Un muerto, un asesino, y la supremacía femenina como ardid para leña al fuego. Ni en los mejores sueños de Pedro Almodóvar se habría urdido un milagro como el de Big Little Lies. La serie de HBO, orquestada por el director canadiense Jean-Marc Vallée, ofrece en siete capítulos el mejor resumen de lo que un formato ficticio debe formar en la pequeña pantalla: una historia que arranca en un flashforward a un final sugerido, un escenario de ensueño en el Monterrey californiano y una interpretación coral femenina que, sin lugar a dudas, ha dado lugar al mejor cóctel que la televisión ha ofrecido en lo que va de 2017. Y es que, a pesar de que la trama de esta ficción entre el suspense y el drama sugiriera en sus primeras críticas una controvertida fórmula de los desquicies con ecos a las mujeres desesperadas de Whisteria Lane con tintes más adultos, Big Little Lies se ha acabado dibujando como mucho más. La extraña carambola de culpabilidades con el personaje de Celeste Wright como eje central ha conseguido que quien la encarna, una impagable Nicole Kidman, huela las mieles del Emmy antes incluso de que arranquen las quinielas.

¿Cuál ha sido exactamente el secreto de que su quinto capítulo (último del que se tienen cifras oficiales) remontara los 1.130.000 espectadores de su estreno hasta aumentarlos en 400.000 tras el cruento batacazo de los episodios intermedios? Podría, sin duda, residir en el papel de la mujer como elemento a reivindicar más allá del florero en el celuloide. Porque en el quinteto estrella formado por Kidman, Reese Witherspoon, Shailene Woodley, Laura Dern y Zoe Kravitz no se esconden, a fin de cuentas, mujeres sufridoras a la espera de un amor utópico y asquerosamente pegajoso. La riqueza de este sueño coral reside en la fuerza de sus caracteres, capaces de asumir una infelidad o la realidad más convulsa y cruenta a la que puede enfrentarse un matrimonio. Basada en la novela homónima de Liane Moriarty y adaptada por David E. Kelley, la factura bajo la batuta de Vallée (Dallas Buyers Club, C.R.A.Z.Y., Los locos) cobra un refinamiento que traspasa imponente la atribuida modestia de la pequeña pantalla. Hasta la banda sonora, de la apertura de Michael Kiwanuka imposible de desechar de la mente una vez enganchado a las cadencias de The Temptations o Fleetwood Mac, está a la altura estratosférica de un proyecto sobradamente agradecido por aquellos que andaban sedientos de un formato arriesgado y de calidad.

De lo que más se ha hablado sobre Big Little Lies es, en la absurda mayoría, del millonario atrezo que son las fastuosas mansiones de un supuesto Monterrey –falseado en la mayoría de ellas por fincas en Malibú y Santa Mónica– y de resto de ocasiones, de la supuesta obsesión de Witherspoon con la serie hasta el punto de haberla producirla personalmente con la ayuda de Bruna Papandrea, Per Saari, Gregg Fienberg y Nathan Ross. Incluso, las fuertes escenas sexuales entre Celeste (Kidman) y su marido, encarnado por Aleksander Skarsgard, han copado los titulares de aquellos medios cuyos cronistas ni se habían dignado a visionarla.

Ha sido precisamente la exmujer de Tom Cruise, que suma este papel a Lion (Garth Davis) como factor de su glorioso retorno a primera liga, la encargada de asegurar que los seis meses de rodaje fueron, a saber, germen de la actual amistad de sus protagonistas, obcecadas en darle forma a una segunda temporada. “Nunca me había adentrado en la vida de las personas cada semana, y ha sido una aventura fascinante. Pero para nosotras cinco, el mejor ejemplo ha sido la fortaleza creada en nuestra amistad fuera del set”, concedía al portal TVLine el día que HBO entregaba su último episodio y el mundo se preguntaba por una continuidad bastante poco probable. Aunque la novela finaliza en el mismo punto que la ficción, tanto Kidman como Witherspoon se han mostrado a favor de buscar la ramificación de las cinco historias de estas vehementes luchadoras. Y en un panorama televisivo al que poco le falta decidir su devenir por votación en redes sociales, dicho clamor no debería en ningún caso caer en saco roto.

Bonus para insaciables: en el obsequio a modo de vídeo que ha revelado HBO en Youtube, se desvela quién observa a las cinco mujeres en la playa durante el último metraje de la serie.

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