de otoño andaluz entre naranjos y palmeras...

Me iría a Cáceres. La ciudad es preciosa y en esta época no hay casi turistas. Para quien se quiera dar un capricho está el hotel Atrio y su restaurante con dos estrellas Michelín. Además de visitar sus muchos monumentos, se pueden realizar excursiones a los pueblos cercanos como Trujillo, Plasencia o Hervás.

Berlín: es la ciudad más alternativa y especial que conozco. Considero que siempre es una buena época para viajar hasta allí y aprovechar lo que te puede ofrecer según la época del año en la que la visitemos. Berlín es totalmente diferente al resto de ciudades que se pueden encontrar en Alemania, pues es alternativa, vibrante, joven y con una amplia oferta cultural. Se trata de una lugar que ha conseguido avanzar hasta convertirse en una ciudad moderna pero que no olvida los errores del pasado y ha aprendido a vivir con ellos. Numerosos recuerdos del fascismo hacen que sea imposible no echar la vista atrás para rememorar una de las épocas más oscuras de nuestra historia, pero los alemanes rememoran con elegancia y con la intención de que los hechos no caigan en el olvido. Un momento: dar un paseo por el muro de Berlín en el East Side Gallery y hacerse una foto con el famoso mural del beso entre Breznev y Honecke.

Una comida: el mejor kebab de Berlín en el Mustafa's Gemuese Kebab en Kreuzberg merece un stop en el camino para degustarlo. Un consejo: realizar el free tour que se organiza todos los días para entender un poco más la historia de la ciudad y que sale desde la Puerta de Branderbugo. Un barrio: Prenzlauer Berg, uno de los barrios de moda de la ciudad con una gran oferta de bares y restaurantes donde cenar o pasar la tarde. Un mercado: el mercadillo que se celebra los domingos en Mauerpark con karaoke incluido. Una excursión: visitar el campo de concentración de Sachsenhausen, ubicado a 35 km de Berlín.

Berlín no defrauda a nadie y uno siempre se queda con ganas de más, habría que vivir en la ciudad o pasar largas temporadas para descubrirla en su totalidad y aún así seguro que nos perderíamos algo porque siempre está en continuo cambio y movimiento. Escapada 100% recomendable.