Nos hemos convertido en auténticos artistas del ligue. Controlamos los tiempos de Tinder a la perfección, como la herramienta básica para acercarnos a ese chute de dopamina y adrenalina, que si por nosotros fuera llevaríamos inyectado en vena 24/7, hasta que la sociedad le ha puesto la etiqueta de "enamoramiento", que entonces la sensación hormonal desaparece, la etiqueta empieza a picar y esa marca en la puerta que hacían los Looney Tunes es una minucia en comparación con nuestra reacción. Porque nos guste o no, hay que reconocerlo, y es que la sociedad de tiempos de Tinder es un poquito (bastante) alérgica a sentir algo por alguien, lo que puede acabar en pareja y, en definitiva, lo que significa al compromiso.

Además, la pandemia del coronavirus flaco favor ha hecho en este sentido. Solo hay que ver la cantidad de parejas que han tomado la decisión de separarse incluso en pleno confinamiento, sin contar ya los que han decidido ir cada uno por su lado al salir de él. Una gran consecuencia de la pandemia: la ruptura. Tanto, que lo hemos hasta normalizado y somos varias en nuestros grupos de amigas que atraviesan una crisis en este momento o están viviendo esta misma situación y sino siempre un tercero está pasando por lo mismo.

Miedo a perder la libertad

Conclusión: no nos aguantamos. Pero no por nada, no porque no seamos compatibles, vayamos creciendo en sentidos distintos o veamos que las cosas ya no son lo que eran, que también, todo puede pasar, sino porque tenemos miedo a perder nuestra preciada y recelosa libertad.

"El miedo a estar en pareja, al compromiso, o a enamorarse (también denominado filofobia) surge principalmente por desconocimiento. Confundimos el compromiso con la esclavitud, y la esclavitud es únicamente vivir bajo los mandatos del miedo. Hemos pasado del miedo a la independencia al miedo a la dependencia, y del miedo a estar solos, al miedo a vivir acompañados", señala la psicóloga Andrea García.

friends   season 1
NBC//Getty Images
Ross y Rachel, una de las parejas con más idas y venidas de la pantalla.

Y es aquí cuando se entra en un bucle que tiende a una sensación de agobio y ansiedad similar a lo que se debe sentir al estar al borde de un precipicio y no ver forma de mover un pie para salvar la situación: "Creo que, en general, el miedo en los jóvenes surge ante la idea de dar un paso importante en la relación, provocándoles tal tensión emocional que tienden a alejarse, desaparecer (el conocido ghosting) o romper la relación. Además, suelen confundir este miedo al compromiso con dudas sobre sus sentimientos hacia la otra persona, lo que hará que sientan la perspectiva del compromiso como algo aterrador e huirán", añade. Y con su consiguiente ir y volver interminable que no hace más que desgastar la relación.

Una concepción totalmente equivocada que nos hemos infundado del amor tóxico que se refleja en las series y películas y con la que hemos conseguido hacer que la realidad supere la ficción. Porque en ningún momento comprometerse con alguien implica anularse a uno mismo. Así que, ¿qué nos pasa?

¿Qué nos pasa?

"No pienso, sin embargo, que todos los jóvenes sientan este pavor a comprometerse o construir una relación sana; pero creo que la tecnología ha desarrollado niños con peor autoestima, personas incapaces de valorarse si no es en comparación a otras, a sus likes, a su ropa de marca o a sus viajes. Creo que desde la educación paterna se está descuidando un poco la tolerancia al aburrimiento y los niños comienzan muy pronto a desenvolverse con Internet y a exigir disponer de redes sociales de manera temprana; lo que les lleva inevitablemente a la comparación y a adquirir conductas imprudentes en torno a su imagen", es decir, que lo queremos todo, lo queremos ya y eso nos juega malas pasadas.

"La baja autoestima es uno de los factores claves para explicar el miedo al compromiso. Como cualquier otro temor, el miedo a estar en pareja es adaptativo, surge para no ponernos en riesgo, adoptando conductas que no muestren nuestras vulnerabilidades o defectos para evitar el rechazo; o desde otra perspectiva, adoptando conductas de pasotismo para evitar mostrar interés y que de ese modo no se dé la oportunidad de indagar más a fondo en la personalidad, para tratar de ocultar inseguridades", comenta la experta.

miedo al compromiso
HBO
Fotograma de ’Girls’.

