Puede que si comenzamos hablando Pole Dance, a la mayoría de los lectores estas dos palabras les sean totalmente desconocidas. Probablemente sabrán que hablamos de algún tipo de baile, pero difícilmente localizarán el concepto en una disciplina concreta. Sin embargo, si decimos baile en barra, no habrá nadie que quede fuera de contexto. O sí… Porque este arte, relacionado durante décadas con los bares o clubs de estriptis, y vinculados a la cosificación femenina con un alto grado de connotación sexual, lucha precisamente por salir de ese ámbito y ser reconocido como un deporte, una disciplina artística como lo son ya los diferentes tipos de gimnasia rítmica y artística. Eso es concretamente el Pole Dance, aunque hay mucho más detrás de este nombre que se ha convertido en la nueva promesa deportiva de los últimos años. Para indagar en los entresijos del Pole Dance, sus diferentes disciplinas, el resurgimiento en nuestro país y el resto de Europa, y sus aspiraciones en el mundo deportivo, hablamos con la presidenta de la Asociación Nacional de Pole Fitness Sport y Disciplinas Afines, Loly Bustos, que nos resuelve todas las dudas que rodean a este deporte.

¿Qué es el Pole Dance?

El Pole Dance tiene sus orígenes en los años 80, cuando comenzó a practicarse en los clubs de estriptis, pero la evolución que ha sufrido en la actualidad ha hecho que, más que un deporte que cosifica a la mujer, se haya convertido en una máquina de empoderamiento, como ha ocurrido con otras prácticas que han ayudado a dar visibilidad y presencia a la mujer en el ámbito deportivo.

En primer lugar, Loly Bustos hace referencia a tres ramas diferentes dentro del Pole Dance. La primera de ellas, sería el Exotic Pole, más similar al concepto popular que evoca a los clubs de estriptis, “aunque con el tiempo ha ido evolucionando y ganando carácter deportivo, a la vez que se deshacía de esa connotación sexual. Esta modalidad es la que más trabaja la sensualidad de la mujer (aunque cabe destacar que cada vez más hombres se animan con ello)”. Por otro lado, estaría el Pole Sport, “entendido como una categoría más estricta y reglada, donde se trabajan la condición física y artística”, nos explica la presidenta de la Asociación Nacional de esta práctica. Finalmente, Loly Bustos hace especial hincapié en el Pole Fitness, “mezcla los dos anteriores, con el único fin de disfrutar de la actividad por sus beneficios tanto físicos como psicológicos. Es el más practicado a día de hoy por la gente”.

Cómo, quién y por qué practicarlo

Loly Bustos nos cuenta el gran auge que ha tenido el Pole Dance en nuestro país en los últimos cinco años. “Hasta hace unos años, era un tabú, la gente lo practicaba como algo que esconder al resto de la sociedad por miedo a ser catalogados como estripers, como algo denigrante por el que no entendía el baile como algo estético o deportivo fuera de su componente sexual, y ha sido muy difícil llegar hasta el público como el deporte que se conoce a día de hoy”. Sin embargo, a día de hoy y cada vez más, es entendida como una práctica deportiva y artística que cala muy bien en la sociedad, y que es apta para hombres y mujeres de cualquier edad y a todos los niveles, sin necesidad de tener una condición física concreta previa.

Como cualquier actividad física, el Pole Dance presenta importantes beneficios a nivel físico; “ayuda al sistema cardiovascular a funcionar mejor y, según se trabaje, el Pole Dance puede ser una actividad enfocada a la pérdida de peso y/o al aumento de masa muscular”, nos explica la experta en materia, que incide en la atracción especial (y cada vez mayor) de la sociedad a este deporte debido a ese componente artístico del que carecen muchos deportes. De hecho, Bustos nos cuenta que, aunque la mayoría del público son mujeres de entre 18 y 40 años, cada vez es más común encontrar hombres, niños y niñas, o gente mayor de 40 y 50 años; “es un deporte en el que hay cabida para todos, incluso en categorías de competición”, añade.

De la cosificación al empoderamiento femenino

Los orígenes de este deporte provocaron que, durante varias épocas, el concepto de Pole Dance fuese relacionado con los clubs de estriptis y, por tanto, la proyección del cuerpo femenino para el disfrute de los hombres. Sin embargo, en los últimos años, sus adeptos (que cada vez son más) han luchado por el reconocimiento de esta práctica como un deporte que, no solo no cosifica a la mujer, sino que puede convertirse en arma de empoderamiento femenino.

Porque aparte de la subida de autoestima que puede provocar cualquier práctica deportiva, al alcanzar una serie de objetivos y ver cómo tu físico mejora gracias al ejercicio y la constancia, el Pole Dance cuenta con un plus que no tienen otros deportes. “Enfrentar tu cuerpo a un espejo no es fácil, hay muy poca gente en el mundo que se vea a sí misma perfecta sin ropa. Y personas con verdaderos trastornos psicológicos por baja autoestima han encontrado en este deporte una herramienta con la que enfrentarse a su propia imagen. El objetivo no es juzgar tu cuerpo, sino encontrar el verdadero placer de liberarte”, nos explica Loly Bustos, que nos revela, además, el verdadero sentido de este deporte. “Todos llegamos a la primera clase con mucha ropa y avergonzados de nuestras curvas. Poco a poco te vas dando cuenta de que no hay nada que esconder, que cada uno es perfecto con su cuerpo y que lo verdaderamente importante es querernos más y ser felices con cada logro, por pequeño que sea. Y esa filosofía es la que intentamos promulgar en nuestras clases”.

Lo que quieren conseguir es, simplemente, que el Pole Dance sea visto como una práctica deportiva como ya son el ballet, la danza del vientre, la gimnasia rítmica o cualquier otra actividad que implique cierta connotación artística. “A día de hoy, somos unos cuantos organismos en todo el mundo luchando por la profesionalización también de los profesores que lo imparten, y que antes eran bailarines sin conocimientos técnicos deportivos. La Asociación Nacional de Pole Fitness Sport y Disciplinas Afines es, a día de hoy, la entidad peninsular más involucrada en la formación integral de instructores como profesionales del deporte, trabajo en el ponemos gran esfuerzo con el fin de hacer respetar más el deporte como tal, que como simple baile con connotaciones sexuales”, culmina la presidenta de la asociación.