Cómo hacer feliz a un expatriado español si le visitas unos días en el extranjero
El toque justo de nostalgia y un agasajo gastronómico son las claves para que nuestro anfitrión llore de felicidad, y no solo por tenernos cerca.
Quien más, quien menos, todos hemos experimentado la tristeza de tener que despedir a buenos amigos en los últimos años. Piezas clave en nuestras vidas que se marcharon al extranjero en busca de 'pastos más verdes' y oportunidades laborales que, desgraciadamente, no encontraban en nuestra ciudad, ni siquiera en España. Las promesas de ir a visitarles durante nuestras vacaciones, o durante alguno de los puentes del calendario laboral, se añadían a abrazos, deseos de fortuna y lágrimas.
Y son precisamente estas escapadas las que permiten, en muchas ocasiones, conocer lugares que, si no fuera por la excusa de visitarles, jamás pisaríamos. Si es posible, nos alojaremos con ellos, con el ahorro que supone en hoteles e incluso en transporte, pero no hace falta convertirse en huéspedes para agasajar a nuestros amigos expatriados con lo que más añoran. De hecho, no hace falta romperse mucho la cabeza: lo más mundano es el mayor de los tesoros (y si se come, puntúa doble).
En tu próxima visita a nuestros amigos que viven fuera, que no te falte alguno de estos regalos de agradecimiento...
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