Resorts para los que odian los resorts
Porque no todos los grandes hoteles a un paso del mar tienen por qué seguir el mismo ritmo estandarizado de las grandes cadenas. Estos, están hechos para ti.
La escena es conocida. Una serie de piscinas, agrupadas y con varias barras a un paso, sirviendo todo tipo de cócteles, cerveza, refrescos... desde incluso antes del mediodía. Decenas de parejas, familias y grupos de amigos que se divierten y tuestan al sol, luciendo una llamativa pulsera de algún color fluorescente; mirando mal a los que se hicieron con las tumbonas a las 8 de la mañana y no han vuelto a aparecer hasta muchas horas después.
Elevándose al cielo, un edificio de al menos media docena de plantas, con muchos balcones alineados de cara al océano, el mismo que puede que ni se pise durante la semana de vacaciones, al contar con diversión asegurada dentro del hotel.
Sí, estamos en un resort. Y da igual que sea en el Caribe, en Bali o en Canarias. Poco importa tampoco que la hotelera sea española, americana o australiana: la estandarización de este tipo de centros de vacaciones no conoce nacionalidades. Una estampa que es sinónimo de relajación, desconexión y diversión para algunos... y, al mismo tiempo, de pesadilla y horror para los que prefieren invertir sus vacaciones en otro tipo de lugares.
Afortunadamente para este segundo grupo, no todos los resorts están cortados por el mismo patrón ni ofrecen los servicios sin tener en cuenta el destino o la cada vez más demandada personalización que buscan los viajeros. Algunos incluso dan mucho margen a la sorpresa, al salirse completamente del guión establecido. Son los resort para los que odian los resorts.
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