Las mejores terrazas de invierno

Pipa & Co. (Paseo de la Habana, 105) ofrece en su terraza, abierta de la mañana a la noche, desde cócteles, a desayunos –incluido el brunch–, cenas y comidas. El interior te piropea con la frase 'Some people look for a beautiful place, others make a place beautiful', pero lo que realmente te hará sentir bien es su acogedora y frondosa terraza de aires neoyorquinos. El lugar perfecto para tomar algo si te encuentras en este lado de la Castellana.

Saporem (Ventura de la Vega, 5) esconde uno de los mejores secretos del Barrio de las Letras. Su patio trasero decorado con plantas y mobiliario industrial, es un oasis urbano perfecto para disfrutar de una pizza –como la Saporem de cánonigos, calabaza, champiñón y trufa, o la Donnatello de cebolla, manzana y bacon–, sus exóticos rollitos de pollo y mango o un tataki de atún, fresas y pepino. ¿Para beber? Su deliciosa sangría de cava y fresas... Y como banda sonora: jazz y bossa nova... En directo.

El Colegio de Arquitectos de Madrid esconde en su peculiar patio en mitad de Fuencarral el restaurante Bosco de Lobos (Hortaleza, 63). Es el último proyecto en Madrid de En compañía de lobos, liderado por Tomás Tarruella –socio y cofundador del Grupo Tragaluz–. En Barcelona sus restaurantes son un referente, y tras su desembarco en la capital, continúan ganando adeptos madrileños. Su cocina de mercado italiana –pappardelle al nero di sepia, pizza de porchetta miel y mostaza...– se sirve en este espacio de grandes ventanales con mesas de mármol blancas. La naturaleza exterior del jardín se funde con una gran barra de madera que reina en este local, en el que es imprescindible reservar.

Para esos días en los que te levantas temprano un domingo de invierno y quieres disfrutar de un brunch en una terraza –que aunque parezca extraño, puede ocurrir–, nada como un paseo por Malasaña para llegar a La Tita Rivera (Pérez Galdós, 4). Su patio lleno de chimeneas nos permiten disfrutar de un bagel de salmón con un café o una de sus cestitas de repostería recién hecha con un zumo. Y si Lorenzo hace una tregua, es también una buena opción para disfrutar de una cerveza tardía o un gin tonic.