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En una industria cada vez más saturada de firmas, sobresalir entre la multitud se torna imprescindible para triunfar. Más aún en el universo de la joyería, donde las marcas centenarias tienen más que asegurado su puesto y para los recién llegados no es tan sencillo convencer al público de por qué invertir la misma cantidad que en los nombres más reconocidos de la joyería. Sin embargo, siempre hay espacio para la originalidad y la calidad.
Y si no que se lo digan a Nadine Ghosn, diseñadora de su firma de joyas de lujo homónima que ha conseguido convertirse en una de las favoritas de las expertas en moda gracias a diseños vanguardistas y llenos de referencias pop, fórmulas más propias de la bisutería que la diseñadora ha llevado a otro nivel, alcanzando los precios de cinco cifras y equilibrando la sobriedad y seriedad del lujo con diseños divertidos pero con materiales como diamantes u oro blanco que se inspiran en elementos como hamburguesas, tenedores, auriculares o cubos Lego. En sus propias palabras, la firma se define como "joyería fina divertida", actualizando la joyería de alta calidad con diseños más cercanos a la Gen Z.
El efecto de las piezas es similar al que crean firmas como Balenciaga o Vetements cuando llevan al terreno del lujo artículos como bolsas de patatas, bolsas de la compra o uniformes de trabajo, demostrando que la inspiración puede encontrarse en cualquier lugar. Nadine hace lo mismo con sus joyas. De hecho, las más famosas de la firma tienen que ver precisamente con artículos tan normales como un tenedor, que se enreda alrededor del brazo a modo de brazalete e, incluso, tiene spaguetti (de oro de 18 quilates, claro), anillos con piezas de lego, collares y pulseras de clips, un anillo que cuenta con 5 zanahorias llenas de quilates (que juega con la pronunciación en inglés de carrot y carat), o unos auriculares que se convierten en un collar repleto de diamantes blancos y negros que asciende hasta rozar los 30.000 euros.
Con menos de 30 años de edad, Nadine, de origen franco-libanés, se formó en la Universidad de Stanford, también se graduó del Instituto Gemológico de América de Nueva York para después trabajar en Hermès, donde se confirmó su pasión por la joyería y decidió lanzarse con su propia firma. Respecto al proceso de creación, todas las piezas están hechas a mano por artesanos libaneses en su misión por contar con un trabajo ético y de primera calidad.
Nadine Ghosn Brazalete con forma de lápiz
Entre los grandes adeptos de la firma se encuentran personalidades como el chef Cedric Grolet, con quien realizaron una colaboración dando forma a varios colgantes con forma del famoso croissant del chef en versión de oro de 18 quilates, que se escondieron a modo de sorpresa de roscón de Reyes en los postres más virales de París.