A esto hay que sumar también, como señala Andrea, nuestro estilo de apego. Es decir, "nuestro estilo afectivo es la forma que tenemos de crear un vínculo con el otro, de dar y recibir; y en definitiva de construir relaciones. Solamente el denominado apego seguro permite establecer relaciones sanas, en las que está presente la libertad, la confianza, la intimidad y el espacio personal. La persona con este estilo afectivo es capaz de experimentar los conflictos de pareja sin alejarse y de vivir la distancia sin ansiedad, por lo que no presenta un miedo a comprometerse", explica.

Lo quiero todo y lo quiero ya

Pero tampoco es necesario rebuscar mucho más en nuestra infancia para entender el problema. No hay que irse muy lejos, con mirar nuestro día a día es suficiente:

"Disponemos de cantidad de opciones diferentes con solo deslizar un dedo o clicar un botón, por lo que nos hemos convertido, y hablo sobre todo de mi generación, los millennial, en personas acostumbradas a la inmediatez y a la superficialidad, por lo que se vuelve coherente que forjemos nuestras relaciones en torno a estos conceptos. Al final, en una red social sólo muestras lo que quieres que los demás vean de ti (tus platos saludables, tus mejores vestidos, tu increíble y numeroso grupo de amigos)", comenta García. Y he aquí el nuevo fenómeno de perfiles falsos en Tinder, fotos que no representan la realidad y sorpresas después cara a cara que llevan a la decepción y a una llamada de teléfono a una amiga o amigo para que te salve de esa cita en la que no quieres ni esperar lo que dura una caña.

"No se enseña el lado personal e íntimo en el que se encuentran nuestras emociones, nuestras heridas e inseguridades, nuestros miedos o nuestros sueños; aspectos fundamentales que deberíamos tener en cuenta a la hora de formar una pareja. Por tanto, creo que tanto la manera de conocernos, como la forma en que consolidamos nuestras relaciones ha cambiado", comenta García.

miedo al compromiso
Imdb
Fotograma de la película ’Con derecho a roce’.

Nos hemos acostumbrado a lo fácil, a lo rápido, a lo cómodo y al todo hecho y no nos ha podido venir mejor que la vida vaya más despacio, es decir, "cada vez tardamos más en dar el paso de tener hijos porque generalmente, aun con estudios superiores, encontrar un trabajo 'estable' se convierte en una ardua tarea a la que muchos jóvenes se enfrentan. Lo mismo sucede con abandonar el hogar de los padres. Si no dispongo de un trabajo que me dé la capacidad de desenvolverme económicamente, no me voy de casa. Si no me voy de casa no puedo vivir con mi pareja y adquirir un compromiso más formal. Si no vivimos juntos, mucho menos vamos a plantearnos formar una familia", cuenta la psicóloga.

miedo al compromiso
Imdb
Fotograma de ’Sexo en Nueva York’.

Hemos hecho de la nuestra, una generación a base de citas a ciegas sin medida y relaciones exprés, que hace del amor una bolsa de pipas, una Big Mac o un capítulo de un reality, un pasatiempo mejor que un sudoku. No se valora. "Hay mayor temor al compromiso que antes, porque principalmente se presentan ante nosotros un número mayor de opciones sentimentales que hace que mantenerse fiel y estable en una relación genere una sensación de 'ya nunca más podré…'", establece Andrea García.

Nos respaldamos en ser una generación más abierta, que no debe ponerse barreras de ningún tipo, y ahí no entra establecerse en una relación. De hecho todo vale, no hay reglas y cualquier propuesta, especialmente sexual se normaliza, y es que este parece el primer paso (sino el único) para algo más. Pero todo se reduce a que "sentimos que al comprometernos se cierran puertas a nuevas posibilidades y que con ello se empobrece nuestra vida", sentencia García. No queremos perdernos nada porque nos han hecho creer que podemos tenerlo todo.