Sandra Delaporte y Sergio Salvi, componentes del dúo de música electrónica Delaporte, ya soñaban con dedicarse a la música cuando eran pequeños. En unas habitaciones salpicadas por pósteres de referentes tan dispares como Iron Maiden y Nirvana, en el caso de Sergio, y Queen, Green Day o Charlie Parker, en el de Sandra; la madrileña y el napolitano imaginaban que serían completamente felices cuando lograran agotar las entradas para sus conciertos. Ahora que este dúo responsable de un techno cantable ha cumplido aquella aspiración adolescente, se han dado cuenta de que "no se trata de conseguir un sueño, se trata de hacer un camino y disfrutarlo", tal y como afirma Sergio a Harper's Bazaar.
Su andadura comenzó en 2017 y ha ido evolucionando desde un pop electrónico a un techno que se canta y, sobre todo, se baila hasta hacer estallar el suelo. Aquí y ahora, su último trabajo, es la mejor prueba de un sonido que es una auténtica excepción en la industria española y una radiografía del momento vital que atraviesan. Uno en el que se han dado cuenta de que "para dedicarte a la música tienes que estar muy fuerte a nivel psicológico", en palabras de Sandra. La joven de 29 años sabe bien de lo que habla: después de tocar fondo y viajar a Kirguistán parar curarse, decidió cambiar Madrid por un pueblo del Pirineo Aragonés de menos de 400 habitantes. Allí vive en mitad de las montañas y carga a tope sus energías antes de irse de gira o de viajar a Madrid o Berlín para "explotar" en una rave. "Necesito llenar y vaciar. No podría estar todo el rato a tope, ni tampoco siempre en la cueva. Con 15 años pensaba que cuando consiguiera dedicarme a la música sería completamente feliz, pero al alcanzar según qué cosas te das cuenta de que nunca es suficiente y de que la salud mental es lo primero", reflexiona.
Para el dúo, "el nivel de salud mental que hay entre los artistas es bastante desastroso". Los viajes, la exposición mediática, la presión o el número de escuchas son algunos de los motivos por los que han decidido dejar a un lado las expectativas y olvidarse de las comparaciones. "Lo primero que hay que hacer es anular el relato del crecimiento continuo y aprender a ser humilde y agradecer constantemente lo que tienes", asegura Sergio. "El Aquí y ahora viene a ser eso. El único momento en el que puedes hacer lo máximo posible es el presente y solo lo puedes disfrutarlo siendo tú porque si te centras en el resultado, el proceso se convierte en un suplicio. Si trabajas pensando solo en lo que vas a cobrar a fin de mes, tu trabajo se convierte en tu peor pesadilla porque solo piensas en una meta que parece no llegar nunca", opina Sandra. Ella incluso se planteó dejar la música, pero ha logrado dedicarse a lo que le apasiona "de una manera respetuosa y sana" quitándose todas las expectativas, las comparaciones o las aspiraciones. "Mi objetivo no es ser famosa. No he venido al mundo a que me vean, he venido a compartir".
Así, y a pesar de que la joven reconoce que "ganar un Grammy estaría guapo", el dúo Delaporte prefiere no pensar en el futuro ni ponerse metas. Su objetivo es vivir su música en comunidad con un público "en el que siempre encontramos mucho amor y no hay malas caras". El dúo quiere derribar los mitos que rodean a la escena club y las raves como el consumo de ciertas sustancias reivindicándolos como espacios de unión, de aceptar en tu grupo a ese que está a tu lado bailando solo. "Lo importante es trascender y bailar. Se suele hablar de drogas, pero hay más en otros ámbitos", asegura Sandra. "En el parlamento, por ejemplo", añade irónico Sergio. Una reivindicación que se hace explícita en temas como El techno cura. "La música en general tiene el poder de alejarte de los pensamientos tóxicos y de conectarte con la vida, y el techno, en concreto, te permite entrar en un estaco de trance en el que puedes conectar con una parte muy profunda de ti", defienden. ¿La mejor prueba? En sus conciertos cada vez hay menos móviles grabando.
